El zika ha sido la epidemia más reciente que ha azotado de forma virulenta y alarmante varias regiones del planeta. Considerada por la Organización Mundial de la Salud como una "emergencia sanitaria", la enfermedad ha causado estragos por sus terribles efectos sobre los recién nacidos. Miles de niños han sufrido problemas derivados de la infección del virus, como la aparición de microcefalias o el síndrome de Guillain-Barré. A pesar de que la OMS levantó la alerta mundial sobre el zika, el virus sigue siendo a día de hoy una incógnita.

Para responder a las preguntas que aún faltan por resolver, el equipo del Dr. Oliver Pybus fletó un pequeño autobús para recorrer más de 2.000 kilómetros por el noreste de Brasil. Su objetivo era recopilar el máximo número posible de muestras de sangre y suero de pacientes que hubieran superado el zika. Tras viajar por 82 localidades diferentes de la región, considerada como el epicentro de la epidemia, los investigadores lograron obtener 1.330 muestras de individuos.

A partir de ellas, consiguieron analizar el genoma del virus para así mapear su distribución por todo el continente americano. Los resultados se publican hoy en la revista Nature, junto con otros dos trabajos del Instituto Scripps y del Instituto Broad, que completan una parte del puzle del zika. Sus conclusiones han sido posibles gracias a la utilización de un pequeño dispositivo portátil, similar a un USB, con el que los científicos han podido realizar la secuenciación del ADN en los lugares que iban visitando. El aparato, que recibe el nombre de MinION, es una de las tecnologías más innovadoras de los últimos tiempos en el ámbito de la biología.

De Brasil al resto de América

El análisis genético del virus ha permitido confirmar que el zika circuló en el noreste de Brasil casi dos años antes de que se detectaran los primeros casos. Dado que la mayor parte de los síntomas no se diferencian realmente de los causados por una gripe, los investigadores han tenido serias dificultades para rastrear la expansión del zika por el continente americano. Según los resultados publicados hoy, el virus llegó al noreste de Brasil entre finales de 2013 y principios de 2014, mientras que el primer paciente aquejado de la enfermedad fue diagnosticado en mayo de 2015. La región sufrió el mayor número de casos en todo el país, con más de 200.000 individuos afectados. También fue la zona donde más microcefalias se detectaron (76% de los casos de todo el país).

"A pesar de que haya habido probablemente millones de casos de zika en Brasil, solo había un puñado de genomas conocidos del virus antes de nuestro estudio. Una mejor comprensión de su diversidad genética es clave para el diseño de nuevas vacunas y para identificar las zonas donde más vigilancia se necesita", asegura el Dr. Nuno Faria, de la Universidad de Oxford. La secuenciación del ADN ha mostrado que el noreste de Brasil fue la región del país desde donde se extendió el virus hasta llegar a núcleos urbanos como Río de Janeiro y São Paulo, un problema que llegó a afectar incluso a los Juegos Olímpicos de 2016. "Ahora conocemos mucho mejor su epidemiología", sostiene Oliver Pybus, catedrático de la misma Universidad.

Las investigaciones publicadas hoy son el resultado del proyecto Zibra, una iniciativa que tenía como objetivo analizar en tiempo real la distribución del zika en Brasil. El uso del sistema MinION, que ya fue utilizado para mapear la expansión del ébola en África, demuestra de forma preliminar que es factible monitorizar y rastrear el viaje de un virus cuando ocurre una epidemia de estas magnitudes. El objetivo es ahora usar este mismo protocolo para entender mejor la distribución de otras enfermedades como el dengue y la chikungunya.

zika
Dibujo de Matthew Cotten (Proyecto ZIBRA)

"La genómica nos permitió reconstruir cómo viajó y cambió el virus durante la epidemia, lo que también significa que la genómica nos podría haber permitido detectarlo mucho antes", sostiene la Dra. Bronwyn MacInnis, del Instituto Broad del MIT. Su grupo analizó el ADN viral para comprender cómo el zika llegó a Florida. Al igual que sucedió en Brasil, el virus ya circulaba en Estados Unidos meses antes de que se diagnosticaran los primeros casos. Según sus resultados, hubo al menos cuatro introducciones distintas de mosquitos infectados, aunque podría alcanzar la cifra de cuarenta, procedentes del Caribe.

En el futuro, los estudios llevados a cabo por estos auténticos "detectives" del zika podrían ayudarnos a seguir en tiempo real la extensión de otros agentes infecciosos, con el fin de diagnosticar de forma precoz las enfermedades y vigilar cuáles son los focos más problemáticos para la salud pública. El análisis de nuevos genomas del zika es un avance importante para comprender la epidemiología de una infección que causó estragos, especialmente en los más pequeños. Conocer mejor el virus también nos ayudará en el desarrollo de nuevas vacunas y tratamientos para prevenir y curar la enfermedad.