Sony presentó durante el Mobile World Congress de Barcelona un nuevo teléfono de gama alta con el que combatir con el iPhone 7 de Apple, el recién presentado Huawei P10 y el inminente Galaxy S8. Su nombre es Xperia XZ Premium, y supone un paso hacia delante en casi todos los aspectos respecto a su predecesor, el Sony Xperia XZ.
El nuevo teléfono estrella de la compañía japonesa estrena el nuevo procesador Qualcomm Snapdragon 835, que ofrece conexiones de red mucho más veloces, un procesamiento de datos más rápido y, sobre todo, una mayor eficiencia energética. A este chip le acompaña un módulo de 4 GB de memoria RAM y un chip de 64 GB de almacenamiento interno. Un conjunto al nivel de los mejores.
El nuevo teléfono de Sony introduce todas las tecnologías que se esperan de un teléfono de gama alta de 2017.
La pantalla asciende hasta las 5,5 pulgadas y la resolución 4K, equiparándose así a productos como el Xperia Z5 Premium que la compañía desveló en IFA 2015. No obstante, este nuevo panel estrena la tecnología HDR, que mejora la calidad de imagen en todos los sentidos: rango dinámico, profundidad de color, etc. Esta tecnología, hasta el Mobile World Congress 2017, había estado reservada a televisiones de alta gama de compañías como Sony, Samsung o LG; ahora, afortunadamente, también da el paso en las pantallas más pequeñas del sector.
La autonomía del teléfono está marcada por los 3.230 mAh de capacidad de su batería. Esta puede ser recargada mediante el sistema Quick Charge 3.0 de Qualcomm, que aumenta la potencia de entrada para reducir los tiempos de carga de la batería. Asimismo, el teléfono de Sony presume de varios modos de ahorro y cuidado de la batería, los cuales reducen el consumo energético del dispositivo y la degradación de la batería con el paso del tiempo.
La cámara del Xperia XZ Premium es uno de los principales ejes del teléfono. Estrena un sensor de 19 megapixeles con un tamaño de 1/2.3 pulgadas. Este sensor permite, entre otras cosas, capturar vídeos a 960 FPS, una modalidad de cámara superlenta que quintuplica los registros de teléfonos de su gama. Los 960 FPS, eso sí, llegan con limitaciones: solo se podrá grabar a esa tasa de FPS durante una serie de segundos muy concretos.
Según Sony, el nuevo sensor fotográfico es capaz de capturar más luz que sus predecesores, contribuyendo a mejores fotografías nocturnas y a tiempos de exposición más reducidos en imágenes en movimiento. Concretamente, el nuevo sensor es capaz de capturar un 19% más de luz con un 50% menos de ruido.
La inclusión de un sensor mejorado podría dar a Sony el empujón que tanto necesita en el campo fotográfico.
También estrena un sistema conocido como Motion Eye, que reduce la distorsión de las imágenes en movimiento gracias a su alta velocidad de disparo. A todo esto se suman las tecnologías ya introducidas en el Xperia XZ y X Performance: sistema de tres sensores, enfoque en movimiento, etc.
Los nuevos teléfonos de Sony, como sus predecesores, cuentan con certificación IP68 frente a polvo y agua, un campo en el que la compañía japonesa siempre ha apostado con su gama Xperia. Asimismo, vuelven a apostar por el cristal como material principal de construcción, el cual fue abandonado durante 2016 tanto en la gama Xperia X como en el posterior Xperia XZ.
Un buen paso hacia delante, ¿suficiente?
Sony progresa adecuadamente. El nuevo teléfono móvil avanza en potencia, pantalla, cámara y diseño. Y eso, en otra época, le habría bastado a Sony para no dejar dudas sobre el valor y el éxito de su nuevo producto en mercados como Europa o EEUU.
El problema es la competencia, que en 2017 parece ser más fuerte que nunca. Y con teléfonos como el G6, el P10 o el inminente Galaxy S8, resulta difícil predecir el posible éxito de la propuesta que Sony Mobile ha desvelado durante este Mobile World Congress 2017.