don't be ridiculous

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Uno no sabe hasta dónde puede llegar este afán de descolocar por completo al espectador que tienen los guionistas de *The Leftovers, y esta idea es la que nos ronda la mente cuando *escuchamos la canción de los títulos en el episodio “Don’t Be Ridiculous”, que pertenece a los de la conocida sitcom ochentera Perfect Strangers* (Dale McRaven, 1986-1993), o Primos lejanos en España, de la que luego salió el exitoso spin-off Family Matters* (William Bickley y Michael Warren, 1989-1998) con el matrimonio Winslow. Así, no cabe duda de que el nombre del episodio se lo debemos a una de las frases más habituales del excéntrico Balki Bartokomous (Bronson Pinchot), natural de la ficticia isla helénica de Mypos y primo lejano del sufrido Larry Appleton (Mark Linn-Baker): “No seas ridículo”, normalmente dirigida a este último y pronunciada con ere inicial en vez de con una sonora erre.

Todo comienza con el estimable propósito de darle mayor relevancia al fanático Hombre del Pilar de Jarden (Turk Pipkin), convirtiendo a Nora Durst (Carrie Coon) en la escéptica que escucha los testimonios sobre un hecho con indiscutibles resonancias neotestamentarias; en concreto, de la resurrección y apariciones posteriores de Cristo, en cuyo relato se contradicen los cuatro evangelistas. Así, en cualquier caso, se incide en la figura cristiana como en “The Book of Kevin” (3x01), y el reverendo Matt Jamison (Christopher Eccleston), hermano de Nora, vuelve a tener que ver con el asunto.

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Nos van aportando detalles acerca de por qué Nora se rompió el brazo, e intuimos que puede estar relacionado con la ausencia de la bebé Lily, que al parecer ha removido los sentimientos de Nora sobre la desaparición de sus propios hijos y que se explica durante el capítulo, así como la de Erika Murphy (Regina King). Y, para remover esos sentimientos un poco más, regresa Linn-Baker haciendo de sí mismo en este mundo de la Ascensión, y es un auténtico placer tenerle aquí, pero hay que recordar que ya le habíamos visto muy brevemente en “Axis Mundi” (2x01). Su vuelta a The Leftovers se torna en algo más que un guiño a Perfect Stangers junto con el resto de los elementos de este episodio, y es Nora la que, en la práctica y al principio, retoma la frase de Balki.

Un guion bien elaborado no desperdicia sus recursos, y que Kevin Garvey (Justin Theroux) le diga a Nora que es la persona con más calma que conoce no es algo arbitrario, habida cuenta que, luego, los repetidos y pequeños fallos tecnológicos que ella sufre logran sacarla de sus casillas por su estado emocional. Por otro lado, comprendemos de súbito lo que ha ocurrido con Lily desde el momento en que enfocan al personaje interpretado por Annie Q., del que no sabíamos nada desde “The Prodigal Son Returns” (1x10); y la conversación de Nora con Tom Garvey (Chris Zylka) sobre el dichoso puente de acceso a Jarden confirma lo que suponíamos.

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Australia sale a la palestra después de un gozoso diálogo entre Nora y Kevin, al que pilla en medio de algo preocupante que ya le habíamos visto hacer en el capítulo anterior, y que ahora explica de forma satisfactoria. Y merece la pena señalar que, precisamente en el ya mencionado “Axis Mundi”, el Hombre del Pilar le entregó a Michael Murphy (Jovan Adepo) una carta para que la enviase nada menos que a ese país de las antípodas, donde parece que nos espera un futuro la mar de entretenido por lo que los guionistas han dispuesto en la última secuencia de “Don’t Be Ridiculous”.

Por todo lo que sucede durante el episodio, podemos comprender el uso de la canción en los títulos, “Nothing’s Gonna Stop Me Now”, compuesta por Jesse Frederick and Bennett Salvay, con la voz de David Pomeranz y versionada al piano para más adelante, que puede entenderse de varias maneras: como simple aportación referencial sobre Perfect Strangers, como la posible evolución emocional de Nora hacia acceder a la propuesta de Linn-Baker y, por último, al propio y quizá alucinante viaje en el que se van a embarcar, igual que Balki se trasladó a América.