El calendario de la astronomía en abril incluye entre sus eventos destacados la llegada de las líridas. El nombre de esta lluvia de estrellas alude a la constelación de Lira, donde se encuentra la estrella Vega, de la que parecen proceder los meteoros. Las líridas son una de las estrellas fugaces conocidas desde tiempos históricos: el primer registro data de textos chinos del año 687 a.C., en otras palabras, conocemos esta lluvia de estrellas desde hace casi tres mil años.
La llegada de estos bólidos se debe a que la Tierra pasa en estos días por una región del universo donde se encuentran los restos del cometa Thatcher (C/1861 G1 Thatcher), descubierto por el astrónomo A.E. Thatcher en 1861. Desde mediados de abril es posible observar las líridas en el cielo, que estarán visibles hasta el próximo día 30; sin embargo, entre el 22 y el 23 de abril disfrutaremos de la actividad máxima de estas estrellas fugaces. Según el Observatorio Astronómico Nacional, el pico más alto de los meteoros tendrá lugar el domingo 22 de abril a las 20:26 h (hora peninsular española).
El hecho de que la Luna se encuentre en cuarto creciente facilitará su observación. La Sociedad de Observadores de Meteoros y Cometas de España (SOMYCE) asegura además que la mejor forma de observarlas será a partir de las 23:00 h (hora local), donde el radiante -el lugar desde donde aparentemente parecen proceder- contará "con una altura aceptable". Será entonces cuando podremos disfrutar de una actividad aproximada de dieciocho meteoros por hora, que se caracterizan por su brillo y su gran rapidez al cruzar los cielos.
De acuerdo con la NASA, las líridas pueden alcanzar velocidades de 49 kilómetros por segundo. Aunque no son tan espectaculares como las perseidas, lo cierto es que estas estrellas fugaces en ocasiones nos han regalado sorpresas. En 1982, aquellos que vivían en Estados Unidos pudieron disfrutar de una actividad de cien meteoros por hora, una intensa actividad que ya se había registrado anteriormente en Grecia (1922) y en Japón (1945). Por el momento la Organización Internacional de Meteoros (IMO, en inglés) ha descartado que pueda ocurrir un incremento tan espectacular en su actividad.
Para disfrutar de las líridas, al igual que sucede con la observación de otras estrellas fugaces, es importante acudir a lugares con baja contaminación lumínica y con un horizonte libre de obstáculos. Además, estos meteoros son más fácilmente visibles desde el hemisferio norte, donde podremos intentar cazar unos bólidos que pueden ocasionar una estela persistente tras de sí. Estos rastros, que suelen presentar una duración de entre algunos segundos y minutos, son fruto del aire ionizado que dejan atrás los meteoros a su paso.