El miércoles 15 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, una patología que sufrían en 2010 cerca de 384 millones de personas. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, este trastorno —conocido también por sus siglas EPOC— podría convertirse en la tercera causa de mortalidad a partir de 2030. La preocupación por esta enfermedad, que genera serias dificultades al respirar, continúa en aumento.
La EPOC, llamada en inglés chronic obstructive pulmonary disease (COPD), es una patología de carácter progresivo, es decir, empeora a medida que pasa el tiempo. Anteriormente los términos más populares para hablar de esta enfermedad pulmonar eran bronquitis crónica o enfisema, aunque hoy en día los especialistas prefieren hablar de EPOC para referirse a un severo problema médico que, literalmente, deja a los pacientes sin aliento.
Cómo afecta al sistema respiratorio
En condiciones normales, el aire que respiramos desciende hacia los pulmones, primero por la tráquea y luego a través de unos tubos denominados bronquios y bronquiolos. Una vez que llega a su destino, el aire pasa a los alvéolos, unos pequeños sacos redondeados rodeados de capilares. El oxígeno que respiramos atraviesa las paredes de los alvéolos, con dirección a la sangre, para que el sistema circulatorio lo transporte a todas las células del organismo. Paralelamente, nuestras células producen dióxido de carbono como sustancia de desecho, que cruza los capilares hacia los alvéolos para seguir la dirección contraria, completando el intercambio gaseoso que tiene lugar en estos órganos.
En los pacientes que sufren EPOC, sin embargo, la cantidad de aire que entra y sale por las vías respiratorias disminuye por diversas razones. Según explican desde los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), los afectados afrontan problemas como la pérdida de elasticidad, la generación de mucosidad en exceso o el engrosamiento e inflamación de los bronquios y, en ocasiones, también se destruyen las paredes de los alvéolos. Estas dificultades para respirar están detrás del impacto que tiene la EPOC en la calidad de vida, ya que los afectados sufren serios problemas para realizar tareas cotidianas en su día a día.
Por desgracia, aún no existe cura para frenar la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, aunque algunos tratamientos como fármacos, cirugía o trasplante de pulmón y la terapia con oxígeno pueden ayudar a los afectados. Los principales síntomas, entre los que se observan dificultades para respirar, tos con mucha flema, sibilancias u opresión en el pecho, según la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU, empeoran a medida que pasa el tiempo. De ahí que el paso más importante frente a esta patología crónica, conocida en inglés por sus siglas de COPD, sea dejar de fumar.
El factor de riesgo más importante a día de hoy sigue siendo el consumo de tabaco, aunque la exposición continuada a la contaminación del aire, vapores químicos y polvo —en general sustancias que irritan y dañan los pulmones— también contribuyen al desarrollo de la EPOC. Desde hace quince años, facultativos y pacientes de todo el mundo celebran el Día Mundial de la EPOC con el objetivo de concienciar acerca de esta patología, que se diagnostica especialmente en personas de edad avanzada, y que podría ir en aumento en los próximos años.