El sector editorial español publicó el año pasado 81.391 títulos, según el cierre de ejercicio del 2016, en todos los formatos y en todas las lenguas, según los datos de títulos registrados en la Agencia del ISBN.
De estos, son correspondientes a ediciones digitales 23.061 títulos, lo que representa el 28% del total de la producción editorial en España, un incremento de dos puntos con respecto a las cifras obtenidas en el año 2015; pero la facturación de este tipo de libros sólo alcanza el 5% del total, lo mismo que representaba en 2015. El razonamiento de esto, parece ser el auge de la autopublicación que infla la producción pero a duras penas vende.
Pero, empecemos por el principio: si seguimos el estudio del Comercio interior del libro, los títulos vivos no paran de subir. Se crean libros nuevos en porcentajes de crecimiento anuales que escalan entre el 5,5 % y el 6 %: en catálogo fueron 586.811 libros en 2015.
Para tener una referencia comparativa, desde su creación en 1972, la Agencia del ISBN en España ha concedido y catalogado 2.320.208 títulos.
En cuanto al universo editorial nacional, está compuesto por 775 empresas editoriales. De estas, el 46,8% (363) editaron ya en 2015 libros en soportes diferentes al papel, una cifra muy similar a la registrada en el pasado ejercicio (47%), pero casi 9 puntos más que en 2011 (37,9%) y un 70% más que en 2010.
Así, el número de títulos editados en físico aumentó un 10,6% con respecto a 2014, mientras que el número total de títulos comercializados en formato electrónico creció un 1,7% con respecto al ejercicio anterior. Pero claro, otra vez, la producción no implica necesariamente venta.
El dinero: el precio medio del libro en 2015 se situó en 9,1 euros, un 7,1% menos que en 2014 (9,8 euros), pero el precio medio obtenido por ejemplar es de 14,52 euros, un 1,6% más que el año anterior, donde se obtuvo un precio medio de 14,29 euros. Esto, aunque parezca contradictorio, no lo es, implica que se ponen a la venta más libros de bajo coste, lo que hace bajar la media de precio, pero no son los que se acaban comprando, lo que hace subir la media de obtención por libro.
El 9,4% del volumen total de facturación correspondió a la edición en soportes distintos al papel (todos ellos, en los que se incluyen los audiolibros). De estos, la edición en formato electrónico facturó 115,442 millones de euros (5,1% del total facturado en el sector editorial español), mientras que los otros soportes distintos al papel y al formato electrónico acumularon 96,71 millones de euros (4,3% del total).
Así, gráficamente, las cifras de edición de obras en formato electrónico quedan:
El 78,5% de la facturación de libros editados en formato electrónico se produce principalmente a través de plataformas genéricas de comercialización (45,6% con un 21,4% solo para Amazon), y a través de plataformas específicas de distribución digital creadas por las propias editoriales (32,9%). Un 14,5% de la facturación digital proviene de la venta directa desde la web de la editorial. Los formatos más populares de edición de obras en formato electrónico son el pdf (40,1%) y el ePUB (49,1% ); el resto se lo reparten los demás formatos que existen (MobiPocket Kindle, MobiPocket genérico, Flash, html5, entre otros).
La Asociación Nacional de Distribuidores de Publicaciones (ANDP) o FANDE, observa que a inicios del 2016 el número de puntos de venta física de publicaciones era de 22.367, lo que supone una bajada del 14,2 % en los últimos seis años. Sin embargo, en cuanto a los datos de consumo de sus usuarios, el 72 % de los consultados acude al menos una vez al mes a la librería. Dentro de este porcentaje se contabiliza un 17 % que acude al menos una vez por semana. Un 33 % invierte más de 50 euros mensuales en libros. Un 44 % compra libros en papel a través de Internet. Los visitantes habituales de la librería coinciden en que acuden a ella fundamentalmente en busca de libros y atraídos principalmente por la posibilidad de verlos físicamente.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los títulos vendidos en 2016, un 87%, se editaron tanto en formato electrónico como en papel, lo que quiere decir que la acción de ir a ver el título a la librería, o ser asiduo visitante a esta, no exime de comprarlo luego por Internet, sea en el formato que sea. Aunque lo mismo ocurre con el caso contrario. En cuanto a este tema, si observamos los datos globales de facturación, sabemos que el 90,6% de lo facturado en 2015 se produjo a través de la edición en papel, un 5,1% de la edición en formato electrónico, y un 4,3% de la edición en otros soportes; con una casi nula variación respecto al año anterior y pocas variaciones respecto a otros países, según la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE):
La facturación de este tipo de libros sólo alcanza el 5% del total de la industria editorial, situación muy similar a la que se produce en países del entorno europeo como Francia, Alemania o Italia.
Como dato extra, por provincias, Madrid y Cataluña son las dos comunidades con mayor presencia de editoriales en sus territorios y registraron un mayor número de obras en papel durante 2016: con 27.223 (33,4%) y 23.538 (28,9%) respectivamente. Y son también las Comunidades que mayor número de títulos digitales producen, con 8.904 y 5.737 respectivamente.
Tras estas comunidades se sitúan Andalucía, con 11.774 títulos (14,5%); Valencia, 6.822 (8,4%); País Vasco, 2.844 (3,5%); Galicia, 2.156 (2,7%) y Castilla y León con 1.228 (1,5%).
Como históricamente España sigue la tendencia internacional aunque un poco más tarde —podemos observar que eso precisamente fue lo que pasó con la adopción de los libros electrónicos—, puede tener cierta importancia observar qué ocurre en el mercado del libro a nivel internacional:
En los tres primeros trimestres de 2016 en Estados Unidos, en comparación con el 2015, para The Association of American Publishers (AAP), los libros de bolsillo crecieron un 7.5% ($1,62 mil millones facturados), los libros de tapa dura crecieron 4.1% ($1,73 mil millones), los audiobooks se están colando rápidamente en el sector y crecieron 29,6% ($199.2 millones), los eBooks, sin embargo, descienden: pierden un 18.7% facturando $877.1 millones.
Otro ejemplo: específicamente el Reino Unido, según The Publishers Association, ha aumentado sus ventas de libros un 7% respecto al año anterior, el mayor crecimiento que logrado en la última década. Pero, de estas, las ventas digitales copan sólo el 6% de la facturación (1,7 mil millones £) lo que además es un 3% menos que en el ejercicio anterior. Sin embargo, las ventas físicas subieron un 8% (hasta las 3 mil millones de £) el nivel más alto que se alcanzaba desde 2012.
Conclusión: se siguen vendiendo y creando libros, cada vez más. Si bien se comercializan más cantidad de libros a bajo coste, no necesariamente son los que se venden en mayor proporción. Los formatos alternativos al papel, como el audio, están colándose poco a poco entre las cifras, pero el eBook, llamado a matar el libro tradicional, está cuanto menos tocando su techo. Observando la tendencia internacional, hasta es posible que en algún punto empiece a descender. Y, teniendo en cuenta que está descendiendo a partir de porcentajes humildes del total facturado en el sector editorial, es pronto para decir que el libro físico está "herido de muerte". Al menos, todavía.