Hay figuras de la vida real o de la ficción que se caracterizan por su pelo canoso. Intérpretes como George Clooney y Jamie Lee Curtis o personajes de la literatura y el cine como Gandalf el Blanco y Albus Dumbledore son un buen ejemplo. A medida que el tiempo pasa, el envejecimiento ocasiona cambios físicos en nuestro organismo, como sucede con las canas o las arrugas.
Al preguntarnos por qué aparecen las canas, existen creencias muy populares que aún perviven en la sociedad. Se suele decir que el estrés o los disgustos influyen en el desarrollo más o menos temprano de un pelo grisáceo o blanquecino. Otros mitos más famosos incluyen la idea de que te saldrán más canas si arrancas los pelos blanquecinos que veas en tu cabello o que no te quedarás calvo si de repente, como cantara Joaquín Sabina, nos sale "escarcha en el pelo".
¿Por qué nos salen canas?
El color del pelo, al igual que ocurre con la tonalidad de nuestra piel o de los ojos, depende de una sustancia llamada melanina. Este compuesto químico está producido por unas fábricas celulares denominadas melanocitos, que se encargan de sintetizar los dos tipos de melanina que existen: la eumelanina, que presenta una tonalidad marrón oscura o negra, y la feomelanina, que cuenta con un color amarillo rojizo. La existencia o la carencia de esta sustancia influye en la aparición de un cabello grisáceo o blanquecino, pero este pigmento también se relaciona con el desarrollo de enfermedades como el albinismo.
A medida que envejecemos, los melanocitos fabrican menos cantidad de melanina causando la aparición de las canas, un fenómeno que suele ocurrir a partir de la treintena. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el pelo del cuero cabelludo es el primero en tornarse grisáceo en la zona de las sienes, extendiéndose poco a poco hasta alcanzar la parte superior. El vello facial y del resto del cuerpo también puede volverse blanco, aunque este cambio suele ocurrir de forma más tardía que con el pelo de la cabeza.
Una revisión publicada en la revista British Journal of Dermatology determinó que, entre los 45 y los 65 años de edad, el 74% de las personas tenían el cabello blanquecino o grisáceo y que los hombres contaban en general con más canas que las mujeres. Por otro lado, la aparición de las canas en el pelo está determinada en cierta medida por factores genéticos. Se sabe, por ejemplo, que el pelo se vuelve grisáceo más pronto en las personas blancas que en los individuos asiáticos y africanos. Un estudio publicado el año pasado en Nature Communications identificó el primer gen relacionado con el origen de las canas.
Según la investigación realizada por el University College of London, que estudió a más de 6.000 personas procedentes de diversas regiones de América Latina, el gen IRF4 participa en la regulación de la producción y el almacenamiento de la melanina. Fue la primera vez que los científicos encontraron una evidencia de que el ADN juega un papel clave en el encanecimiento. Pese a las leyendas urbanas y los mitos que aún perviven sobre las canas, lo cierto es que cuando nuestro cabello se vuelve gris o blanco, solo podemos echarle la culpa al pigmento de la melanina y al progresivo e inevitable paso del tiempo.