La Tierra se está cebando con México. Apenas once días después del mayor seísmo registrado en México durante el último siglo, otra nueva ola azotaba la corteza; en este caso con una magnitud de 7,1. El epicentro tuvo lugar a 57 kilómetros de profundidad, sólo 12 km al sureste de Axochiapan (Morelos). El corto espacio de tiempo en el que ha ocurrido, unido a la fatal coincidencia con el aniversario del terremoto de 1985, ha despertado el horror en la población mexicana. Y, cómo no, los agoreros y amantes de los rumores han salido de su guarida para hacer daño. Un mensaje extendido por WhatsApp está aprovechando la tragedia para extenderse como un pérfido meme: el gran terremoto que "los científicos llevan esperando años" se acerca. Pero no, "El Grande", también conocido como Big One, no es un fenómeno que deba preocuparte por el momento.
El terror del Big One
Desde el año 333 se han contabilizado unos treinta megaterremotos, sismos que superan el 8,1, alcanzando las cotas más altas de destrucción jamás registradas. Estos fenómenos son raros en el tiempo y ocurren, estadísticamente hablando, con centurias de diferencia. La "leyenda urbana" cuenta que existe un megaterremoto preparándose en las entrañas de California, Oregón y Washington. Este terremoto sería de una magnitud colosal, mayor que los vistos hasta la fecha, y su origen tendría que ver con la falla de San Andrés. A este terremoto se le conoce informalmente como "El Grande" o The Big One. Lo cierto es que esta falla y su constante actividad sísmica ha conseguido llamar la atención de la cultura popular hasta el punto de rodar una película en torno a un desastre producido por ella.
También es verdad que, efectivamente, esta falla presenta una gran cantidad de fenómenos, muy destructivos, tanto por su tamaño como por estar en el límite de de la placa de Norteamérica. A raíz de esto, el rumor saltaba por las redes sociales en forma de un texto que cita lo siguiente:
Una noticia alarmante acaba de sacudir al mundo. El jefe del departamento de sismología del Instituto de Geofísica de la Universidad de Harvard, Clin Roberts, alertó a los gobiernos de México y Estados Unidos a prepararse sobre la llegada de un mega terremoto que afectaría a ambos países en las siguientes 48 horas.
Esta noticia surgió a raíz de una serie de terremotos que se registraron en varias partes del mundo con una intensidad superior a los 5 grados. Países como Japón, China, las Islas Salomón, Estados Unidos y México, especialmente estos dos últimos, pues la principal actividad sísmica se dio en la peligrosa y conocida falla de San Andrés".
"La ONU (Organización de las Naciones Unidas), Han Boseph, ha confirmado esta alerta e hizo un llamado internacional para que la comunidad permanezca unida ante la inminente llegada de un poderoso desastre natural.
De momento lo único que se sabe es que las autoridades mexicanas y estadounidenses se encuentran trabajando en conjunto en un operativo de prevención y así poder salvar muchas vidas, y ante tal riesgo, el Sistema Nacional de Protección Civil ha emitido un comunicado con las siguientes recomendaciones"(SIC)
Este mensaje, extendido principalmente por WhatsApp, ha saltado a otros medios también, como podéis imaginar. Pero lo cierto es que no contiene ni un ápice de verdad. De hecho, su extensión sólo sirve para desinformar, crear más terror y provocar un pánico innecesario en una situación ya de por sí dramática. Las autoridades no han emitido ningún comunicado al respecto, por lo que este rumor es totalmente falso y, además, infundado. Aunque sí se basa retorcidamente en predicciones sismológicas esperables, así como en la terrible experiencia de la zona con los terremotos, nada puede hacernos pensar que un megaterremoto está al acecho.
Razones para desconfiar del rumor sobre un nuevo megaterremoto
En primer lugar, existe una cuestión básica que no podemos evitar. Probablemente la más importante en todo este asunto: los terremotos no se pueden predecir. A pesar de los intentos y estudios científicos, hasta la fecha, los terremotos no pueden ser detectados más que unos segundos antes de que ocurran gracias a los sistemas tempranos de detección. Predecir un terremoto con uno o dos días de antelación es sencillamente imposible. Lo que sí sabemos es que tras un terremoto pueden darse docenas o centenas de réplicas. Rara vez, estas réplicas superan al terremoto principal, pero puede ocurrir, tomando un nuevo puesto. En segundo, como os contábamos recientemente, el terremoto de 7,1 ha tenido una naturaleza diferente al del pasado ocho de septiembre. Mientras que este último se ha debido, según el Servicio Sismológico Nacional, a la subducción de la placa de Cocos (un hundimiento) por debajo de la placa de Norteamérica; el anterior y más fuerte ocurrió por la interacción de la placa de Cocos con la placa del Caribe, que se encuentra más al sur.
El supuesto megaterremoto de la falla de San Andrés, sin embargo, se debería a un cizallamiento, es decir el roce de dos placas enfrentadas y que van en dirección contraria, entre la placa de Norteamérica y la placa del Pacífico, que está más al norte. Por descontado, México es una zona muy propensa a sufrir intensos sismos, por lo que no podemos saber con seguridad qué puede ocurrir, y mucho menos en un periodo de actividad sismológica como el que estamos viviendo. También es cierto que muchos estudios tratan de valorar el potencial sísmico que tienen zonas de alto interés como son esta falla o la conjunción de las placas que convergen en Latinoamérica. En ese sentido, sabemos que todo el área es muy susceptible a los terremotos, algo que no nos pilla por sorpresa, pero aventurarse a decir que estamos a punto de sufrir un evento casi apocalíptico como el colapso de la falla de San Andrés es falso.
Si esto no te convence, existe otra manera más fácil aún de saber que ni la ONU ni Harvard están detrás del comunicado: ni Clin Roberts ni Han Boseph existen. Tampoco hay constancia de ningún tipo de comunicado oficial por ninguna entidad al respecto. Ni la ONU ni el Sistema Nacional de Protección Civil han alertado o están pendientes de que ocurra este fenómeno. Así que insistimos: es falso. Y no sólo falso. Es además un acto malvado. Tanto si es una broma macabra como si tiene intención de llamar la atención, difundir este mensaje es peligroso ya que no promueve la preparación, algo que sólo se consigue escuchando a las autoridades. Lo que promueve es el pánico y el descontrol, algo que usarán los más ladinos para campar a sus anchas en un entorno lleno de dolor. En momentos de emergencia no confíes en WhatsApps o mensajes enviados por medios poco fiables. Escucha la radio y los avisos de las autoridades competentes y sigue sus recomendaciones. En momentos así de duros, hay que mantener la cabeza fría, no dejarse llevar por el miedo y, mucho menos, ayudar a extenderlo.