No cabe la menor duda de que Mi vecino Totoro es una película entrañable y bonita, tanto por su peculiar historia como por su preciosa animación. Hayao Miyasaki, el creador y director de la cinta, además cofundador del Studio Ghibli, publicó recientemente el libro Totoro no Umareta Tokoro (El lugar donde nació Totoro), en donde habla de forma extensa sobre este personaje que ha conquistado el corazón de millones en todo el mundo.
A la luz de los veinte años que han pasado desde que Mi vecino Totoro fue estrenada en el cine, los recuerdos del mítico director son muy valiosos. Sobre todo porque hace referencia de una época en el que él como creador y su equipo del Studio Ghibli tenían una especie de inocencia, en donde el arte y la belleza estaban muy por encima de otros objetivos, aunque menos artísticos, importantísimos para cualquier empresa: viabilidad, comercialización, distribución, etc. Miyazaki lo resume como una época en donde "no pensaban demasiado las cosas" y qué mejor pues, según él mismo, de haberlo hecho el resultado habría sido muy distinto.
Las primeras ideas sobre Totoro
Debemos recordar que Mi vecino Totoro se convirtió en la tercera película del estudio de animación, sólo precedida por El castillo en el cielo (1986), dirigida también por Miyazaqui, y La tumba de las luciérnagas (1988) de su amigo y confundador, el desaparecido, Isao Takahata.
En el libro conmemorativo de los 20 años de esta cinta, Miyazaki cuenta cómo fue que nació y se desarrolló este título hasta convertirse en una de las películas de animación más queridas y admiradas de todos los tiempos. Uno de los detalles más entrañables es que la primera idea clara que tuvo de la historia; se trata de una de las escenas más icónicas de la película, y probablemente del mundo de la animación: cuando Mei está esperando el autobús bajo la lluvia. Entonces fue que Miyazaki pensó por primera vez en la criatura que estaría junto a ella esperando.
Seguramente la imagen de Totoro se fue puliendo con el tiempo hasta convertirse en el personaje bonachón que conocemos. Debemos tener en cuenta que el título de la película fue, hasta bien avanzado el proyecto, Tonari ni iru Obake, es decir, "El fantasma junto a mi". Miyazaki comenta que los primeros personajes que concibió fueron Totoro y el Gato Bus, ese misterioso ser que se especializa en buscar a personas queridas.
Un pueblo, un hospital y un bosque inolvidables
Aunque Mi vecino Totoro no menciona la ciudad, pueblo o prefectura japonesa en donde se desarrolla la historia de Satsuki, Mei y los espíritus del bosque, en especial del llamado Gran Totoro (Dai-Totoro), Miyazaki comenta que se inspiró en una ciudad real: Tokorozawa, en la prefectura de Saitama; en donde, por cierto, se ubica el llamado "Bosque de Totoro". El director y su esposa vivieron ahí en la década de los sesenta, justo después de contraer matrimonio.
Otro detalle importante de la cinta es la época en la que se desarrolla: en la post guerra, además de darle vital importancia a la vida rural del Japón profundo. Esto, por supuesto, le da un toque único a la cinta y es que el director dice que quiso representar esa esencia que no aparecía en otras producciones.
También se menciona un desacuerdo entre el propio Miyazaki y el productor de estudio, Toshio Suzuki, pues el primero dice que la esencia de Tokorozawa, la que él recordaba cuando vivió ahí con su esposa se desvaneció al paso del tiempo y de la urbanización. Sin embargo, el segundo asegura que basta observar los alrededores de dicha ciudad y sobre todo el bosque llamado Hachikokuyama Park para darse cuenta de que el espíritu de Totoro permanece intacto.
Aquella ocasión en que Hayao Miyasaki «derrotó» a Harvey Weinstein con una espada samurai
Aunque Mi vecino Totoro no se recreó la ciudad de Tokorozawa sino que se inspiró en ella, sí que hay un lugar de la vida real que aparece en la cinta. Se trata del hospital Shin Yamanote, en donde la madre del propio Miyazaki estuvo internada durante una época. Así que, como podemos ver, se trata de una película que tiene muchos elementos del mítico animador y que, además, cuenta una historia sorprendente y emotiva. Sin duda una excusa más para volver a ver este precioso título del Studio Ghibli.