En cualquier ciudad, la lluvia provoca que el tráfico sea más intenso. En la Ciudad de México, una de las capitales más congestionadas del mundo, la larga fila de coches se une con las inundaciones del metro, de las calles y hasta del aeropuerto. Este pasado mes de agosto, las intensas lluvias han causado estragos en la capital mexicana, lo que han llegado a provocar el cierre del aeropuerto durante algunas horas y que la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México activara la alerta roja por tormenta en varias delegaciones.

A raiz de estos incidentes, han salido a la luz ciertos debates sobre la intensidad en esta época de lluvias. La contaminación y el cambio climático podrían ser algunas de las causas por las cuales la capital mexicana ha sido víctimas de graves inundaciones. Pero ¿realmente ha aumentado la magnitud de las tormentas en la Ciudad de México?

"Los chubascos son ahora más cortos y más intensos y en el Observatorio de Tacubaya se ha registrado la tendencia de que está lloviendo un 70% más que cuando se iniciaron las mediciones hace cien años", explicó en entrevista con Hipertextual la Dra. Elda Luyando, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

A pesar de ello, la investigadora sostiene que las últimas lluvias no son tampoco algo anormal y que entran dentro de la normalidad en la temporada de lluvias en la Ciudad de México. Las consecuencias, sin embargo, han sido más notorias en las últimas ocasiones por los efectos de la urbanización.

La capital mexicano ha crecido de manera exponencial en los últimos años y donde "antes había zonas verdes, ahora todo es cemento", explicó la Dra. Luyando, quien añadió:

> Las lluvias llegan al suelo y en lugar de filtrarse anda buscando la alcantarilla. El drenaje no está preparado para recibir tanta agua y entonces empieza a brotar de las alcantarillas y causa estragos. Más que la intensidad de la tempestad, es la forma en la que se ha construido la ciudad.

Cuando hay varios días de lluvia intensa, el drenaje no da abasto y pueden desbordarse ríos como ocurrió la semana pasada con el Río San Buenaventura de Xochimilco. El sistema de drenaje, además de ser insuficiente, no ha recibido mantenimiento, lo que provoca un mayor peligro de inundaciones en la ciudad. Las fisuras en el drenaje pueden traer otros problemas como los socavones por el reblandecimiento del suelo. La zona del centro de la capital mexicana como el Centro Histórico se construyó sobre lo que antes era el Lago de Texcoco y ese terreno lacustre ha provocado la consolidación del suelo y su hundimiento, además de socavones.

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En este contexto, Elda Luyando apuntó que mejorar o hacer más grande el drenaje no será una solución si la ciudad sigue creciendo. "Se deben llevar a a cabo otro tipo de proyectos de infiltración, además de campañas de la gente no tire la basura para que tengamos las calles limpias, aunque eso ya depende más de la educación de la gente". Según el gobierno capitalino, los desechos que se acumulan en las calles y en las alcantarillas de la Ciudad de México provocan el 50% de las inundaciones.

El primer paso necesario para mejorar la calidad de la ciudad y evitar las consecuencias de las fuertes tormentas sería llevar a cabo alguna medida para que no se permita construir en zonas verdes, con el objetivo de aumentar los lugares de filtración del agua en la capital.

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Las causas, desconocidas

El cambio climático y sus consecuencias es uno de los mayores retos en la actualidad. El aumento de las temperaturas puede causar graves problemas para el medio ambiente y, tal y como afirmó la doctora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, en todo el mundo están sucediendo sucesos meteorológicos más severos. Sin embargo, no se ha podido relacionar de manera exacta el cambio climático con las lluvias intensas, pero el crecimiento de las ciudades sí podría tener un efecto en el aumento de la intensidad de los aguaceros. "En las ciudades más grandes hay energía adicional y eso lleva a que las nubes crezcan más. Eso podría estar sucediendo en la Ciudad de México".

Hasta la fecha, tampoco hay estudios que confirmen que la contaminación, otro de los mayores retos de la capital mexicana, tenga una relación directa con los intensos chubascos de la capital. A pesar de ello, la lluvia ácida, el fenómeno provocado por los contaminantes ácidos en la atmósfera, sí tiene graves consecuencias para la población mexicana. En primer lugar, la lluvia ácida causa la contaminación del agua y, por lo tanto, de los peces, y la salud de los habitantes se pone en peligro.

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En segundo lugar, la lluvia ácida ha contribuido al deterioro de muchos monumentos históricos que son patrimonio de la humanidad, provocando un daño en la infraestructura del país.

Las lluvias en la Ciudad de México han sido de la causa de muchas situaciones de caos en diferentes zonas de la capital y en el metro, donde varias líneas tuvieron que suspender temporalmente las operaciones por inundación. La temporada de lluvias, de mayo a octubre, seguirá provocando fuertes lluvias, y el sistema hidráulico de la ciudad debe mejorarse para evitar que los aguaceros sigan colapsando la Ciudad de México.