Parece que alguien ha aprovechado el apogeo que se está viviendo con *Avengers: Infinity War* para dar rienda suelta al deseo de ser un vengador más. Concretamente, nos referimos a Iron Man, cuya armadura original ha sido sustraída del almacén de la productora y nadie sabe dónde puede haber ido a parar.
La primera película de Iron Man, titulada bajo este mismo nombre y comercializada en 2008 fue la que dio pie al Universo Cinematográfico de Marvel y, como tal, es tenida en alta estima por los seguidores de las aventuras de superhéroes y, más concretamente, del multimillonario Tony Stark (Robert Downey Jr.). En este filme, tras los derroteros iniciales, Stark termina construyéndose el Mark III, el traje rojo y dorado distintivo que todos tenemos en mente al hablar de este personaje.
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Si bien es cierto que ahora los efectos especiales han progresado y para las nuevas películas Downey no ha necesitado vestirse de manera tan aparatosa para los momentos de rodaje de su personaje con el traje puesto, limitándose en la mayoría de las ocasiones al uso de la parte superior únicamente, en 2008 el Mark III que se veía en gran pantalla existía de manera casi idéntica en la realidad. Y sigue existiendo, suponemos, pero en paradero desconocido.
Ni J.A.R.V.I.S. ni la policía saben dónde está la armadura
Los encargados de un almacén de la productora en Los Ángeles han reportado esta semana la desaparición de la mencionada armadura al ir a buscarla y no encontrarse esta por ninguna parte. La última vez que se comprobó su existencia en este lugar fue en el mes de febrero, así que realmente el robo no tiene que haberse producido necesariamente esta semana ni en los últimos días. La policía se está encargando de la situación, pero en caso de que sea obra del mismísimo Thanos, las probabilidades de volver a encontrarlo no son muchas.
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El emblemático Mark III está valorado en la actualidad en 320.000 dólares, una suma razonable de dinero como para que alguien se arriesgue a robar la abultada armadura. Lo más probable es que no se trate de ningún fan, sino de alguien con un cierto interés en tenerla para su colección personal de objetos valiosos u otra persona con el fin de vendérsela a un tercero para tal fin.