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Si en “This” (11x02) la música rockera era importante por la implicación de Richard Langley (Dean Haglund) y sus gustos al respecto en la intriga que se desarrollaba, “Plus One” (11x03) comienza precisamente en un concierto juvenil del estilo, y va al grano con rapidez: los fenómenos paranormales asoman su extraña cabeza enseguida, y los pormenores básicos del misterio nos traen a la memoria el insulso capítulo “Fight Club” (7x20), en el que la proximidad de “los dobles” de personas determinadas, verdaderos doppelgängers aquí, también constituía el origen de la violencia. *Con una serie de la extensión de The X-Files, no debería extrañar a nadie que los elementos de unos episodios nos recuerden otros pasados ni incluso la retroalimentación con los mismos. No obstante, algo concreto de la esencia de “Plus One” es la de El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde*, la célebre novelita de Robert Louis Stevenson (1886), pero más histriónica que terroríficamente.

“Plus One” es el primer aporte de las historias unitarias, episódicas, en este ciclo nuevo, distintas e independientes de la parte de veras seriada en esta longeva obra de fantasía y ciencia ficción, a la que corresponden los dos capítulos precedentes. Y ya conocemos de sobra su esquema fundamental a estas alturas: después de una escena en la que ocurre el suceso o uno de los sucesos paranormales que justifica la apertura de un expediente X y de los famosos títulos, con el célebre tema que compuso Mark Snow y en los que ahora se juega con el asunto de la duplicidad, el agente Fox Mulder (David Duchovny) le expone el objeto de su siguiente investigación a su compañera Dana Scully (Gillian Anderson) en el despacho que comparten en los sótanos del cuartel general del FBI en Washington D. C., y ella expresa su comprensible escepticismo pero transige y viaja con Mulder en busca de la verdad.

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Y se suceden los interrogatorios, las pesquisas y las conversaciones de siempre entre ambos sobre lo que indagan, en las que él se luce como el magufo listillo que casi nunca se equivoca y Scully se desconcierta y la vemos con ganas de poner los ojos en blanco; y retorna ese tipo de personaje especialito y con problemas de comunicación que sabe más de lo que debería, como Dorothy (Frances Bay) en “Excelsis Dei” (2x11), Melissa Rydell (Kristen Cloke) en “The Field Where I Died” (4x05) o Harold Spuller (Steven M. Porter) en “Elegy” (4x22), y una muerte en prisión como la de “The Walk” (3x07), la de “Apocrypha” (3x16) o la de “Christmas Carol” (5x06). Esta dinámica nos resulta tan reconocible que lo mejor que podemos señalar es su indiscutible coherencia, aunque tal vez nos asalte el anhelo de cierta innovación en “el monstruo de la semana”.

Pero todas las experiencias inconcebibles que Scully ha vivido con Mulder durante estos veinticinco añitos han cambiado su percepción del mundo —acordémonos de sus sorprendentes declaraciones en el estupendo “Without” (8x02) y lo que sufre por lo mismo en el mediocre “Patience” (8x03)—, así que está dispuesta a barajar posibilidades sobrenaturales sin perder de vista su espíritu científico y la navaja de Occam: en la realidad sería disparatado e inadmisible pero, eh, se trata de The X-Files. Por otra parte, entre la apatía general del episodio, es justo que resaltemos el trabajo de Karin Konoval, quien interpreta a los dos hermanos mellizos, los problemáticos y ambivalentes Judy y Chucky Poundstone, y que ya había aparecido en la serie como Madame Zelda en el gran “Clyde Bruckman’s Final Repose” (3x04) y como la señora Peacock en el inolvidable “Home” (4x02).

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Snow nos hace sonreír incluyendo la melodía principal de la serie en la partitura del capítulo. Y por el instrumento de los asesinatos pudiéramos tener presente el del manga *Death Note* (Tsugumi Ōba y Takeshi Obata, 2003-2006), como el juego del ahorcado nos remite a las puntuaciones de la bolera del ya mencionado “Elegy”. La resolución autodestructiva parece un tanto arbitraria, no menos que lo que conduce pronto a nuestros agentes especiales favoritos hasta los responsables de lo que ocurre. Por otro lado, la conversación de cama es el momento más interesante del episodio, y recuerda a la del impresionante “Requiem” (7x22) o a la del irregular “The Truth” (9x19), obra también de Chris Carter, y luego le da al despiste o la sutileza sexual como Gillian Anderson en el memorable “All Things” (7x17); y con este asunto se suple el final abierto habitual de la serie, enrareciéndolo un poco si tal cosa es posible tratándose de The X-Files.