ozono

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La capa de ozono, la zona de la estratosfera terrestre que contiene una alta cantidad de la molécula que protege a los seres vivos de la peligrosa radiación ultravioleta, esconde una desagradable sorpresa. A pesar de los esfuerzos realizados durante los últimos años para lograr el cierre del famoso agujero de la capa de ozono, un equipo de científicos ha determinado que los niveles de ozono se están reduciendo peligrosamente en la parte más baja de la estratosfera, la región de la atmósfera situada entre 15 y 24 kilómetros de altura, aunque el uso de clorofluorocarbonos (CFC) está prohibido desde la aprobación del Protocolo de Montreal de 1985.

Este acuerdo internacional impidió que los niveles de ozono continuaran cayendo drásticamente, una situación que podría poner en peligro la vida en la Tierra. Desde entonces, diversos equipos de investigadores habían encontrado que el agujero de la capa de ozono, que alcanza su máximo en septiembre sobre la Antártida, se había ido cerrando progresivamente. Sin embargo, los resultados presentados hoy en la revista Atmospheric Chemistry and Physics muestran que los niveles de ozono han seguido cayendo en latitudes más bajas, donde la densidad de población es mucho mayor que en los polos y, por tanto, donde los problemas podrían ser mayores.

"El ozono ha estado disminuyendo de forma importante a nivel mundial desde la década de 1980, pero mientras que la prohibición de CFC ha llevado a una recuperación en los polos, no parece ocurrir lo mismo en las latitudes más bajas", comenta Joanna Haigh, catedrática de Física de la atmósfera en el Imperial College de Londres. "El potencial daño en las latitudes más bajas podría ser en realidad peor que en los polos. Las reducciones de ozono son menores que las que vimos en las regiones polares antes de la aprobación del Protocolo de Montreal, pero la radiación ultravioleta es más intensa en estas zonas, donde además vive más gente", advierte la investigadora y firmante del trabajo.

agujero de la capa de ozono
Mschlindwein (Wikimedia)

Por el momento los científicos desconocen por qué los niveles de ozono parecen no recuperarse en las latitudes más bajas. Este gas, compuesto por tres moléculas de oxígeno, se forma en las latitudes más tropicales y se distribuye por todo el globo terráqueo después, protegiendo a los seres vivos de la radiación ultravioleta procedente del Sol. El estudio publicado hoy plantea algunas hipótesis, aún no confirmadas. Una posible explicación sugiere que el cambio climático podría haber alterado la circulación atmosférica; mientras que otra idea es que sustancias que contienen cloro y bromo —algunas de origen natural y otras de tipo industrial— estarían detrás de la destrucción del ozono en la parte baja de la estratosfera.

Según explica a El País Martyn Chipperfield, profesor de la Universidad de Leeds, no existe un umbral mínimo a partir del cual la reducción en los niveles de ozono puede considerarse peligrosa. A medida que la capa de ozono va disminuyendo, también baja la protección contra la radiación ultravioleta, que puede provocar alteraciones en el ADN de los melanocitos e incrementar el riesgo del cáncer de piel. El motivo es que dicha radiación, que puede proceder del sol o de las cabinas de bronceado, puede causar mutaciones genéticas que desemboquen en la división y la proliferación descontrolada de estas células, contribuyendo a la aparición de tumores malignos. "Además, los humanos podemos cambiar algunos de nuestros comportamientos, algo que no es tan fácil para animales y plantas. Toda reducción tendrá sus posibles consecuencias", sostiene Chipperfield en declaraciones recogidas por Materia.

"La reducción ahora observada es mucho menos pronunciada que antes de la aprobación del Protocolo de Montreal. El impacto de este acuerdo es indiscutible, como ha demostrado la tendencia de cierre en la estratosfera superior y en los polos. Pero tenemos que prestar atención a la capa de ozono y su función como filtro de la radiación ultravioleta en regiones de latitudes medias y tropicales que están densamente pobladas", afirma Thomas Peter, catedrático de la ETH de Zurich y autor del estudio. Los investigadores concluyen que sus resultados son "preocupantes", no alarmantes de momento, pero destacan la necesidad de continuar analizando esta región de la atmósfera y aunar esfuerzos para evitar su adelgazamiento.

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