El 77,6% de los españoles consumió alcohol en los últimos doce meses, según una encuesta del Plan Nacional sobre Drogas publicada en 2017. Esto es una muestra de que es una de las sustancias de abuso más ingeridas en España.
El consumo excesivo de alcohol está implicado en más de 200 enfermedades, según señalan desde la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que ha celebrado este pasado viernes la V Jornada sobre Alcohol y Alcoholismo en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Qué enfermedades se relacionan con el alcohol
El alcohol afecta, principalmente, a tres puntos del cuerpo: el hígado, corazón y sistema nervioso, según señala el doctor Javier Laso, coordinador del Grupo de Alcohol y Alcoholismo de la SEMI. Y el tratamiento más adecuado para todas estas enfermedades “es dejar de beber”, comenta.
“El alcohol se metaboliza en el hígado, es decir, se absorbe ahí. Su propio metabolismo produce tóxicos. Es el primer sitio en el que se recibe el golpe”, ilustra de forma simplificada el internista. Insuficiencia cardíaca o cardiopatía de origen alcohólico son algunas de las enfermedades que afectan al corazón que pueden sufrir las personas que beben en exceso. Esta última, incluso, “ha sido objeto de debate” ya que hay médicos que “no interrogan a sus pacientes sobre la cantidad de alcohol que consumen”, explica. “Y se buscan otros factores, pero el enfermo no deja de beber y la cardiopatía no mejora porque está relacionada con el abuso de estas bebidas”.
Y también afecta al sistema nervioso, “sobre todo en personas jóvenes”. “El consumo intensivo o en atracones de alcohol en una persona adolescente tiene un efecto de neurotoxicidad sobre un sistema nervioso que se está desarrollando”, explica. Además, “hay jóvenes de 25 años que ya están enganchados al alcohol y no pueden dejar de beber”. "Estamos viendo en las consultas jóvenes de entre 20 y 30 años con cirrosis hepática". Actualmente en España la edad para iniciarse en el consumo de bebidas alcohólicas es de 13 años: “Cuanto más joven se inicia una persona en el consumo de alcohol, más incidencia de adicción tiene".
Pero los efectos perjudiciales no quedan ahí. “El alcohol produce alteraciones hematológicas (en la sangre), pancreatitis agudas, afecta a los nervios de las extremidades, promueve el desarrollo de infecciones o crea una respuesta inflamatoria excesiva ante una infección, hepatitis, cirrosis, ictus y todos los tipos de cáncer”. Es más, comenta Laso, el pasado mes de noviembre la Asociación Norteamericana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) publicó un estudio que relaciona el consumo excesivo de alcohol con el cáncer de mama.
Diabetes, obesidad y alcohol
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de azúcar en sangre son muy altos y para bajarlos se utiliza la insulina. “El alcohol excesivo produce el mismo efecto: baja los niveles de glucosa en sangre, por lo tanto la combinación de insulina y alcohol puede reducir los niveles de glucosa a niveles mínimos y provocar una hipoglucemia”, ilustra el doctor. "El alcohol también tiene una afectación nerviosa y sobre el riego vascular, por lo que el diabético tiene más problemas de arterioesclerosis y enfermedad coronaria o ictus. Estas complicaciones están vinculadas en principio a la diabetes, pero el consumo en grados muy altos del alcohol las potencia", señala.
"Recuerdo una paciente que consumía media botella o una botella de ginebra por las mañanas y que era diabética, llegó al hospital con una hipoglucemia gravísima y murió", cuenta el internista.
Preguntado sobre alcohol y obesidad, Laso explica que la grasa se deposita en el hígado y que los médicos han visto visto cirrosis hepática asociada con el alcohol y virus, "pero que no había habido ninguno de los dos factores. Y no es que fuera erróneo, sino que los pacientes habían sido obesos en años anteriores y causa la enfermedad del hígado graso no alcohólico que puede llevar a la misma cirrosis que las bebidas de este tipo", explica. "Si a esto le añades otro tóxico, como el propio alcohol, que actúa sobre las mismas vías metabólicas y que pueden superponerse. Por esto, los enfermos obesos y alcohólicos tienen sobre todo problemas hepáticos, aunque también cardiovasculares", comenta.
Telómeros y alcohol
Una de las investigaciones dirigidas por Javier Laso en el Hospital Universitario de Salamanca, que aún no ha sido publicada, demostraría que, en hombres de la misma edad, los que consumen en exceso alcohol tienen los telómeros más cortos de aquellos que no son alcohólicos. ¿Pero por qué este descubrimiento es importante?
Los telómeros son una parte de los extremos de los cromosomas y están asociados a la vejez porque según el ADN se replica, estos tienden a acortarse. Por tanto, las consecuencias del consumo excesivo de bebidas alcohólicas se pueden ver incluso en el propio ADN del individuo.
Educación
“Hace veinte o treinta años todo el mundo fumaba en todas partes, ahora eso ya no lo vemos después de la ley socialista para limitar su consumo en lugares públicos. Esto ha ayudado a concienciar. Dentro de poco esperamos que el Gobierno apruebe una ley que incide en el consumo por parte de los menores que esperamos que ayude también”, comenta.
Sin embargo, como señala Laso, la educación sobre el consumo excesivo de alcohol “comienza en casa”, pero para ello es importante que los propios padres sean capaces de diferenciar cuándo es excesivo: “A veces ni siquiera los padres saben que su consumo es excesivo y no pueden ver que el de sus hijos también lo es”.
Entonces, ¿cuánta cantidad de alcohol puede consumir una persona al día sin que sea perjudicial? “Se considera consumo de riesgo en hombres beber cuatro unidades de bebida estandard (UBE) al día y en mujeres, dos para personas normales, es decir no son diabéticos, obesos, etc. De ahí hacia arriba, ya se considera de riesgo para desarrollar cualquiera de las 200 enfermedades que produce el exceso de alcohol. Mientras que en jóvenes y embarazadas cualquier consumo es de riesgo", afirma. "La OMS rechaza ya, por completo, cualquier consumo saludable como lo que estamos acostumbrados a oír de tomar una copa de vino al día, por ejemplo”, concluye el doctor.