La noticia ha saltado en todos los medios: "¡Cuidado! Los tatuajes pueden estropearte los ganglios linfáticos y ser peligrosos", "metales pesados y otras sustancias podrían contaminar tu cuerpo por culpa de la tinta", etc. Lo cierto es que tenemos la suerte (o la desgracia) de vivir uno de esos momentos únicos en los que la ciencia trabaja a piñón para esclarecer una de las dudas que aterran a la población: ¿es mi tatuaje malo para la salud? Según un último estudio, sí. Pero no tan rápido, puede ser que la cosa no sea tan sencilla.
Tatuajes, ganglios y otras cuestiones
"La tinta de los tatuajes afecta al sistema inmune". Con este título y variaciones del mismo, los medios generales salían los últimos días a discutir un paper publicado en Nature Scientific Reports. En él, ciertamente, los investigadores ponen de manifiesto varias cosas que vamos a detallar ya mismo: en primer lugar, que la tinta de los tatuajes produce sustancias como consecuencia de su degradación. Entre las sustancias asociadas, las más peligrosas, citan los investigadores, son los metales pesados. En segundo, que estas sustancias son captadas por los ganglios linfáticos produciéndose una inflamación de los mismos. En consecuencia, estos podrían terminar por funcionar pero, poniendo trabas al sistema inmune o generando diversas enfermedades.
Asociados a estos productos y síntomas analizados, los investigadores discuten la posibilidad de que los tintes puedan relacionarse con el cáncer, problemas inmunológicos o intoxicaciones citotóxicas locales (o lo que es lo mismo, destrucción de tejidos valiosos en el cuerpo). Los medios no han tardado en entrevistar a médicos o, incluso, a los autores del paper quienes han hecho afirmaciones bastante comedidas. A pesar de esto, titulares como el que comentábamos arriba, u otros como "Alerta por las tintas de tatuajes" no ha dejado de salir como setas. Pero, ¿de verdad hay razones para estar alerta?
¿Qué quiere decir el estudio?
En primer lugar, cuando echamos un vistazo al estudio, nos llama la atención una cuestión muy poderosa: sólo se usaron cuatro (¡cuatro!) muestras de tejidos post mortem para hacer el análisis. Tanto el número como el "post mortem" deberíamos tenerlo muy en cuenta. En primer lugar, cuatro es una cifra terriblemente pequeña para hacer un estudio. En biología, una N (es decir, una población de estudio) menor de veinte se considera inválida en el mejor de los casos. Y veinte es una cifra pequeñísima, especialmente si hablamos de biología humana. Además, el tejido obtenido post mortem no funciona igual que el tejido in vivo. De hecho, existen muchas diferencias entre un tejido vivo y uno muerto, especialmente si hablamos de metabolismo celular (que al final es lo que revisamos en este artículo). Así que lanzarse a hacer afirmaciones en base a este estudio es muy audaz. Por no decir estúpidamente valiente. Ante lo visto, lo máximo que podríamos sacar en claro es que existen indicios para seguir investigando sobre la disposición de los tintes en el cuerpo humano. ¿No me crees?
En la discusión del propio artículo (que recordemos, es la base para la noticia que ha hecho correr ríos de tinta, nunca mejor dicho), se especifica que, con respecto a los metales pesados encontrados en los nodos linfáticos, "el tatuaje podría no haber sido la única ruta de exposición en estos individuos en particular" (sic). Esto quiere decir que los investigadores están teniendo en cuenta que tal vez existen otras razones por las que se acumularon metales pesados en los nodos. También discuten sobre el tamaño del transporte de los pigmentos aunque especifican que no se conocen los mecanismos exactos que intervienen. Otra de las discusiones interesantes hace referencia a diversas sustancias potencialmente peligrosas las cuales están relacionadas con las células lipídicas (grasa). De nuevo, los investigadores indican que el funcionamiento del tejido post mortem podría diferir mucho con el tejido de alguien vivo.
Por otro lado, sí que dejan claro que existe una relación con la aparición de partículas en los nodos linfáticos (que sí demuestran en base a estos cuatro tejidos) y su inflamación crónica. Pero resumiendo toda esta amalgama de información, cabría decir que no podemos llegar a una conclusión concreta y tajante. Lo que sí podemos hacer es apuntar a nuevas investigaciones, que es lo que aconsejan los propios autores. Dichas investigaciones ya irían orientadas a buscar los restos de las tintas de los tatuajes en ciertos tejidos concretos. Pero de ahí a decir que las tintas de los tatuajes afectan al sistema inmune, hay mucho trecho.
¿Es seguro hacerse un tatuaje?
Lo cierto es que existen muy pocos estudios que aclaren las dudas con respecto a los tatuajes. A la luz de los datos aportados por la Comisión Europea, hasta el 12% de los europeos y el 24% de los estadounidenses están tatuados. El negocio de los tatuajes implica a decenas de millones de personas por todo el mundo. Siendo así, es curioso que la legislación tenga tantas lagunas. Especialmente en cuanto a la salud y seguridad se refiere. Las tintas de los tatuajes cuentan con más de 200 sustancias, entre colorantes y aditivos. Entre los colorantes, más del 80% son de origen orgánico (lo que no tenemos que confundir con algo ni bueno ni malo), y el 60% de los mismos está relacionado con el grupo funcional "azo". Varios azoderivados son conocidos por la posibilidad de liberar aminas primarias aromáticas, que son potencialmente cancerígenas. Otras sustancias derivadas de los tintes que podrían ser peligrosas son los hidrocarburos policíclicos aromáticos o los dichosos metales pesados de los que hablábamos.
Por todo ello, las autoridades llevan años preocupadas tratando de encontrar evidencias científicas y recomendaciones que ayuden a legislar mejor el ámbito de los tatuajes. Sin embargo, buscando en la literatura científica vemos que los peligros de los tatuajes son, principalmente, las infecciones y alergias. Normalmente estas están asociadas a secciones cutáneas del cuerpo. También se ha tratado de encontrar la relación de los tintes con el cáncer de piel. Por el momento, las pruebas apuntan a que no existen evidencia para pensar que, a pesar de las sustancias de las que hablábamos, los tatuados sufran mayores posibilidades de melanomas u otros tumores de la piel. Tampoco hemos encontrado más estudios que avalen las afirmaciones de los medios de comunicación con respecto al estudio publicado. De hecho, insisto, los investigadores especifican la necesidad de seguir investigando en la dirección de sus resultados. Pero no se pueden sacar conclusiones tan tajantes.
En resumen, por el momento parece que hacerse un tatuaje sigue siendo igual de seguro que siempre. ¿Existen peligros asociados a los tatuajes? Desde luego, aunque, como decíamos, la gran mayoría tienen que ver con bacterias e infecciones, además de alergias. ¿Está nuestro sistema inmune en peligro por culpa de los tintes? Al igual que existe este estudio, otros afirman que los tatuajes podrían ayudar a reforzar el sistema inmune. Y estos se realizaron con muestras mayores y con personas vivas. Si yo tuviera que hacer una apuesta, lo haría por la seguridad de los tatuajes. Puede que en el futuro las evidencias vayan en contra de lo que estas líneas argumentan. Pero como ocurre con las evidencias científicas, todo depende de con qué pruebas contemos en ese momento. Y por el momento, estas no avalan la alarma contra ellos.