genoma

Andy Leppard (Flickr)

Cada vez son más las aplicaciones que claman poder mejorar tu dieta con un sencillo test de ADN. Sí, es cierto que cada vez sabemos más del papel que tiene la genética en el complicado mundo de la nutrición. Sí, también es verdad que podemos realizar test de ADN rápidamente y con un coste ridículo. ¿Significa eso que estos servicios de ADN personalizado nos ayudarán a adelgazar más y mejor? ¡No tan rápido!

Nutrición + Genética

En realidad existe una rama científica dedicada exclusivamente al estudio del papel de nuestros genes en la alimentación y viceversa. Es la genómica nutricional, y en ella se encuadran la nutrigenómica y la nutrigenética, dos ramas en las que se está poniendo especial atención. Mientras que la primera estudia los efectos de los nutrientes en la salud a través de la modificación que generan en nuestro genoma y su manera de expresarse, la segunda estudia los efectos de las variaciones genéticas en la interacción con nuestra dieta.

¿Y qué podemos aprender de estas disciplinas? Hipertextual ha consultado a Juan Revenga, Dietista-Nutricionista y profesor en la Facultad de CC. de la Salud de la Universidad San Jorge, quien nos ha ayudado a arrojar luz en estos temas. Según Juan, cada vez disponemos de más información valiosa para decidir nuestra alimentación de acuerdo a nuestro perfil genético. "Podemos optimizar una dieta si escogemos la herramienta adecuada, no cualquiera de las muchas que están en el mercado", explica.

"De los muchísimos vehículos que hay, no todos nos sirven para ir a la Luna. Eso no quita que no existan algunos servicios que nos ayuden a aproximar y ceñir mejor el consejo nutricional a cada paciente. Es decir, podemos llegar a optimizar dentro del conocimiento actual el consejo dietético utilizando unas buenas herramientas". Pero eso probablemente no es algo que vayamos a ver en un test personalizado.

¿Un test de ADN personalizado?

Se ha puesto de moda el realizar lo que se conocen como test de ADN personalizado que, básicamente, consisten en recoger células de tu cuerpo, normalmente con un hisopo (bastoncillo) a partir de las células de la boca. A partir de aquí se envía la muestra a la empresa, donde se encargan de extraer el ADN y analizarlo para describir tu genoma.

En realidad, aunque esto varía mucho de cada uno de los servicios, lo que se suele hacer es buscar ciertos genes en concreto, los cuales sirven como marcadores nutrigenéticos. Esto es relativamente sencillo de encontrar, por lo que podríamos ver que nuestro perfil "tiene el marcador que indica que somos más proclives a almacenar hidratos de carbono", por ejemplo.

edición genómica
Fuente: Pixabay.

"La situación general es muy parecida a la de 2014, cuando una periodista del New York Times solicitó tres kits genéticos para diseñar su dieta y cada uno de ellos le dio resultados y recomendaciones dietéticas dispares". ¿Por qué ocurre esto? Como decíamos, esto depende en gran medida de la herramienta que escojamos. "Muchas de estas cuestiones dietéticas que tratamos de controlar responden a decenas, cuando no centenas de genes y polimorfismos [diferentes formas del mismo gen] muy difíciles de controlar a la vez y de las que se desconoce su interacción entre sí", concreta.

"Eso no quiere decir que no sepamos mucho más que hace diez años. Pero de cara a los usuarios, los test de autoanálisis, en los que recoges las muestras tú mismo y recibes los resultados en tu casa... pues no. Estamos ante una cosa muchísimo más seria y compleja. Dentro de un tiempo, no te digo que no sea posible. Pero ahora mismo no", afirma.

Esto se debe, como decíamos, a la complejidad de la cuestión con la que nos enfrentamos. "Las herramientas genéticas tienen que ser administradas por un profesional de la materia y, al mismo tiempo, los resultados han de ser interpretados por ese mismo profesional. Tendrá que ser él u otro miembro de un equipo interdisciplinar el que formule las propuestas dietéticas". Y es que recordemos: la nutrición no es cosa sencilla.

¿Qué podemos saber con un test de ADN?

Existen diversos genes implicados en la nutrición diaria que afectan en menor o mayor medida a la forma que tenemos de absorber los alimentos. Por ejemplo, sabemos que los portadores de una variante conocida como INSIG2 tienen mayor predisposición a desarrollar obesidad. Si junto a este polimorfismo se presenta la variante AA del gen FTO, existe un riesgo elevado de desarrollar obesidad mórbida, por lo que sabemos con seguridad que ante la presencia de estos es imprescindible seguir una dieta muy baja en calorías y hacer mucho ejercicio.

Fotografía: Marta Tobolova - Shutterstock

El polimorfismo ADRB2 está relacionada con una alteración del metabolismo que dificulta la eliminación de grasas acumuladas, y el APOAV se asocia con enfermedades cardiovasculares, aunque tratables con dietas pobres en grasa. Por otro lado, un polimorfismo del gen GNB3 hace que su portador presente un alto riesgo de padecer obesidad, hipertensión e hipercolesterolemia... y así con decenas de genes.

Los hay que indican una mayor tendencia acumular grasas, peor capacidad para metabolizar hidratos de carbono o intolerancias a ciertas sustancias. A medida que aprendemos más, conocemos mejor cómo actúa nuestra "confección" genética en la dieta diaria. Entonces, ¿por qué no serviría una aplicación cualquiera unida a un test de autodiagnóstico? La respuesta, insistimos, está en la complejidad.

La nutrición no es una cuestión simple

"Las recomendaciones dietéticas generales para todo el mundo siguen siendo válidas independientemente de su genética", comenta el dietista citando a José María Ordovás, uno de los mayores expertos mundiales en nutrigenética y nutrigenómica. "Es decir, dejar de comer tanto alimento procesado, basar nuestra alimentación en vegetales y frutas, fundamentalmente, vale para todas las personas. Imagínate que te haces uno de estos test y te llegan a casa los resultados", nos explica.

"En ellos, te dicen que eres especialmente sensible a la inclusión de hidratos de carbono en la dieta por tus polimorfismos. Pero en ese análisis genéticos, seguro, no te van a detectar que eres intolerante a la fructosa, por ejemplo, porque no están relacionados con la obesidad o con la diabetes, que es lo que andas buscando. Entonces te mandan unas recomendaciones dietéticas que no se ajustan a tus necesidades".

Shutterstock - MaraZe

Este y otros muchos ejemplos muestran por qué hace falta que las herramientas y su interpretación sean revisadas y administradas por un profesional del campo, capaz de trabajar adecuadamente con dicha información y su denso contexto. ¿Y no existe ninguna aplicación de estos test de ADN que cuente con un equipo de especialistas adecuado? "Depende de lo que estemos hablando", nos explica el especialista.

"Depende de si estamos hablando de test de riesgo o test de nutrición personalizada", explica. "Por el momento, todas estas enfermedades 'genéricas' como son la diabetes, la obesidad... estos test son todavía cuestionables. Existen enfermedades cuyo origen es puramente genético. Para estas, los análisis de riesgo claramente son útiles. Pero para enfermedades en las que están involucrados muchos genes que conocemos, y aún muchos más que desconocemos, con una fuerte influencia del entorno, pues el tema se torna muy complicado".

Sin embargo, todavía queda mucho trabajo que realizar. Más que nuestra predisposición genética, deberíamos comenzar por hacer más caso a la dieta que normalmente tenemos. La población europea y americana padece de varias epidemias como son la obesidad o la diabetes debidas a una alimentación bochornosamente insana.

Todavía nos queda mucho que aprender, especialmente cuando hablamos de nuestra dieta, como para ponernos a pensar en los factores genéticos, cuyos efectos, a excepción de las enfermedades, están supeditados a nuestros hábitos diarios. Por si esto fuera poco, los test "baratos" y rápidos de ADN, aunque nos darán resultados, no serán ni concisos ni estarán supervisados por un equipo completo, algo que, sin más remedio, tiene unas implicaciones en nuestra salud. Así, por el momento, será mejor que dejes de pensar en adelgazar con un test ADN personalizado y te plantees comer más fruta y verdura. Será mucho más efectivo.