BlaBlaCar se está haciendo mayor. Ha dejado la adolescencia y esos primeros e inocentes días para pasar a un estado adulto. Su nueva marca ha perdido los colores primarios y ha pasado a representar la nueva imagen de la compañía francesa. Con algo más de una década operando en casi toda Europa y parte de América, una serie de procesos legales y disputas con el ente público (sólo en España) y el respaldo de los viajeros la realidad es que la tecnológica se ha ganado el puesto de adulta.
La tontería de BlaBlaCar
Con 18.000 viajeros más por trimestre, 70 millones de kilómetros recorridos en España y un crecimiento del 18% en el país respecto al año anterior, para Jaime Rodríguez, director regional para Iberia y Alemania, "los españoles viajan más en coche compartido cada año". Creciendo en los segmentos de edad de más de 30 años, la estadística demuestra que el concepto de coche compartido, impensable en 2006, está empezando a calar tanto en la sociedad española, como en la europea.
Ahora, la enseña creada por Frederic Mazzella, Nicolas Brousson y Francis Nappez, ha cambiado su logotipo a un estadio menos infantil y, además, está en el proceso de añadir nuevas características a la aplicación.
En un estudio de impacto realizado por la compañía se llegó a la conclusión de que, durante 2016, el coche compartido llegó a 60 millones de personas, lo que supone un aumento de la confianza en un 88%. Pero quieren más. Si en estos momentos en España existen 11.000 puntos de salida de viajes compartidos, el nuevo algoritmo que estrena BlaBlaCar quiere aumentar esos números de forma exponencial. Lejos del pensamiento de que todos los viajes salen de Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia, la nueva opción de la tecnológica quiere dirigirse a los puntos que no están dentro de las grandes capitales. En palabras de Jaime Rodríguez, BlaBlaCar "quiere desbloquear los viajes de punto a punto".
A partir de ahora, la aplicación preguntará la dirección exacta de salida y la de destino. El sistema ofrecerá pasajeros con los mismos destinos a lo largo del viaje en diferentes puntos de parada para facilitar la conexión entre usuarios y aumentar las opciones de llenar el vehículo y pagando de forma proporcional al tramo realizado. Un sistema que, hasta ahora ya existía, pero era el conductor el que tenía que añadir de forma manual las paradas que quisiese realizar. La mejora, que estará operativa a lo largo del primer trimestre de este año, se hará de forma automática. ¿Cómo controlar que el conductor no tenga demasiadas opciones de pasajeros? El propio algoritmo regulará las oferta y la demanda de los viajes para que el proceso siga siendo igual que hasta ahora; y, además, controlará que las peticiones de pasajeros intermedios no supongan grandes desvíos en la ruta.
La defensa de BlaBlaCar, salpicada por el caso de Uber
Igualmente, si un conductor no desea realizar paradas en su viaje siempre podrá llenar el coche en el punto de partida sin ninguna penalización. Un sistema que siga usándose, muy probablemente, por aquellos que tienen que salir de las grandes urbes. Pero que, sin embargo, favorece a aquellos que residiendo a las afueras no tendrán que entrar en la ciudad para recoger a sus acompañantes y luego salir de nuevo. Según los cálculos de la compañía, si hasta la fecha en el municipio de La Carolina (Jaén) se registraban 200 viajes de BlaBlaCar, con el nuevo sistema estos aumentan hasta los 2.312.
Ya en fase de pruebas en Rusia, Ucrania y Brasil, para la compañía todo esto supone el aumento de las oportunidades para "la libertad de elección y más facilidades a los viajeros".
El horizonte cercano de Confebus
Existe una vista pendiente contra la patronal de autobuses, Confebus, que si todo va como lo esperado tendrá lugar a finales de 2018. Con una victoria en primera instancia, que determinaba que BlaBlaCar no entraba dentro de las competencias de las compañías de transporte y, por tanto, no tenía que regirse bajo sus normas. Habrá que esperar qué se decide en esta ocasión. "2017 fue un año bastante tranquilo para la compañía en términos legales", opina Jaime Rodríguez, pero asume que 2018 volverá a salir el tema de marras.
La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que determinaba que UberPop efectivamente era una compañía de transporte bien podría afectar al futuro de la tecnológica francesa. Por su parte, como ya comentamos en Hipertextual, BlaBlaCar no ve ningún motivo para preocuparse:
"La sentencia del TJUE parte de las recomendaciones de la UE, que marcaban la diferencia entre coche compartido y coche de transporte. Fija la diferencia de control para cada caso y, en este aspecto, hay que analizar caso por caso".
Ahora cabe preguntarse si el equipo de abogados de Confebus usará las nuevas especificaciones de BlaBlaCar como punto de partida para argumentar un aumento de control en el proceso de los viajes por parte de la tecnológica. Más si cabe. Un aspecto que según su abogado en declaraciones a este medio, Jose Andrés Díez, es determinante para ajustarse a lo mencionado por el TJUE. Por su parte, BlaBlaCar no cree que exista un cambio de fondo.
También existe una cuenta pendiente con una denuncia por parte de Amovens, su competidor español, por espionaje industrial. Y, por supuesto, mejorar las relaciones con las instituciones públicas, hasta ahora tensas desde todo punto. Especialmente si la compañía quiere empezar a implantar su modelo de coches compartidos para viajes desde las afueras de las ciudades a los puntos de trabajo, BlaBlaLines. Un sistema que, lo más seguro, se encuentre un enemigo mucho peor: el taxi.