Microsoft ha empezado por lo que tocaba empezar: la tan esperada información oficial de "la consola más potente jamás creada". Phil Spencer ha tardado apenas unos minutos en anunciar que la anteriormente conocida como Project Scorpio llegará el 7 de noviembre a las tiendas bautizada como Xbox One X.

Y, claro, tocaba empezar a enseñar juegos: se ha empezado por caras familiares como Forza Motorsport 7. Se ha vuelto a tropezar en maniobras de marketing totalmente prescindibles como invertir varios minutos en enseñar en pleno directo y hablar del último modelo de Porsche pero, faltaría más, se ha terminado enseñando un completo gameplay del título. Llegará el 3 de octubre.

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Poco después, tras el anuncio de que se iban a mostrar 42 juegos durante la presentación, se ha iniciado la retahíla de presentaciones de títulos con una espectacular demostración de Metro Exodus, una nueva entrega de la saga basada en los libros. Justo después, siguiendo con buen ritmo, ha tocado ver la presentación oficial del nuevo Assassin's Creed Origins. Y, algo que se rumoreaba, se ha confirmado la exclusividad en consolas del fenómeno actual, PlayerUnknown's Battlegrounds.

Uno de los viejos conocidos que ha hecho acto de presencia ha sido State of Decay 2, el survival de Undead Labs que, pese a sus costuras de juego menor, a buen seguro tendrá grandes ideas y mecánicas como la primera parte. Llegará en primavera de 2018. Luego, en un bloque de anuncios menores, hemos visto The Darwin Project y novedades de Minecraft (entre ellas, claro, la llegada del 4K).

Sorprendentemente, ha sido en la conferencia de Microsoft donde hemos podido echar un vistazo a un Dragon Ball FighterZ que no podría lucir mejor (se nota el trabajo de los chicos de Arc System Works) y a dicho tráiler le han seguido otros de Black Desert, el MMORPG que lleva un tiempo en PC, The Last Night, un título indie con una estética espectacular y The Artful Escape, una obra algo extraña pero con muchísima personalidad. Siguiendo con proyectos venidos de Japón, han mostrado un escueto gameplay de CodeVein, el título de Namco Bandai.

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Microsoft ha alargado, quizá en demasía, el tramo sin grandes bombazos enseñando proyectos algo más humildes pero sumamente interesantes como los ya conocidos Tacoma y Cuphead, que llegarán el 2 de agosto y el 29 de septiembre respectivamente, y Super Lucky's Tale, un simpático plataformas de Playtonic Games. Tocaba volver a ponerse con los títulos exclusivos, desarrollados in house, y ha sido hora de otro reencuentro, esta vez con un Crackdown 3 que tendrá a Terry Crews como actor de doblaje del personaje principal y que apuesta por la locura cooperativa que llegará el 7 de noviembre de 2017. Y, no podía faltar, hemos visto el tan típico carrusel de juegos por llegar en el futuro.

Y seguimos con juegos algo más pequeños pero con interesantísimas propuestas: Ashen sigue pareciendo una alternativa viable para los que tengamos ganas de más Dark Souls y Life is Strange: Before the Storm, la precuela de la aventura gráfica de Dontnod, satisfará a los fans de Chloe. Quizá podrían haberse evitado dedicar tanto tiempo a un Middle Earth: Shadows of War del que hemos visto múltiples tráilers y gameplays. Y si la disputa por el juego más bonito del E3 no estaba apretada, ha hecho acto de presencia Ori and the will of the wisps, una auténtica maravilla.

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La conferencia ha acabado con el precio de Xbox One X, los 499€/$ que llevaban rumoreándose largo tiempo, y con un extenso gameplay de Anthem, el nuevo RPG estilo Destiny desarrollado por Bioware.

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