Cuando uno no ignora que la temporada que está viendo de una buena serie de televisión es la última, aunque con esto de las continuaciones años después nunca se sabe, quizá contemple cada capítulo de la cuenta atrás con mayor atención y estima. Pero no se trata de algo que **Girls, el tragicómico paso a las movedizas y espinosas circunstancias de la edad adulta de un grupo neoyorkino que Lena Dunham le regaló a la HBO en 2012**, jamás ha puesto demasiado difícil. Y, de todas formas, es un gusto que podamos tener un reencuentro final previsto con estos personajes, siempre realistas en su incertidumbre, inquietud y fragilidad.
“American Bitch” (6x03) se revela como el mejor y más interesante episodio de la temporada, con permiso de la recta final, aunque sólo sea por las cuestiones que plantea y cómo hace que uno continúe pensando en ellas después de que termine. “Painful Evacuation” (6x04), donde regresa Joshua (Patrick Wilson), a quien conocimos en “One Man’s Trash” (2x05), es otro de los capítulos más curiosos, similar a “American Bitch” por el protagonismo absoluto de Hannah (Dunham) y su interacción profunda con un nuevo conocido, y además concluye con hechos cruciales para ella y para Ray Ploshansky (Alex Karpovsky). Y hay que resaltar la divertidísima reacción de Loreen Horvath (Becky Ann Baker) cuando su hija le cuenta la gran noticia de la temporada en “Gummies” (6x05).
Sin embargo, el giro que se produce en “What Will We Do This Time About Adam?” (6x08) resulta poco verosímil. Tal vez se pudiese argüir que la creatividad que Adam Sackler (ídem Driver) estaba desplegando en este ciclo no era más que una demostración de sus intereses insospechados, incluso por él mismo, de quien por otra parte tampoco es posible decir que se trate de una persona muy cuerda. Pero así no se prepara a los espectadores para que se traguen su espectacular decisión, y mucho menos si los acontecimientos se desarrollan con semejante celeridad. Y tampoco nos llevemos a engaño: la propia decisión no es problemática aunque haya quien diga que Dunham pretende agradar al público y darle lo que desea pues, en resumidas cuentas, no se lo da; el único disgusto reseñable aquí es que la decisión no se tome de un modo creíble.
La reacción de Tessa Johansson (Jemima Kirke), expuesta con suma sencillez, no entraña dificultad alguna, por el contrario; y no obstante, la gran elocuencia del momento en el que a Hannah no le salen las palabras casi nos obliga a perdonar el problema de verosimilitud, no solamente porque el asunto se resuelva con una honestidad así, sino también porque emociona. Tanto como el último tramo de “Goodbye Tour” (6x09), con las conversaciones dolorosas, los acercamientos emotivos y el montaje paralelo musicalizado al final: aquí es donde da la sensación de que Girls, Dunham y Hannah, observándolo todo, comienzan a despedirse de los espectadores, pero la verdad es que ya habían comenzado con lo que ocurre por la decisión de Adam en el episodio precedente.
A Shoshanna Shapiro (Zosia Mamet) se la siente un poco abandonada en este ciclo final de Girls, más que a alguien teóricamente secundario como Elijah Krantz (Andrew Rannells), al que no le sucede cosa parecida, y su conducta terminante en el penúltimo capítulo es triste pero verosímil. Tanto como el rumbo incierto de la siempre entusiasta Marnie Michaels (Allison Williams), tampoco muy distinto al del resto del grupo de esta generación perdida, que no sabe hacia dónde conducir sus pasos.
Por otra parte, el salto temporal del divertido “Latching” (6x10) no hay quien lo previera, y supone toda una osadía de Dunham cuando muchos otros hubiesen acabado en algún momento anterior al cambio radical en la vida de su personaje, que se comporta del modo más creíble de lo que pudiéramos imaginar gracias a la lucidez de la actriz y guionista; y cómo agradecemos la aparición de Loreen aquí, cantándole las cuarenta. Lástima que esta sea la última vez, pero la vida sigue sin Girls, convicción que constituye el poso que nos deja de hecho tan meritoria e inteligente serie.