Peter Fisher es una de las figuras más destacadas del movimiento a favor de la homeopatía, una práctica inventada por Christian Friedrich Samuel Hahnemann en el siglo XVIII que se basa en el principio de que lo semejante cura lo semejante. A pesar de su falta de evidencia científica, al no haber demostrado hasta la fecha más eficacia que el placebo, los productos homeopáticos son muy populares en todo el mundo, incluido Reino Unido, donde Fisher trabaja como asesor personal de la reina Isabel II.
El director clínico del Real Hospital de Londres de Medicina Integrativa, un centro donde proliferan otras pseudociencias, como la hipnosis o la acupuntura, es un firme defensor de la homeopatía. Tanto que además de sus consejos a su majestad británica, Fisher participa en debates y mesas redondas promocionando los supuestos beneficios —no demostrados por el momento en ensayos clínicos a doble ciego y aleatorizados— de la práctica pseudomédica. La última ocasión en la que el homeópata se ha visto envuelto en una polémica ocurrió hace solo unos días, cuando Fisher respondió a una noticia que apareció en un periódico de Reino Unido, en la que se criticaban los millones de libras gastados por los médicos en tratamientos identificados como un "derroche de dinero público".
El artículo había sido publicado a raíz de un estudio de la Universidad de Oxford, en el que se analizaban las prescripciones realizadas por los médicos de familia del país anglosajón. La investigación, liderada por Ben Goldacre a través de la plataforma Open Prescribing, denunciaba la disposición de muchos profesionales sanitarios para aconsejar a sus pacientes a que adquiriesen "pastillas mágicas de azúcar ineficaces". Además de su trabajo como médico, Goldacre es un conocido divulgador científico que ha publicado libros muy críticos desenmascarando las prácticas sin evidencia científica o la mala praxis en investigación y en la industria farmacéutica.
La noticia sobre el gasto inútil en homeopatía debió de enfadar a Fisher, que publicó una tribuna en formato de réplica defendiendo, una vez más, este tipo de productos. El asesor de la reina Isabel II utilizó el estudio EPI-3, dirigido por la Universidad de Burdeos y en el que participaron 6.000 voluntarios, para defender los supuestos beneficios de esta pseudoterapia. ¿El problema? Fisher olvidó mencionar, casualmente, que dicho ensayo clínico fue financiado por Boiron, una de las multinacionales más importantes de la industria farmacéutica que se dedican a desarrollar productos homeopáticos y que reconoció que no sabía cómo funciona la homeopatía.
Según Fisher, el uso de estas pseudoterapias presentan menos riesgos y costes más bajos que el empleo de los medicamentos avalados por la evidencia científica. Además, el consejero de la reina Isabel II defendió que los pacientes que recibían homeopatía presentaban mejores resultados que los tratados con la medicina. La realidad, de acuerdo con el artículo en el que le replicó Goldacre, es que tres de los cinco autores del estudio francés estaban directamente relacionados con Boiron y de que la industria homeopática utilizaba pacientes en sus ensayos con un mejor estado de salud, motivo por el que 'costaban' menos al sistema sanitario británico. El autor de obras como Bad Science o Bad Pharma criticó que Fisher incurriera en la misma tendencia de la industria farmacéutica —ocultar los enormes conflictos de interés existentes— para disfrazar como bueno algo que nunca ha demostrado serlo, como ya le dijo en un debate celebrado hace más de diez años en el Museo de Historia Natural de Londres.
A pesar de la defensa que Fisher y otros homeópatas realizan sobre estas pseudoterapias, cada vez son más las voces que denuncian los riesgos que presenta la homeopatía. Recientemente, organismos como el Comité Científico Asesor de las Academias europeas, la Real Academia Nacional de Farmacia o la Generalitat Valenciana han criticado la nula eficacia de este tipo de tratamientos no avalados por la ciencia y los problemas que pueden tener los pacientes si abandonan las terapias probadas por la evidencia.