Una de las tramas importantes de Juego de Tronos gira en torno a una terrible y misteriosa enfermedad. El trastorno, conocido como psoriagrís (o greyscale, en inglés), provoca que la piel de los afectados se endurezca y se agriete. La carne también adquiere manchas negras o grises, tomando una apariencia similar a la piedra. Según lo que sabemos hasta ahora, la también conocida como maldición del príncipe Garin afecta especialmente a los niños de climas fríos y húmedos, como le ocurrió a la princesa Shireen Baratheon, hija de Stanis Baratheon. Sin embargo, la psoriagrís no aparece solo en los menores, por ejemplo, durante la anterior temporada, Jorah Mormont también sufrió los efectos de esta extraña patología.
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Según lo que sabemos hasta ahora, el trastorno es muy contagioso, ya que se puede transmitir solo con un simple y único contacto físico entre dos personas. La zona donde aparece la enfermedad es, de hecho, la región donde se inocula la psoriagrís y donde también empiezan a aparecer los primeros síntomas. Pero la facilidad de contagio no se restringe solo al mero contacto físico. La princesa Shireen es un buen ejemplo de ello, pues empezó a sufrir los primeros síntomas a través de una muñeca procedente de Dorne. Por el momento, se ha descartado que la psoriagrís pueda transmitirse por vía respiratoria o sexual.
Parece lepra, pero no lo es
La aparición de la patología en la pequeña es precisamente el argumento que utiliza el dermatólogo Jules B. Lipoff, de la Universidad de Pennsylvania (Philadelphia), para analizar la psoriagrís en un artículo publicado en la revista JAMA Dermatology. Su estudio explica la erupción en forma de placas ictióticas, es decir, con apariencia de escamas, en la piel de la princesa Shireen Baratheon. Esas placas siguen en la parte izquierda de su rostro un trazado determinado, que se conoce en medicina como líneas de Blaschko, unas rayas cutáneas que en condiciones normales son invisibles.
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Al contrario que otros afectados por la psoriagrís, Shireen consiguió sobrevivir a la enfermedad. No ocurrió lo mismo con otros pacientes, como Maegelle Targaryen o Harlon Greyjoy, que murieron por una afección inicialmente dermatológica que pronto acarreó consecuencias neurológicas graves, con cambios de comportamiento e incremento de la agresividad. La psoriagrís, según Lipoff, evoca otra antigua enfermedad infecciosa y crónica, al menos por la necesidad de aislar a los afectados y por el miedo que produce el trastorno.
La patología a la que recuerda la psoriagrís se trata, en efecto, de la lepra, un trastorno muy contagioso causado por la bacteria Mycobacterium leprae, que puede ser tratado en la actualidad mediante la administración de antibióticos. Tara C. Smith, epidemióloga y profesora de Salud Pública de la Universidad del Estado de Kent, también cree que la psoriagrís guarda una relación con la lepra, especialmente por su forma de transmisión, los síntomas, el período de incubación y el rechazo social que provoca.
"El ostracismo al que se enfrentan los enfermos evoca la forma en la que algunas personas con patologías de la piel, en particular la lepra, han sido tratadas en el pasado, y en algunos casos, incluso ahora", explicó Matthew Gass, portavoz de la Asociación de Dermatólogos de Reino Unido al diario The Telegraph. Sin embargo, según Gass, el hecho de que la psoriagrís sea tan contagiosa puede servir en una serie de televisión, pero no refleja de forma particular las enfermedades de la piel en la realidad.
A juicio de Jules B. Lipoff, la misteriosa enfermedad de Game of Thrones guarda más similitudes con otro tipo de patologías debido a las lesiones cutáneas que produce. En ese sentido, el experto defiende en el estudio de JAMA Dermatology que el trastorno presenta un mayor parecido con una ictiosis, un trastorno que ocasiona que la piel se vuelva más seca y escamosa. Esta patología, no obstante, es de origen genético y no está causada por ningún bacteria o virus. En opinión del dermatólogo, "es difícil pensar en un agente infeccioso que se pueda transmitir tan rápido y provoque estas lesiones cutáneas". Una posibilidad es que la psoriagrís pudiera estar provocada por un virus similar al de la viruela, elucubra Lipoff en su estudio.
Al analizar el caso clínico de la princesa Shireen, el especialista se decanta por una genodermatosis, un grupo de afecciones clínicas que cuentan con un origen genético. En particular, Lipoff defiende que la pequeña podría sufrir un trastorno dermatológico particular conocido como síndrome del nevus epidérmico, que provoca manchas oscuras en la piel, o una hiperqueratosis en forma de mosaico. En cualquier caso, el limitado número de pacientes aquejados de esta extraña patología, junto con su diferente pronóstico y evolución complican el diagnóstico adecuado y las sugerencias de posibles tratamientos de la misteriosa enfermedad de Juego de Tronos.