Durante el pasado año hubo un rumor constante que se repetía mes tras mes: los lectores de huella bajo la pantalla iban a comenzar a integrarse para poder dotar a los teléfonos de unos marcos más delgados y las grandes compañías –incluida Apple– lo incluirían en sus próximos smartphones. Finalmente, ni lo uno ni o otro. Ningún fabricante se quiso (o, más bien, pudo) implementarlo y Apple finalmente se olvidó del lector de huellas en el iPhone para pasar a un sistema de desbloqueo mediante reconocimiento facial.
No ha sido hasta este CES 2018, la feria de electrónica de consumo que está teniendo lugar estos días en Las Vegas, cuando por fin se ha dejado ver esta tecnología de autenticación bajo un panel de teléfono móvil. El responsable, como contábamos ayer, ha sido Vivo, uno de los principales fabricantes del mercado chino. El lector, escondido debajo de panel OLED del terminal –únicamente funcionan con este tipo de pantallas-, ofrece la popular función ya extendida en todos los segmentos de smartphones sin que esto reste espacio útil en el frontal del dispositivo.
Los sensores de huellas dactilares dentro de la pantalla son ya una realidad
A pesar de que este lector tarda un poco más en reconocer la huella y desbloquear el terminal –0,7 segundos, frente a los 0,2 o 0,3 de modelos actuales– supone un paso interesante para la industria de la telefonía. Hasta ahora, poder obtener un lector de huellas bajo la pantalla era poco más que algo a lo que nadie se atrevía a poner fecha, pero la pregunta es: ¿ahora que ya está aquí, se convertirá en un estándar?
Unos meses de retraso
El smartphone de Vivo resulta y su lector de huellas habrían resultado todo un éxito hace unos meses, cuando aún nadie había apostado de una manera clara y definitiva por otro sistema que pudiera hacer frente. Apple lo hizo el pasado mes de septiembre, sepultando para siempre Touch ID y dando paso a Face ID, más seguro y, aunque aún no es más rápido, lo terminará siendo en las próximas generaciones.
No es raro escuchar que Apple marca el compás de la industria de la telefonía, y son los hechos los que se han encargado de demostrar durante los últimos años la veracidad de esta afirmación. Poco antes de la puesta a la venta del nuevo iPhone X, un directivo de Apple desmentía los rumores previos acerca de haber estado pensado en algún momento incluir este desbloqueo dactilar bajo la pantalla, recalcando que las intenciones habían sido claras desde el primer instante en el que este terminal comenzó a gestarse.
Por qué Apple jamás quiso un lector de huellas en el iPhone X
Pero no es solo Apple, pues cada vez más compañías comienzan a dar protagonismo al reconocimiento facial como herramienta de desbloqueo. OnePlus con su 5T, Samsung con su Note 8 e incluso Honor con su gama media 7X, por poner algunos ejemplos. De una manera o de otra, con un nivel de precisión más o menos alto, los smartphones están cediendo poco a poco que la tarea de acceder al teléfono de manera segura sea realizada de una manera muy diferente a como lo llevamos haciendo durante los últimos cuatro años.
Se trata de la naturalidad
El camino que abre el reconocimiento facial para desbloquear el smartphone es claro: no se trata –tanto– del qué, sino del cómo. Imaginando una hipotética situación en la que ambos tipos de desbloqueo estuvieran parejos en cuanto a velocidad y fiabilidad, el reconocimiento facial seguiría inclinando la balanza hacia su lado por el simple hecho de que resulta más natural no tener que realizar gesto alguno para acceder al terminal que sí tener que hacerlo. Conforme la rapidez y la calidad de la tecnología de identificación facial vaya desarrollando, la diferencia se irá haciendo aún mayor.
Que esto no lleve a error: una vez disponible la posibilidad, como Vivo ha demostrado que lo está, es probable que más fabricantes la implementen, incluso que incluyan ambas posibilidades –facial y dactilar–. Sin embargo, lo que parece claro es que el futuro se orienta hacia la simplicidad y lo invisible. Y eso es lo que ofrece el reconocimiento facial. Porque invisible no significa que el lector de huellas se oculte bajo la pantalla, sino que no se aprecie a la hora de utilizar el teléfono, ni siquiera teniendo que posicionar el dedo sobre esta para poder desbloquear un dispositivo.
En 2018 sin duda veremos más smartphones con un sensor dactilar bajo la pantalla, pero muchísimos más con reconocimiento facial. Una vez comienza a hacerse uso de este último, los demás sistemas dejan de parecer una opción.