Las narraciones fílmicas de trama evidente, en las que todas las posibilidades se reducen a lo que se ve con claridad, sin recovecos oscuros y angostos donde los guionistas pueden esconder explicaciones asombrosas que dejan al espectador impactado y lo maravillan a la vez, no dan mucho juego. No resultan imprescindibles los malabarismos narrativos para que una película nos deslumbre, en cualquier caso, porque la complejidad de la experiencia cinematográfica es mayor que una obligación pueril de sorprender siempre; y a pesar de ello, qué agradable se nos antoja cuando la propuesta lo permite sin forzar los goznes del género o la verosimilitud, como ocurre con la obra de **M. Night Shyamalan y, en concreto, con su trilogía compuesta por *El protegido (2000), Split (2016) y la reciente Glass (2019)*.

En la primera, el director indoestadounidense nos ofreció un enfoque más realista y satisfactorio sobre la naturaleza de los superhéroes de los cómics, según las teorías de Elijah Price (Samuel L. Jackson): “Las historietas son un tipo de historia que alguien vivió o sintió en alguna parte”, le dice a David Dunn (Bruce Willis). “Y esa historia fue mordisqueada por la maquinaria comercial y se transformó en popular y emocionante y se caricaturizó para venderse”. Y, tras referirse a su enfermedad, por la que sus huesos son quebradizos, continúa así: “Si hay alguien como yo en el mundo, y estoy en un extremo del espectro, ¿no podría haber alguien más, opuesto a mí, en el otro extremo? ¿Alguien que no se enferma, que no se lesiona como los demás?”. Y remata: “El tipo de persona que describen estas historias”.

glass shyamalan explicacion
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**Si El protegido lanza esta proposición y la demuestra en la figura del superheroico Dunn con el superdotado Price como su archienemigo, *Split* profundiza en las razones por las que alguien similar a ellos podría convertirse en sobrehumano, y la revelación se la debemos a la doctora Karen Fletcher (Betty Buckley), centrada en la situación de sus pacientes con personalidad múltiple, como Kevin Wendell Crumb (James McAvoy): “Las diferencias entre las identidades pueden ser enormes”, declara a un auditorio por Skype. “Las identidades varían en inteligencia, varían en fuerza física”. Y concluye: “¿Será que estos individuos, a través de su sufrimiento, han liberado todo el potencial del cerebro? ¿Es este el último umbral que conduce a todo lo que llamamos desconocido? ¿Será este el origen de lo sobrenatural?”

David Dunn sufría acoso en el colegio; Elijah Price ha tenido decenas de fracturas óseas por la osteogénesis imperfecta que padece, con largas temporadas en el hospital durante su niñez y limitaciones invencibles en lo cotidiano; y Crumb convivía con Penelope (Rosemary Howard), su madre maltratadora: ese es el sufrimiento que les tranformó en superhumanos según la doctora Fletcher**. Y, para Crumb, los abusos físicos y psicológicos se agravarían después de que su padre se marchara en tren y no volviese nunca; y ha sido en Glass donde se ha confirmado una importante teoría al respecto: Clarence Crumb (Bryan McElroy) no les abandonó, sino que el convoy en el que iba a buscar ayuda psiquiátrica para Kevin es el que descarriló al comienzo de El protegido, con Dunn como el único superviviente sin un solo rasguño.

*Fue por la inesperada aparición de Dunn en la escena de cierre en Split* que se pudo plantear tanto esta idea sobre el padre de Crumb como que, sí, las circunstancias por las que el vástago es como es, la Horda, y el origen de los poderes de Dunn son las mismas, y que ambos personajes y Price se encuentran unidos en esta catástrofe ferroviaria, definitoria para los tres y de la que Mr. Glass es responsable. Y, en el filme con el que acaba esta trilogía, conocemos que el superpoder de Elijah Price es su gran inteligencia, y que la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) forma parte de una organización milenaria que se dedica a esconder o eliminar a sujetos amenazantes como Dunn, Price y Crumb**, si no convenciéndoles por humanidad de que no son extraordinarios con manipulaciones, poniendo fin a sus vidas si se resisten.

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Pero debemos tener muy claro que no es casual en absoluto el nombre de la película, pues el meollo de la trama es el empeño de Price en demostrar su teoría sobre la existencia de los superhéroes y los supervillanos y su lugar especial en el mundo, tal como sabemos desde El protegido. Con esta monomanía inflexible usa el enfrentamiento de Dunn y Crumb como prueba, y con su triunfo inapelable contra la organización secreta de la doctora Staple al mostrárselo a la gente gracias a la viralidad de Internet y la colaboración de Joseph Dunn (Spencer Treat Clark), Casey Cooke (Anya Taylor-Joy) y la señora Price (Charlayne Woodard) —triunfo de su intelecto genial que es también el de la difunta doctora Fletcher—, se completa el círculo perfecto que ha trazado M. Night Shyamalan con suma coherencia en esta impactante trilogía fílmica.