Como el director británico Alfred Hitchcock (La soga), **M. Night Shyamalan tiene la costumbre de aparecer en sus propios filmes. Pero, mientras al maestro de la intriga sólo se le suele ver en pantalla unos segundos, el cineasta indoestadounidense se reserva pequeños personajes. Y uno podría pensar que en cada película encarna a uno distinto pero, después de ver Glass (2019), que ha cerrado su trilogía iniciada con El protegido (2000) y que siguió inesperadamente con Split (2016), comprendemos que esta idea ha quedado destruida: por lo que contemplamos en la tercera parte, Shyamalan interpreta al mismo sujeto en los tres filmes.
A mitad de El protegido, David Dunn (Bruce Willis) le identifica con sus poderes intuitivos para el mal como alguien que trapichea con droga en el estadio de béisbol donde es guardia de seguridad, pero no puede cazarle con las manos en la masa. En Split, la doctora Karen Fletcher (Betty Buckley) recurre a Jai, el conserje del edificio en el que habita y recibe a los pacientes** de su consulta psiquiátrica, para ver los vídeos de las cámaras de seguridad y saber si Kevin Wendell Crumb (James McAvoy) le ha visitado con la identidad de Barry o de Dennis… y aleccionar debidamente al tipo de paso contra la franquicia de comida basura Hooters.
Y en el primer tramo de Glass, David Dunn llega a su negocio de equipos de seguridad y su hijo Joseph (Spencer Treat Clark) está atendiendo a un individuo, el cual dice que una vecina de su inmueble ha muerto y, después de que los Dunn hablen con sobreentendidos de que David pretende salir a buscar a la Horda y justo antes de irse, el tipo le reconoce del estadio de béisbol y habla sobre su época de trapicheos allí: es el mismo personaje al que David cacheó en El protegido y, como la vecina muerta no puede ser otra que la doctora Fletcher, se trata de Jai, una única encarnación de M. Night Shyamalan para las tres películas sobre superhéroes que se ha marcado.