No debería sorprendernos en absoluto que se haya llevado al cine en varias ocasiones la obra del multipremiado **guionista de cómic inglés Alan Moore, un anarquista misántropo y ridículamente esotérico al que se ha reconocido como “el mejor escritor de historietas de la historia”**, con seudónimos como Curt Vile, Jill de Ray, The Original Writer o Translucia Baboon, y que defendió en su momento a Chelsea Manning y al movimiento Occupy. Y, aunque en septiembre de 2016 anunció en una rueda de prensa en Londres que se retiraba de su trabajo en el mundo del cómic, que se inició en 1971, siempre nos quedarán sus publicaciones y, sí, las películas en las que ya las han adaptado o las adaptarán sin duda en el futuro.
La primera fue **Desde el infierno* (From Hell*), dirigida por los hermanos estadounidenses Albert y Allen Hughes (Infierno en Los Ángeles, El libro de Eli) en 2001, un revisión interesante de los crímenes del decimonónico Jack, el Destripador, en el humilde barrio londinense de Whitechapel y las investigaciones en torno a ellos, la cual, durante su último tramo, se pierde en unas grotescas e inverosímiles elecciones audiovisuales y de guion. Por desgracia, la cosa no mejoró demasiado con el siguiente trasvase al cine, que fue **La liga de los hombres extraordinarios* (The League of Extraordinary Gentlemen*), realizada por Stephen Norrington (Máquina letal, Blade) en 2003, que si de por sí no volaba muy alto en todo el metraje, manteniéndose en una mediocridad explícita, al final le ocurre como a Desde el infierno y se hunde definitivamente.
Y de lo menos logrado pasamos a lo mejor, **V de Vendetta* (V For Vendetta), filme distópico con libreto de Lily y Lana Wachowski (Matrix, Sense8*) la dirección del australiano James McTeigue (*Ninja Assassin, El enigma del cuervo*), que se estrenó en 2006 y que se muestra atractivo en su simple planteamiento revolucionario, juguetón y muy elocuente en los diálogos políticos y de cualquier otra materia y admirable en su planificación visual y su montaje espléndido. Y después llegó **Watchmen, de Zack Snyder* (300, Batman vs. Superman: El amanecer de la Justicia*), en 2009, una película con una historia superheróica muy sugerente, y unas ideas polémicas, en la que el estilo barroco de su realizador no abruma a los espectadores y casi los hipnotiza.
Y por último, hay que decir que el larguísimo prólogo y la voz en off de **Batman: La broma asesina* (Batman: The Killing Joke*), filme de animación dirigido por Sam Liu (*Liga de la Justicia: Crisis en dos Tierras, Batman: Año uno*) en 2016, resulta de lo más incomprensible por lo innecesario, pues casi no guarda relación con la trama principal, salvo por el tránsito anímico de Batgirl y las ideas respecto al de Batman. Y La oscuridad evidente de su desarrollo, con una violencia inhabitual en el cine animado, y el valor de los comentarios sugestivos y demenciales de Joker por poco se echan a perder con su resolución anticlimática y bastante incoherente.
“Creo que he hecho suficientes comics”, declaró Alan Moore cuando quiso anunciar su retirada; “he hecho todo lo que puedo y, si fuese a continuar con los comics, inevitablemente las ideas sufrirían, inevitablemente me verían volver a territorio conocido y creo que tanto ustedes como yo se merecen algo mejor que eso”. Y añadió: “Sé que soy capaz de hacer cualquier cosa que cualquiera haga en los cómics, no necesito probármelo o probárselo a alguien, pero estas otras áreas [cine y literatura] son mucho más excitantes para mí”. Una decisión legítima, faltaría más; y por fortuna, en lo que respecta a las adaptaciones de su obra, nos ha dejado materiales abundantes como para que el séptimo arte pueda seguir nutriéndose de ella en el futuro.