Cuando a un niño le preguntan qué va a ser de mayor, rara vez, por no decir ninguna, este responderá que su sueño es dedicarse a las tintorerías o lavanderías. Un oficio congelado en el tiempo que, pese a lo necesario que puede resultar cuando la etiqueta de prenda da la sorpresa de necesitar una limpieza en seco, no ha pasado por su mejor época. Pequeños comercios familiares, muchos de ellos sin más tecnología que una plancha nueva, que han ido viendo cómo grandes cadenas han vendido sus franquicias de tintorerías en cada esquina. Pero el sistema ha perdurado en el tiempo como ningún otro.

En cierto modo, esto es lo que ha venido a cambiar Mr. Jeff, una startup española que acaba de aterrizar en México y que quiere hacer de los servicios de lavandería algo normal para las familias. Además de competir con el comercio tradicional y otras startups del sector.

Vendiendo sudaderas y jamones

No tiene nada que ver, ni de lejos, pero todo comenzó con la venta de sudaderas en la universidad. Eloi Gómez, estudiante de ciencia y tecnología de los alimentos, Adrián Lorenzo, cursando informática, y el mayor autor de una serie de novatadas Rubén Muñoz en finanzas era un grupo de amigos que empezó a vender, como quien no quiere la cosa, sudaderas con el distintivo de la universidad. Un juego que se convirtió en un negocio con todas las letras, como comenta Eloi:

"La cosa empezó a rodar y cuando nos quisimos dar cuenta de que ya era un bicho bastante grande; metimos gente a trabajar, llegamos a vender a otras universidades e incluso a universidades de otros países".

La estupidez de la juventud hizo que la mayor parte de lo conseguido se fuese en fiestas. De aquella parte de su vida queda sólo la experiencia, porque la empresa quedó en manos de un grupo universitario al que terminaron vendiéndosela. Tras este éxito inesperado, cada uno tomó su camino en diferentes países, hasta que, cosas de la vida, tuvieron otra oportunidad de trabajar juntos.

Nada emocionante ni tecnológico: una empresa de exportación de productos agroalimentarios. Similar a la experiencia de Alejandro Artacho en Spotahome. Empezaron a vender en Brasil y México, al principio muy poco y luego cerrando operaciones que tenían el potencial de cerrar el año en números verdes. En otras palabras, sostenible pero aburrido.

Querían algo más grande y que supusiese un reto. Algunos emprendedores tienen la idea brillante y empiezan su empresa. Otros, por el contrario, buscan y analizan diferentes sectores y, a partir de estas, piensan cómo encuadrar su proyecto. El caso de Mr Jeff fue el segundo.

Alojados en el Business Booster de Valencia el tiempo pasaba sin que nada bueno hubiese cuajado en sus mentes. Habían pasado cuatro meses y no había plan de negocio. Los primeros en analizarse fueron los de la moda y la alimentación. Y también fueron los primeros en descartarse. El primero por que ya tenía experiencias como las de Zalando, Privalia y ahora también Chicfy. Y el segundo porque en el mundo de la alimentación Just Eat ya se había comido todo el pastel por un lado y Comprea por el otro. Los costes fijos eran inmensos y el crecimiento casi imposible por los monstruos del sector. "Era deprimente", comenta Eloi, que aún así pensó que quizá era bueno crear una empresa para vender productos próximos a caducarse. Muy complicado también, especialmente el tema de la escalabilidad.

Un negocio con mucho margen

Con estas y con el tiempo agotándose por fin vieron un sector que podía ser interesante: las tintorerías:

"El mundo de las tintorerías se estaba muriendo: había muy poca gente que tenía muy pocas tiendas. Además, con todo el respeto, nos preguntamos cómo haciendo 10 camisas al día se podía ganar tanto".

Al final, se dieron cuenta de que un grupo de franquicias había ganado millones sin hacer prácticamente nada en un negocio con muchos clientes, pero sin futuro ni innovación. Una paradoja en sí misma: su existencia es necesaria, por lo que las empresas entienden que igualmente se van a pagar esos precios con alto margen. Listo, ya estaba la idea.

Ni cortos ni perezosos viajaron a Berlín para hablar con un ex-Rocket que había estado trabajando en una empresa del sector. Después de un interrogatorio en toda regla se llegó a la conclusión de que lo más complicado serían el coste y el control de lavandería; por esta razón empezaron con el servicio de tintorería para luego escalar a la gestión de la colada completa.

Sin apenas competencia en España, sólo Wash Rocks en Barcelona como único contrincante en el área de autolavandería, su objetivo principal fue crecer en España con las suscripciones para luego dar el salto. Primero en Madrid, Valencia y Barcelona, con algunas inversiones de amigos y con compañeros haciendo su primer pedido, se hizo realidad el 21 de octubre de 2015. Y ahí es cuando empiezan los problemas: los proveedores.

"Cuando éramos pequeños no había problema, pero cuando empezamos a crecer ya la cosa cambió. Con uno, dos o tres clientes ya ganan mucho dinero. Si les llevo más, no les interesa. Les dices que quieres cambiar cosas, pero te dicen que no, que les da igual".

Y con este drama han estado hasta hace bien poco, hasta que su escalada por el mundo les hizo ver una nueva forma de organizar el negocio.

Sin cifras por culpa de los proveedores

La mayor parte de las startups no dan sus datos financieros por aquello de la competencia que mira con ojos golosos los puntos débiles de estos o aquellos. En este caso, el problema viene de la mano de los propios proveedores, que ha terminado por contagiar su opacidad a Mr Jeff. Revelar sus datos supondría ponerles en bandeja los costes y ganancias de la empresa. Si ya cuesta negociar, con las cifras encima de la mesa sería casi imposible. Y aún así, la previsión es que se hagan públicas antes de fin de año.

Sí podemos saber que su margen de beneficio por servicio está en el 20%. O sea, 2 euros de cada 10. Con este sistema, el break even está apunto de alcanzarse: en México serán rentables sólo 7 meses después del lanzamiento, tanto así en Sao Paulo. Sus bajos costes operativos son toda una ventaja. En España queda Madrid para cerrar el círculo. "Es donde más vendemos, pero es un lugar muy difícil la verdad", comenta Eloi. "En México hay colonias muy determinadas que ayudan a manejar el volumen y la densidad, pero en Madrid aunque está todo más cerca, el tipo de cliente está más extendido".

Las rondas de inversión han sido también motivo de noticia para el grupo de amigos. Una ronda de financiación fue anunciada en enero de este mismo año: 2 millones de euros de un grupo de Business Angels. También contactaron con Adventure Funds y tras discutir cuál sería el futuro del sector, terminaron entrando pese a no necesitar más financiación.

México, la cuna del nuevo modelo

El objetivo en ese momento era reducir los costes al mínimo. "El problema es que los márgenes son enormes, pero si te cobran un traje por debajo del precio que está en el mercado te parece que no va a ser bueno el servicio, pero las camisas tienen que ser baratas y los pantalones también". Los costes de transporte también son inmensos a causa del auge de este tipo de negocio. Gracias Glovo, Uber o Cabify. Por esa razón, México ha sido la cuna de la nueva forma de ver el negocio a futuro.

La idea, tomada de lugares como la India, Dubai o Nueva York es muy simple: prescindir de las empresas proveedoras y dar trabajo a particulares que, con su plancha, su lavadora y secadora, puedan abastecer al mercado. De momento, este modelo no está implantado en España, pero "hay un grupo social de mujeres de 40 años que está en paro y sería una oportunidad para ellas." Hicimos una prueba y sacamos 100 solicitudes. Eso nos hace prescindir de las lavandería y estamos intentando meter ese modelo en todos los sitios", explica Eloi. Para que las prendas no se pierdan se graban antes y después de lavarse siguiendo un proceso muy concreto que busca la eficiencia ante todo. Cada empleado sólo puede controlar 5 lavadoras como máximo a la vez con cargas de ropa que se miden en bolsas: mete todo lo que quepa en una bolsa porque eso es lo que entra en un tambor. Simple.

La idea es extrapolar este sistema a España, donde aún se tienen proveedores externos. Que los pequeños proveedores sean sus propios jefes sería el ideal para Mr Jeff.

Un proyecto a futuro

Los objetivos a corto y medio plazo de Mr Jeff podrían ser los de muchas compañías del mundo emprendedor: seguir dando el salto a más países. O, en este caso, a ciudades, por el tema de ser locales. Europa y, especialmente, Latinoamérica están en el centro de las decisiones. A largo plazo, Estados Unidos sería la niña bonita donde podrían codearse con los grandes en el país de las lavanderías más retratadas en el cine.

Tampoco se descarta en un futuro que la propia empresa subvencione el material a sus nuevos partners: los particulares. De esta forma, se podría lograr el objetivo de lavar la colada diaria en menos de 24 horas: el sueño de los millennials.