Elon Musk está en boca de todos desde hace unos días. El fundador y CEO de Tesla y SpaceX se involucró en la operación de rescate de los niños y monitores atrapados en una cueva tailandesa, aportando ideas sobre posibles modos de salvamento, enviando ingenieros de la compañía y, en general, siendo bastante activo en Twitter sobre el peliagudo asunto del que todos hablaron durante la pasada semana.
Su posicionamiento y comentarios al respecto le valieron múltiples críticas por su oportunismo, aprovechando una catástrofe como herramienta publicitaria; una de dichas voces fue la de Vern Unsworth, uno de los buceadores involucrados en la operación de rescate. Unsworth, británico residente en Tailandia, afirmó que "todo lo relacionado con el mini-submarino de Elon Musk no fue más que una maniobra publicitaria". Tras días de reconocimiento de la cueva y la organización de la misión, contactando con rescatadores reputados de todo el mundo, Unsworth declaró a la CNN que "no había manera posible de que el dispositivo hubiera funcionado en un espacio tan reducido". Muy crítico con Musk, concluyó con un "que se lo meta por donde más le duela".
En una reacción del todo inoportuna e injustificable, Musk tuiteó defendiendo que su submarino podría haberse utilizado sin problemas, retando al equipo de rescatadores a publicar pruebas gráficas de su maniobra y confirmando que harían lo propio con su máquina para acallar las críticas de la inoperancia de su creación. La polémica se desató con la forma de concluir dichos tuits: "lo siento, tío pederasta, pero lo estabas pidiendo" en alusión al propio Vern Unsworth y sus declaraciones previas.
Rescatista en Singapur: “El mini-submarino de Elon Musk fue un truco publicitario”
El rescatador declaraba hoy mismo que su enfrentamiento personal con Musk "no ha acabado" y que está valorando el tomar medidas legales por "haber sido tildado de pedófilo". Musk borró los tuits pero, no podía ser de otro modo, alguno de sus más de 22 millones de seguidores capturó dichos mensajes y están corriendo como la pólvora. Lo que comenzó como un bonito y desinteresado gesto de ayuda ha terminado con una desagradable y ridícula disputa y una injustificable acusación. Esperemos que esto acabe aquí.