Desde que George Clooney alcanzó el estrellato con su interpretación del doctor Doug Ross en ER, la medicina ha cobrado un especial protagonismo en el cine y la televisión. Aunque la serie, popularizada en Latinoamérica como Emergencias y en España como Urgencias, no fue la primera en abordar la rutina de los facultativos, su éxito —con 23 premios Emmy— la ha catapultado históricamente como producción de referencia.

Entre 2005 y 2009, ER coincidió en la parrilla televisiva con otras dos grandes series de éxito como House y Anatomía de Grey. La primera nació a partir de las columnas semanales que escribía en The New York Times Lisa Sanders, profesora de la Universidad de Yale y posterior guionista de los capítulos protagonizados por Hugh Laurie. La segunda, que aún permanece en antena, sigue congregando a sus seguidores semanalmente y suscitando controversia entre los especialistas.

Anatomía de Grey: expectativa vs realidad

Investigadores del St. Joseph’s Hospital and Medical Center de Phoenix (Arizona, Estados Unidos) han evaluado la brecha entre ficción y realidad de las historias que ha contado Anatomía de Grey a lo largo de sus catorce temporadas. Su objetivo era determinar el grado de precisión de la popular serie a la hora de abordar la evolución de los pacientes que habían sufrido algún tipo de trauma.

Los científicos analizaron los 269 capítulos de la producción de ABC en la que aparecían 290 individuos aquejados por alguna lesión. Posteriormente, según explican en el estudio publicado en la revista Trauma Surgery & Acute Care Open, compararon su pronóstico con el de personas afectadas por un traumatismo en la vida real, que hubieran sido incluidas en el National Trauma Data Bank del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos.

Los datos muestran que la brecha entre la ficción y la realidad es más amplia de lo que podríamos pensar, una conclusión que puede afectar a la percepción que tenemos sobre los servicios de la salud. Su trabajo señala que la mortalidad de los pacientes de Anatomía de Grey (22%) fue más alta que en la vida real (7%); además, las personas atendidas en el área de urgencias fueron trasladas con más frecuencia de lo normal al quirófano (71% frente a 25%). El cuidado de los usuarios del hospital ficticio de Seattle también fue diferente en relación a la atención sanitaria a largo plazo y a la duración de la estancia en el centro médico.

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"A pesar de que el realismo es un elemento integral para el éxito de una serie televisiva en un lugar de trabajo actual, ya sea un hospital o una comisaría, los requisitos para un efecto dramático exigen un enfoque excepcional en lugar de una perspectiva más mundana", escribe el equipo de Scott R. Petersen en el artículo. "El equilibrio entre una presentación de lo realista y lo dramático puede generar una percepción sesgada de la verdad entre los espectadores. La divergencia entre las expectativas de los pacientes y la realidad puede, de hecho, contribuir a menores niveles de satisfacción", aseguran los investigadores.

La distorsión en la popular serie puede convertirse en un problema, ya que investigaciones anteriores, como una publicada en Journal of Broadcasting & Electronic Media, habían mostrado la gran credibilidad que tiene Anatomía de Grey entre sus seguidores. La divergencia entre las expectativas de los pacientes que vean este tipo de producciones y los hechos que ocurren en la realidad puede dar lugar a una mayor insatisfacción a la hora de usar los servicios de salud, sostienen los facultativos del St. Joseph’s Hospital and Medical Center de Arizona.

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La serie protagonizada por Meredith Grey no es la única en exagerar sus tramas para entretener a los espectadores. Aunque las producciones televisivas son consideradas como una fuente de información creíble entre sus seguidores, de acuerdo a un análisis de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), muchos de los desenlaces que vemos en cada capítulo distan mucho de ser reales.

Un trabajo anterior publicado en la revista Resuscitation alertaba, por ejemplo, sobre las exageraciones habituales que veíamos en pantalla a la hora de abordar los problemas cardíacos. En ese sentido, los pacientes que sufren un ataque al corazón suelen sobrevivir más en la ficción de lo normal, lo que puede crear confusión acerca de la efectividad de las maniobras de reanimación cardiopulmonar. Conviene no olvidar que los engaños que se emplean de forma frecuente en esta serie de producciones sirven para dar un giro dramático a sus historias y que no tienen por qué reflejar lo que ocurre en la realidad.