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Con una terrible categoría de cinco, el huracán Irma ha arrasado una gran parte del Caribe. Y la pesadilla no ha terminado. Sus 295 km por hora arrastran sin compasión todo lo que se opone a su paso. Cuba y Florida ya están en alerta de peligro extremo. Aunque hemos registrado otros huracanes más potentes, este está siendo especialmente devastador. Probablemente el que más, de los que hemos sufrido. Por desgracia, el Irma se encadena con los terribles efectos del huracán Harvey, que provocó serios destrozos en Texas. Y para más preocupación, ahora aparecen las tormentas Katia y José para terminar de ponerle la guinda a este terrorífico pastel.

José, Katia e Irma, el trío de huracanes

Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, además al terrible paso del huracán Irma ahora se le añaden los efectos de los más moderados Katia y José. Estas dos tormentas tropicales han pasado a ser huracanes de categoría uno, lo que tampoco es nada bueno. Ambos huracanes se espera que alcancen rachas de hasta 120 Km por hora, capaces de arrancar una casa en el peor de los casos. Ahora mismo, José se encuentra a unos 1.600 Km de las Antillas Menores, aunque se espera que se desplace hasta ellas y después adquiera categoría dos, en su paso hacia las Bermudas.

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Por su parte, Katia apareció en el Golfo de México y se internará en el interior del territorio azteca durante los próximos días, llegando hasta Veracruz, Puebla, Guerrero y Oaxaca. Como vemos, José va a seguir la estela destructiva del Irma, trabajando como un coletazo devastador sobre las zonas ya dañadas. Esto, estiman los expertos, va a suponer un duro golpe para las zonas afectadas a pesar de que, por suerte, el epicentro de José no tocará tierra. Nos topamos con un fenómeno especialmente grave ya que estos cuatro huracanes se han sucedido con muy poco tiempo y con una alta intensidad, lo que marca una temporada de huracanes reseñablemente peligrosa.

"El huracán Irma está tomando esta repercusión tan grande debido a su categoría 5, lo que ya es peculiar por sí mismo, y su tamaño", explica Jesús Montero, Portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) para Hipertextual. El ojo del huracán tiene unos cincuenta kilómetros, superior al tamaño de algunas islas por las que está pasando. "El diámetro del huracán está en torno a los 800 u 850 kilómetros". La unión de tres huracanes, aunque extraordinario, no es imposible. Ya en 2010 pudimos ver una imagen muy similar con los huracanes Igor, Julia y Karl. "No hay una explicación extraordinaria de por qué ocurren tres huracanes, sino que se dan las condiciones meteorológicas adecuadas. Pero la simultaneidad de estos tres es factible. Ya ha ocurrido otras veces", afirma. "Aunque no son comparables. José y Katia no habrían saltado a los medios si no fuera por Irma".

¿De dónde salen estos huracanes?

Es muy importante entender la diferencia entre Katia, José e Irma. "No son [huracanes] comparables", explica el portavoz de Aemet, "estos son pequeños ciclones generados por las condiciones de la zona". La temporada de huracanes del caribe no se llama así por razones baladíes. El Mar Caribe y el Golfo de México, por su situación geográfica especial, son grandes criaderos de ciclones. ¿Por qué razón? Los fenómenos tropicales extremos obtienen su energía de la condensación de aire húmedo producida por el calor que se produce en esta zona del planeta. "Esta es una zona en la cual la temperatura del agua de mar es superior a unos 26,5ºC con ausencia de cizalladura en altura". Con estas palabras, Jesús nos explica el mecanismo meteorológico que prepara la atmósfera para la tormenta tropical. "Esto provoca la convergencia de vientos de superficie, alimentada por el calor latente del agua del mar".

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Fuente: NASA.

En consecuencia, se producen grandes cambios de presión que generan fuertes vientos. Además de los vientos, las nubes cargadas y las tormentas tropicales terminan de perfilar la forma de los huracanes. Como es obvio, a finales de verano estos fenómenos recrudecen en intensidad, generando la época de huracanes. Dependiendo de su fuerza y localización, un ciclón tropical puede llamarse de diversas maneras: depresión tropical, tormenta tropical, huracán, o tifón. Los huracanes y las tormentas ciclónicas se diferencian básicamente por su intensidad.La estructura de un ciclón tropical consiste en una gran masa de aire en rotación, que produce fuertes vientos y tormentas. El ciclón "se alimenta", como decíamos, de la expulsión de calor procedente de la condensación del vapor de agua a grandes altitudes. Dicho calor proviene del Sol, que inicia el proceso de evaporación. Dependiendo de las diferencias de temperaturas, estos fenómenos pueden alcanzar monstruosas intensidades, como vimos con el huracán Patricia y ahora observamos con el Irma. El José y el Katia, aunque menos potentes, no dejan de ser tormentas colosales de categoría uno, cuyo origen es el mismo que su "hermana mayor".

¿Tiene la culpa el cambio climático?

"Actualmente no se puede establecer una correspondencia directa", comenta el portavoz. "Al menos con los datos que tenemos. Los huracanes han existido siempre". Entonces, ¿qué relación podemos encontrar? "Hay estudios de atribución que indican no que aumentará el número huracanes pero sí la intensidad de los mismos", afirma. Como sabemos, llevamos unos años viviendo un incremento en las temperaturas medias generales. Expertos como Carlos Yagüe, del Departamento de Geofísica y Meteorología de la Universidad Complutense de Madrid, nos contaban hace un tiempo que "numerosos estudios señalan que las situaciones extremas, [...], son esperables como consecuencia del cambio climático".Los meteorólogos y físicos llevan advirtiendo que los eventos extremos serán aún más intensos a la luz de las consecuencias del cambio climático. ¿Esto incluye a los huracanes Harvey, Irma, José y Katia? "Los estudios que así lo indican son estudios preliminares y de atribución, que no son concluyentes todavía", explica Jesús. A pesar de que existen cada vez más evidencias científicas de que el aumento del calor general en una zona recrudece los cambios atmosféricos que promueven estos eventos, todavía es pronto para establecer relaciones claras.

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Fuente: NASA/NOAA/UWM/CIMSS/William Straka III.

Por el momento, la única razón de la destructividad de Irma es la casualidad de eventos meteorológicos. La fuerza de este tipo de fenómenos es muy variable. Especialmente si hablamos de destrucción ya que esto depende del paso del huracán por zonas habitadas. Lo que sí que podemos decir es que en los últimos años, curiosamente, hemos podido observar los ciclones más violentos que jamás hemos registrado. Como bien explicábamos, el Patricia, con sus 320 Km por hora, alcanzó la intensidad más terrorífica que jamás hemos visto. Por suerte, al tocar tierra más tarde, habiendo bajado su intensidad, los daños fueron sustancialmente menores de lo que prometía. Sin embargo, el Irma une fuerza con un paso por una zona extremadamente delicada. Por el momento esperamos que Irma rebaje su intensidad de cinco a cuatro en los próximos días. Pero todavía queda mucho para que acabe, especialmente con José y Katia apareciendo por nuevos frentes.

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