De manera poco sorprendente, el CES de Las Vegas está siendo el escaparate mundial en el que las compañías comienzan a dar relevancia a los vehículos autónomos de cara a un 2018 que promete ser intenso a este respecto. Poca sorpresa genera también que Intel quiera comenzar a sacar rédito de manera pública de la compra de Mobileye, llevada a cabo por una cifra cercana a los 15.000 millones de dólares el pasado mes de agosto.

La compañía, envuelta estos últimos días en la inmensa polémica y desbarajuste mundial que han provocado las vulnerabilidades Spectre y Meltdown, anuncia ahora que hará uso de la tecnología REM de Mobileye (Road Experiment Management) para poner en circulación dos millones de unidades de vehículos autónomos en carreteras de todo el mundo con el fin de adquirir datos, realizar mapas más detallados y, en definitiva, conseguir mejorar los sistemas de conducción autónoma que comenzarán a integrarse en un futuro.

Nvidia Xavier: el chip que dará vida a los coches autónomos de Uber y Volkswagen

Estas unidades corresponderán, entre otras marcas, a vehículos de BMW, Nissan Motor y Volkswagen Group y sus ruedas comenzarán a girar este mismo año, llegando a la consecución total del despliegue previsto durante 2019. El nivel de estos vehículos en cuanto a conducción autónoma será 2+, por lo que no serán completamente autónomos, sino que se sitúan en un estadio intermedio. El objetivo final, claro está, es conseguir alcanzar algún día el nivel 5.

Todos quieren participar en esta revolución

Comienza a ser habitual ver a las empresas del sector destinar parte de sus recursos al apartado de la conducción autónoma o firmar acuerdos con otras compañías para poder hacer uso de su experiencia y herramientas. Un ejemplo claro es, sin duda, Volkswagen, con varios frentes abiertos en diferentes aspectos para lograr la autonomía de sus vehículos, conformando el trato con Intel otro más que se suma al que conocimos hace unos días con Aurora Innovations para desarrollar una servicio de conducción bajo demanda o el que se dio a conocer ayer con Nvidia y su chip Xavier, pensado para este tipo de vehículos.

Volkswagen y Hyundai se unen a una de las startups más prometedoras para desarrollar coches autónomos

El reto ahora es, por una parte, conseguir depurar el sistema de conducción hasta un nivel que permita la seguridad y la comodidad de uso a partes iguales, con el añadido de que la estética de los vehículos y su aspecto general no queden arruinados por la colocación de sensores a su alrededor. Esto es algo que Toyota ha demostrado comprender con su nueva Plataforma 3.0, integrada de manera notable en un Lexus con el fin último de que la tecnología añadida no sea óbice para desmerecer el diseño final.