Analizamos el Huawei Mate 10, un teléfono de grandes dimensiones cuyo reducido precio y excelentes prestaciones le convierten en un producto fantástico para aquellas personas que quieran obtener la mejor experiencia de uso posible sin subirse al carro de los 1.000 euros.En 2010, **Huawei** era sinónimo de mediocridad y marca blanca. La compañía carecía de cierta presencia en la industria móvil —pese a ser uno de los principales fabricantes de antenas y equipos de telecomunicación—, y eso hacía que cualquier producto con su logo en la espalda cayera, casi inmediatamente, en la irrelevancia y el desprecio.
Siete años después, el cuento es muy diferente. Según los datos de IDC, la compañía es ya el tercer fabricante con mayor cuota de mercado del mundo. Su negocio de smartphones va viento en popa y el valor de marca se ha incrementado año tras año hasta conseguir el puesto número 88 en la lista anual de Forbes en 2017.
Las claves de su éxito son múltiples: estrategias agresivas de distribución, inteligentes apuestas publicitarias y un portfolio de productos muy competente y atractivo. Todo ello sustentado por un grifo económico del diámetro del Vicente Calderón, cómo no.
No obstante, en este fantástico puzzle que la marca ha desarrollado con mimo sigue ausentándose una pieza clave: un teléfono de referencia. Sí, en las gamas P y Mate se pueden encontrar productos de muy buena calidad, como los recientes P10 y Mate 9; pero a todos esos productos, independientemente de su precio y prestaciones, se les acuña la misma coletilla: Huawei sigue sin jugar en la liga de los mejores.
Las diferencias entre sus productos y los referentes del sector (iPhone X, Note 8, etc.) son, en realidad, simples detalles. Hablamos de calibraciones de pantalla, diferencias en el procesado de imagen, minucias estéticas, homogeneidad en el software, etc. No obstante, esta clase de aspectos "menores" cobran una gran relevancia en el segmento más alto del mercado, donde el consumidor invierte ciertas sumas de dinero para obtener siempre la mejor y más vanguardista experiencia de uso.
Con el nuevo Mate 10, la principal duda es precisamente esa: ¿en qué bando se encuentra este producto? ¿Estamos ante un producto capaz de rivalizar con el iPhone X y el Galaxy Note 8 o se limita a ofrecer una muy buena experiencia de uso a cambio de una suma de dinero inferior?
La prueba de fuego de Huawei
Para hallar la respuesta a dicha pregunta, el proceso más rápido ir juzgando, punto por punto, la posición en la que se queda el Mate 10 respecto a esos productos coetáneos que ocupan los puestos más altos de la tabla.
En resumidos puntos:
- Procesador. El último teléfono de Huawei incorpora el SoC Kirin 970, diseñado en casa y con una mejoría casi imperceptible respecto al 960 que ya conocíamos. ¿Las principales novedades? Un mayor poderío en el apartado gráfico y algunas pequeñas mejoras en consumo energético y la conectividad. Todo lo demás es prácticamente igual que en su predecesor. Afortunadamente, eso le basta para equiparar en la mayoría de aspectos a otros SoCs como el Exynos del Galaxy S8 o el Snapdragon 835 del Pixel 2 XL. El único que se le escapa es el A10 Bionic de Apple, que casi duplica las prestaciones del chipset de HiSilicon.
- Rendimiento. Pese al escaso avance del procesador y el software, el Mate 10 ofrece una de las experiencias de uso más pulidas y suaves del paradigma actual. No es ninguna sorpresa, en realidad: teléfonos previos como el P10 y el Mate 9 ya lograron acuñarse una opinión similar.
- Software. EMUI sube un peldaño más y ahora se integra en la versión 8.0 de Android. Los cambios son mínimos respecto a versiones previas, aunque ese escaso progreso no es su mayor problema. La heterogeneidad de interfaces (respecto a las guidelines de Google) y las líneas de diseño empleadas en algunas partes del sistema, en cambio, sí lo son. Y eso es algo que ya criticamos en el Mate 9, P10 y los teléfonos de Honor (segunda marca de Huawei).
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- Biometría. Minipunto para Huawei en este aspecto. Han reducido marcos, han mantenido el lector de huellas en la zona frontal y, además, funciona extraordinariamente bien. Ojalá en Samsung aprendieran de ellos.
- Autonomía y carga. 4.000 mAh + el sorprendente sistema de carga rápida de Huawei = independencia casi absoluta de los enchufes. La autonomía es excelente y ni Apple ni Samsung son capaces, por el momento, de equiparar a la gama Mate de Huawei. Diez puntos para Gryffindor.
- Pantalla. Huawei apuesta por lo clásico en el Mate 10 normal. Ni OLED ni formatos extraños. 16:9, tecnología IPS y, eso sí, resolución 2K. No sorprende como la del Galaxy Note 8 —que, con el permiso del iPhone X, es la mejor pantalla del sector—, pero ofrece una calidad muy buena considerando el segmento de precio en el que entra.
- Adiós a los marcos y, sobre todo, hola al formato "BlackBerry". A diferencia de Samsung y LG, Huawei ha reducido drásticamente las inmediaciones de su pantalla sin alterar el formato de la misma. Conservamos los 16:9 y, como consecuencia, el chasis resultante es más cuadrado y compacto que en productos de la competencia. ¿Es una buena decisión? Durante los primeros instantes, usar un teléfono tan cuadrado es una sensación bastante extraña; a la larga, no obstante, la nueva proporción no influye en absoluto al uso del producto —ni positiva, ni negativamente—. Es, simplemente, una solución diferente e igual de valida.
Hablemos de la (casi ausente) inteligencia artificial
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Desde que en septiembre introdujera el SoC Kirin 970 al resto del mundo, Huawei ha hablado y hecho mucho énfasis en el desarrollo y las posibilidades de los sistemas de inteligencia artificial en teléfonos móviles. No es ninguna sorpresa, por lo tanto, que el Mate 10 haya sido el primer teléfono de la marca en integrar un chip específico para este tipo de tareas.
A este nuevo sistema lo han denominado "Unidad de procesamiento neuronal" o "NPU". Habita en el interior del SoC Kirin 970, y es capaz de procesar determinadas tareas de una forma más veloz y con un menor consumo energético que el resto de unidades de procesamiento que integra este chipset.
Desde el punto de vista técnico, su inclusión es un signo de vanguardismo por parte de Huawei. Solo Apple con el A10 Bionic equipara la apuesta de los ingenieros chinos.
El reto de la inteligencia artificial, a día de hoy, trata más sobre encontrar aplicaciones de uso real que progresar en el apartado técnico.
Desde el punto de vista práctico, en cambio, esta unidad de procesamiento neuronal sobre la que Huawei está accionando la mayor parte de las campañas de marketing y publicidad del Mate 10 es, sencillamente, una enorme bola de humo.
Las aplicaciones que Huawei ha desarrollado —y que sacan partido de este sistema— tienen una utilidad bastante discutible, y eso deja en la cuneta cualquier logro técnico que la marca haya logrado con la unidad de procesamiento neuronal. ¿De qué sirve tener un chip tan avanzado y vanguardista si no se le saca el partido que merece? Pues para articular acciones publicitarias y poco más.
El melón de la cámara
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Tras un P10 con una cámara sin grandes novedades, Huawei ha dado un paso muy importante en el aspecto fotográfico con el nuevo Mate 10. Además de las clásicas mejoras en procesado, sensores y modos de disparo, Huawei ha aumentado la apertura hasta el f/1.6, una cifra que solo el LG V30 equipara y permite obtener unos resultados muy superiores en entornos de baja luminosidad.
En términos generales, el Mate 10 ofrece un rendimiento muy consistente y bueno en el aspecto fotográfico. Supera con creces los resultados de sus predecesores y se acerca peligrosamente a las propuestas de Samsung o Apple. De hecho, solo detalles como el procesado de imagen —que no camufla el ruido tan eficientemente como lo hace Samsung— o las mediciones de la escena le impiden equiparar a los mejores del sector.
El Mate 10 supone un gran paso hacia delante en el ámbito fotográfico. No obstante, Samsung y Apple, a través de pequeños detalles, están un pequeño peldaño por encima.
Mención especial merece el modo retrato, que en el Mate 10 ofrece resultados mucho mejores tanto en la detección de bordes como en el tipo de blur. Su mayor carencia, eso sí, vuelve a ser la progresividad del desenfoque en escenas complejas, algo que ya comentamos extensamente en la reseña del P10 y que solo el iPhone 7 Plus (y posteriores), a día de hoy, logran conseguir.
Por otra parte tenemos el zoom 2x híbrido, que no se apoya en las distancias focales sino en las diferentes resoluciones de sus sensores. Los resultados son muy buenos, aunque, eso sí, ligeramente inferiores a los de un sistema óptico tradicional (como iPhone 8 Plus o Galaxy Note 8).
Conclusión
A 699 euros, el Mate 10 es, probablemente, uno de los teléfonos más recomendables del momento. Ofrece unas prestaciones fantásticas y, en muchos sentidos, cercanas a los mejores smartphones del sector.
No obstante, quien busque en el Mate 10 "lo mismo que en el Note 8 de 1.000 euros por 300 euros menos" quedará, casi con total seguridad, insatisfecho. Las diferencias de precio también están presentes en la experiencia de uso, y otros productos como el Pixel 2 XL, el Note 8 o el iPhone X persisten por delante.
El planteamiento y la conclusión final es, por lo tanto, la misma que escribí hace justo un año sobre su predecesor: Huawei acaricia el Olimpo. Esa parece ser su zona de confort. Y, al menos por el momento, parece que tendremos que seguir esperando para recibir un producto de Huawei que aspirar a la coronación como "el mejor teléfono del año".
Pros
- Autonomía y sistema de carga
- Biometría
- Rendimiento
- Cámara
Contras
- Software
- Inteligencia artificial vacía