La ciudad de Treviso, al noreste de Italia, ha vivido en las últimas semanas un auténtico escándalo de salud pública. Una enfermera fingió vacunar a cientos de niños de la región de Friuli, sin embargo, las autoridades han descubierto que un tercio de las dosis a bebés menores de un año y la mitad de las dosis en críos más mayores no fueron administradas correctamente. "Lo que está claro es que algunas vacunas fueron puestas de forma fingida", afirmó Pier Paolo Benetollo, director general de la Agencia para el Cuidado de la Salud 3 (AAS3, por sus siglas en italiano). El Gobierno sospecha que al menos 500 menores quedaron sin inmunizar en la ciudad, pero ha previsto la aplicación de vacunas en más de 7.000 niños para evitar cualquier problema.
Según los medios locales, la enfermera simulaba vacunar a los niños que recibía en consulta, pero en realidad tiraba los viales. Los primeros en sospechar de su actuación irregular fueron sus propios compañeros, que en un primer momento dudaron de que ningún niño llorase en la sala de la enfermera cuando ella supuestamente les inmunizaba. Lo que inicialmente parecía ser un caso de buen trato con los más pequeños pasó a teñirse de dudas e incertidumbres cuando sus colegas descubrieron los viales inutilizados en la basura. Tras analizar los registros de más de 500 pacientes infantiles, la Fiscalía ha abierto una investigación sobre el caso.
Simulaba vacunar a los niños, pero tiraba los viales
Los primeros datos parecen no dejar dudas. Según informa el periódico La Stampa, los análisis han probado que solo dos menores desarrollaron anticuerpos de los 25 pequeños estudiados por el momento, lo que significaría que el resto no habría sido correctamente inmunizado. Según las primeras pesquisas, no se habría realizado correctamente la cobertura vacunal de los niños para enfermedades como el sarampión, la rubéola, la tos ferina, la difteria, el tétanos, la poliomielitis, la hepatitis B o la infección por Haemophilus influenzae. Las autoridades han decidido programar la vacunación de los posibles afectados, una campaña de inmunización que se prolongará durante los próximos seis meses y que costará unos cientos de miles de euros.
"Después de haber trabajado en el servicio solo durante un trimestre, la empleada no ha podido privar a los pacientes de más de una dosis y nuestros estudios epidemiológicos no han determinado que ningún niño sufra de ninguna de las enfermedades por culpa de la falta de cobertura", ha asegurado Francesco Benazzi, director general y comisario de la Agencia para el Cuidado de la Salud 9 de Treviso. "Esta historia también muestra el espíritu público y la profesionalidad de los otros trabajadores, que descubrieron de forma cuidadosa y escrupulosa el presunto fraude", ha añadido.
La enfermera ha negado los cargos que se le atribuyen a través de su abogado, afirmando que sí realizó la inmunización de los menores y que cree en las vacunas para prevenir enfermedades. Las autoridades, sin embargo, no se fían de la profesional y están investigando su labor anterior en otros centros sanitarios. Algunos medios locales apuntan que la enfermera, de forma previa a ejercer en Treviso, trabajó en Petrillo (Italia), donde se está comprobando si se realizó de forma correcta la inmunización de más de 6.000 jóvenes pacientes. Aunque los datos oficiales todavía no se han confirmado, las autoridades sospechan que su actuación irregular podría haber dejado sin la protección suficiente a 7.000 niños en el norte de Italia.
Italia apuesta por la vacunación obligatoria
El escándalo sobre la presunta enfermera antivacunas ha estallado precisamente en el momento en el que el Gobierno italiano aprobaba una ley que establece la vacunación obligatoria para el ingreso en guarderías y escuelas infantiles en niños de 0 a 6 años. Según informa El Periódico, la norma establece la administración de doce vacunas sobre los tres meses de edad para prevenir la infección de la polio, la difteria, el tétanos, la hepatitis B, la tos ferina y la enfermedad transmitida por Haemophilus influenzae B. De forma paralela, será obligatoria la aplicación de vacunas contra el sarampión, las paperas, la rubéola y la varicela entre los 13 y los 15 meses, mientras que la inmunización frente a la meningitis se realizará entre ambas vacunaciones.
La ley establece que los niños mayores de seis años no deben ser protegidos de forma obligatoria; sin embargo, los alumnos que no hayan sido vacunados no serán rechazados en las escuelas de Educación Primaria, pero sus padres sí podrán ser sancionados. En el caso de no estar correctamente inmunizados, las multas podrían llegar hasta los 7.500 euros. La ministra de Educación, Valeria Fedeli, pretendía inicialmente que las vacunas fueran obligatorias para todos los jóvenes que estuvieran matriculados en las escuelas elementales y superiores, pero finalmente no ha logrado convencer al resto del Gobierno. "La falta de medidas adecuadas en los últimos años y la propagación de las teorías anticientíficas, especialmente en los últimos meses, ha desembocado en una reducción de la protección", ha apuntado el primer ministro Gentiloni, en declaraciones recogidas por El Periódico.
Pese a la polémica de la enfermera de Treviso, Italia no es una de las regiones donde más se había extendido el peligroso movimiento antivacunas. Francia sigue encabezando el recelo hacia estas herramientas para frenar las infecciones, con un 41% de la población que no cree en la seguridad y la eficacia de las vacunas. Sin embargo, los expertos del país transalpino habían alertado sobre la disminución de la cobertura vacunal —que se situaba en un porcentaje inferior al 95%, considerado idóneo— frente a infecciones como la poliomielitis, el tétanos, la difteria y la hepatitis B. El Instituto Superior de Sanidad, en línea con la Organización Mundial de la Salud, había llamado la atención sobre los brotes epidémicos de sarampión ocurridos durante los últimos meses. En lo que va de año, Italia ha registrado casi 2.400 casos de sarampión frente a los 840 ocurridos en 2016 y los 250 detectados en 2015.
Las vacunas, víctimas de su éxito
Un editorial publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences defendía la importancia de la inmunización, ya que las vacunas han demostrado ser seguras y eficaces como herramienta para prevenir enfermedades. "Se suele decir que las vacunas salvan vidas, pero esto no es estrictamente cierto; es la vacunación la que salva vidas. Una vacuna en un vial es 0% efectiva, aunque sea la mejor del mundo", afirmaban Walter A. Orenstein y Rafi Ahmed, del Emory Vaccine Center. "De alguna manera, las vacunas han sido víctimas de su propio éxito. Las infecciones que una vez causaron miedo e indujeron el deseo de contar con herramientas para prevenirlas hoy son raras, y hay una sensación falsa y peligrosa de complacencia entre la sociedad", alertaban los autores.
El porcentaje de personas inmunizadas en España sigue siendo alto. Los movimientos antivacunas en nuestro país generan mucho ruido, pero su impacto no es tan grande como habitualmente se piensa, a pesar de trágicos sucesos como el niño de Olot que murió de difteria por no haber sido vacunado. El motivo es que la cobertura vacunal, es decir, el porcentaje de individuos protegidos frente a las enfermedades, es superior al 90%, aunque este dato se distribuye de forma desigual. Los grupos más desfavorecidos socioeconómicamente y las minorías étnicas son los que presentan un menor nivel de inmunización, según un análisis publicado en Atención Primaria. De ahí que los especialistas hayan descartado imponer la vacunación obligatoria en España en los grupos que no están protegidos, ya que la evidencia muestra que la mejor forma de convencerles sigue siendo el diálogo y la confianza.