Asus fue una de las compañías que antes innovó dentro del ecosistema Android. Y prueba de ello es el Asus PadFone, lanzado en 2012, momento en que las tablets amenazaban con cambiar nuestros hábitos de la forma en que finalmente lo han hecho los smartphones. Lo grande de aquel dispositivo híbrido entre teléfono y tablet es que, para su momento, ofrecía las ventajas de ambos tamaños sin sacrificar mucho, como sí han hecho experimentos similares de otras compañías. Gracias a ello, y sobre todo a productos como los Transformer, Google encargó a la compañía la fabricación de los Nexus 7 de 2012 y 2013.

Sin embargo, a partir de ahí la cosa decayó. Las tablets han ido perdiendo relevancia, y los teléfonos Asus nunca llegaron a tener demasiada presencia en mercados como el nuestro. A ello ayudó que el fabricante no apostara lo suficientemente fuerte por sus productos, pero también factores como que ZenFone UI fuese una de las capas más sobrecargadas que se recuerdan, que el diseño de los terminales fuese algo tosco o que los procesadores elegidos por la compañía fuesen Intel, muy lejos de poder competir en el área móvil con Qualcomm, Samsung o Apple.

El año pasado ya dieron pasos adelante en estos sentidos utilizando procesadores de Qualcomm de gama media y alta, y sólo queda ver si la apuesta de este año, los ZenFone 4, siguen su estela mejorando y, sobre todo, si pueden compararse con la gama media-alta tan de moda estos días.

El diseño del Zenfone 4 recuerda mucho a otros terminales del mercado como el Honor 9 o el iPhone 7 Plus, y como ellos, presenta un gran acabado con bordes de aluminio y trasera de cristal, que tan de moda se está poniendo en el mercado. Esto, por una parte, implica fragilidad, por otra resbalones continuos, y en tercer lugar, huellas. Por todo ello, pese a que en mano se siente genial, mientras lo probaba opté por llevarlo en la funda que viene incluida en la caja.

El problema que tiene el ZenFone 4 es justo recordar a terminales como los mencionados, pues ninguno es representativo de diseños que se esperan en 2017, y el ASUS tampoco lo es. Se agradece la ubicación del lector de huellas en la parte delantera, pero al igual que ayuda le hace quedar muy abajo en las ratios de frontal/pantalla, con un pobre 71.4%. Esto, unido a que el panel del terminal es de 5.5" hace que se haga grande en muchos momentos, y no se pueda alcanzar la parte superior sin acomodarlo en la mano.

Ese tamaño de pantalla unido a un panel 1080p hace que la nitidez sea notable, en un punto en el que por cuestiones de coste y energéticas no se puede pedir más a los fabricantes. En cuanto a calibración y representación de color también cumple, sin destacar en un mercado donde empieza a ser complicado encontrar malos paneles LCD por encima de los 200€. Hay que felicitar a ASUS por las posibilidades que brinda al usuario en cuanto a modificación de temperatura de color y saturación, pues permite dejar la pantalla muy al gusto de cada uno.

El brillo del panel, sin ser el más alto del mercado, permite el uso en exteriores sin problemas, con un ajuste del brillo automático rápido y preciso que hará que no toquemos los ajustes como norma general.

Antes de pasar a software y rendimiento, hablemos de biometría y de sonido. Respecto a lo primero, hay que decir que Asus juega en la liga de los grandes, con un lector de huellas muy rápido para ser de gama media. A ello suma un precisión casi perfecta, que no fallará salvo que no coloquemos bien el dedo o que lo tengamos mojado o muy sudado. Pasando al sonido, mencionar que el altavoz presenta un volumen fuerte pero que ni presenta un nivel de graves decente ni es capaz de no distorsionar cuando elevamos el volumen por encima de los últimos niveles.

El software y el rendimiento son la parte más importante de muchas reseñas, pues son las áreas donde muchos fabricantes pueden diferenciarse. En el caso del Asus Zenfone 4, son más importantes aún, pues ZenFone UI, la capa de personalización de la familia, ha sido tradicionalmente un lastre enorme en usabilidad y rendimiento. Tratándose de una capa muy invasiva de la experiencia pura de Android, el rendimiento dejaba mucho que desear, pero además era difícil encontrar muchos ajustes que el usuario tenía memorizados de otros fabricantes. A ello se unían aplicaciones de utilidad cuestionable, servicios duplicados, etc.

Con la nueva Zenfone UI 4.0 basada en Android 7.1.1, la cosa ha mejorado enormemente, y aunque todo sigue sobrecargado, ahora se siente mucho más Android que un sistema propio de ASUS, como ha llegado a ocurrir. Quizá hay añadidos que el usuario no ha demandado, pero en general nada resta, y todo puede llegar a sumar en algún momento. Sí hay que señalar que elementos como el teclado resultan algo molestos en cuanto a altura de las teclas, y aunque estas se pueden regular, muy pocos usuarios sabrán cómo hacerlo.

¿Cómo se traslada esto al día del terminal? Teniendo en cuenta que el Asus Zenfone 4 cuenta con el chip Snapragon 630, que mejora ligeramente al gran Snapdragon 625 en rendimiento y autonomía, cabía esperar que el terminal rindiera más en uso normal que otros como el Moto G5 Plus o el Xiaomi Mi A1, pero no ha sido así. No es que el lag esté muy presente en la actividad normal, pero el Zenfone 4 no se siente veloz en animaciones y apertura de aplicaciones. Tampoco se siente lento, simplemente la capa añade al chip algo de trabajo extra que hace perder la sensación que dan terminales más optimizados.

En juegos la sensación es mejor. Sin llegar al rendimiento de terminales de gama alta, los títulos más exigentes se mueven con soltura, sin brillar, como cabe esperar del Snapdragon 630. Además, ni durante momentos de carga de trabajo ni durante momentos enchufado a la corriente se ha calentado en exceso.

Y llegamos al punto álgido del Asus Zenfone 4, su batería. Sobre el papel no es mala, pero tampoco parecía que fuera a ser espectacular, pues cuenta con una capacidad de 3300 mAh, algo relativamente estándar para 5.5". En la práctica, estamos ante una de las mejores baterías que he probado nunca, y sin duda la mejor que he probado en 2017, dentro y fuera de la gama alta.

La autonomía ha llegado al nivel de poder decir, esta vez sí, que no nos quedaremos sin energía incluso en jornadas muy exigentes. Cifras como 7, 8 y 9 horas de pantalla no son comunes en ninguna gama de grandes fabricantes, y con el Zenfone 4 las he alcanzado tanto en días muy intensos como en dos días consecutivos más suaves, con noche de por medio sin cargar. Si en algún momento nos quedamos cortos, sólo será necesario conectar el terminal a la corriente durante algo más de una hora, tiempo en que estará completamente cargado.

Con las cámaras llegamos al fin de la prueba, y hay que decir que para su precio y teóricas prestaciones, decepcionan. Si las enmarcamos dentro de la gama media, donde aspiran a hacerse un hueco, sí podemos considerarlas adecuadas, pero es necesario recordar en todo momento que el Asus Zenfone 4 tiene un precio de 500€, y que sus competidores parten de precios de 300€ menos. Si por otra parte comparamos al Zenfone 4 con terminales que se mueven en esa franja de precio, como los OnePlus 5 y 5T, el Huawei P10, el Honor 9 o el LG G6, el terminal chino no tiene posibilidad de competir.

Sí, cuenta con dos cámaras de 12 y 8 megapíxeles, con el Sony IMX362 con tecnología Dual Pixel como sensor principal, logrando píxeles muy luminosos de 1.4 micrómetros. Y a ello se suman estabilización óptica y una apertura amplia f/1.8. Sin embargo, todo ello no acaba significando mucho en resultados que no destacan por captación de luz, representación de color o rango dinámico. Además, el HDR, que se activa con facilidad gracias al ajuste automático, tampoco compensa demasiado las diferencias de exposición. Si nos vamos a la lenta gran angular del ZenFone 4, la calidad de imagen se reduce notoriamente, como le ocurría al LG G5. En este sentido, como nota positiva, el cambio entre las dos cámaras es sencillo y fluido.

Al contar con doble cámara, el usuario busca el modo retrato o de profundidad antes de cualquier otra cosa. Y aquí lo encuentra como "modo vertical". El problema de este modo es que parece haber sido incluido a toda costa, sin ajustar completamente las cámaras y el software encargado del blur o desenfoque, y es que en muchas situaciones es incluso más artificial que uno que podemos hacer por nuestra cuenta con Photoshop o aplicaciones dedicadas. Otro aspecto negativo de este modo es que sólo funciona con personas y no con objetos, con lo que su aplicación queda muy limitada.

En conclusión, el Asus Zenfone 4 es un buen teléfono, con aspectos excelentes como la construcción, la sensación en la mano o la autonomía, donde pocos podrán decir que le superen, pero que se queda en la media en todo a la hora de valorar el resto de sus apartados en conjunto. Si a ello se le suma que su precio es de 500€, y el de competidores a los que puede hablar de tú a tú es de 200€ menos, el Zenfone 4 parte con seria desventaja. Habrá que esperar a que la compañía haga avances en su estrategia de precios, tal y como ha udo haciendo en el resto de apartados. Por ejemplo, sin llegar a ser perfecta ni acercarse, los esfuerzos que ha hecho sobre ZenFone UI son elogiables, pero hay que dar más tiempo, porque venían de muy abajo.

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