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Actualizado a las 14:00 horas. El sector del taxi no descansa ni en laborales, ni en fiestas de guardar. Mientras esperan la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que determinará si Uber es una empresa de transporte o del mundo de la información, sigue la racha de comunicados.

La llegada de Ahora Madrid al Ayuntamiento de la ciudad supuso una especie de cielo abierto para la comunidad de los taxistas; después de todo, Pablo Iglesias había expuesto su clara opinión sobre la llegada y actividad de empresas como Uber, además de su intención de prohibir su actividad en España si llegaban al Gobierno.

Sin embargo, la desvinculación de los diferentes grupos de Podemos respecto a la almendra central del partido quedó patente cuando en diciembre de 2016 el Ayuntamiento de la capital hacía un anuncio en la sede del consistorio. UberX, que venía operando en la capital con su modelo de negocio al estilo Cabify y ajustado a la legalidad vigente, estrenaba una nueva línea de operaciones. UberONE, un servicio premium de la compañía, daba un golpe de efecto con más de veinte Teslas trabajando bajo su insignia. ¿Dónde lo presentaron? A los pies del mismísimo ayuntamiento, con la presencia de Carles Lloret, director general de Uber para el Sur de Europa junto a Luis Cueto, Coordinador General de la Alcaldía de Madrid. El objetivo, desde el minuto era evitar la foto del encuentro–o, al menos, eso quería la mitad de la cúpula del partido allí presente–. Pero la foto llegó y oficialmente el Ayuntamiento de Madrid se posicionaba a favor de Uber, amén de que el claim era el de los coches eléctricos.

No está del todo clara la repercusión que tuvo este momento dentro del partido, pero lo que sí quedó cristalino fue el rechazo por parte de los taxis. En un balance anual por parte del sector respecto al año de Carmena a los mandos, el resultado fue más que negativo. A la cuestión de Uber se le sumaba la acusación a la concejalía que preside Inés Sabanés que, según ellos, con sus decisiones había estado favorecido la sobreexplotación del sector, incitando la acumulación de licencias otorgando beneficios y concesiones administrativas, en perjuicio de los taxistas autónomos.

Paro en Madrid y Barcelona

Desde las 11:00 de la mañana (hasta las 13:00) en Madrid y con un paro de 12 horas en Barcelona, el sector de los taxistas tiene cerrado al tráfico el centro de las ciudades. Una protesta que se lleva preparando desde hace tiempo con el objetivo de hacerle frente a Uber y Cabify.

El conjunto de casi todas las asociaciones relevantes del taxi, que aglutinan a unos 15.700 taxistas, ha aprovechado la coyuntura para emitir otro comunicado que va directamente referido a Manuela Carmena y su equipo de Gobierno. Y más concretamente contra Inés Sabanés. En este texto se repasan todas las decisiones tomadas por el equipo y que, en opinión del gremio no sólo no han ayudado, han privilegiado "las relaciones con unas multinacionales que practican un modelo que se sostiene sobre la alusión fiscal y la precariedad". Apostillando que, pese a existir una normativa en lo que a VTCs respecta (las licencias que usarían Uber y Cabify), estas no la cumplen como debería. La incapacidad de los agentes municipales, según el comunicado, de controlar esta actividad genera "un escenario de ley de jungla".

Ya de paso, aprovechan para avisar al Ayuntamiento de la capacidad que tienen estas compañías a la hora de generar y usar datos; que de llegar a tener una posición dominante en el sector dejaría a las instituciones públicas en desigualdad de condiciones por no poder gestionar esa información, ni contar con una plataforma ad hoc.

En rueda de prensa, el Ayuntamiento ha hecho saber que el sector del taxi cuenta con todo su apoyo y que lamentan que estos tengan esa visión de la actividad del Ayuntamiento. La portavoz ha confirmado que " se ha firmado un nuevo protocolo de actuación para incrementar la actuación de los cuerpos de seguridad", la mayor petición del taxi; este incluye "la valoración de las denuncias, especialmente en puntos calientes como puede ser la captación de clientes en estaciones y aeropuertos. Y el incremento de la formación de los policías sobre lo que pueden hacer las VTCs o no". Reconocen, además, que "las VTCs tienen una actividad limitada y que no puede intervenir en la actividad del taxi".

De momento, los únicos disturbios se han producido en Barcelona cuando un grupo de taxistas ha intentado entrar en el Ayuntamiento cerrando este sus puertas.

Al paro se han sumado las llamadas VTCs tradicionales. Esas que trabajaban antes de que Kalanick idease Uber. Que, en cierto sentido, han visto perjudicado su modelo de negocio al ver incrementado el precio de estos permisos y reducida la oferta, puesto que las principales marcas de la competencia pujan por hacerse con el mayor número de licencias posible. Después de todo, el número de conductores de una y otra compañía es uno de los secretos mejor guardados y una variación del número marcaría la diferencia.