Desde el Ford Model T de 1908 hasta un nuevo Ford Mustang sirven para comprobar hasta dónde ha llegado la tecnología de iluminación. Una prueba en la que se ha empleado a un ciclista que está tan solo a 12 metros por delante del vehículo que ilumina la escena.
Los conductores del Ford T, modelo del que se vendieron más de 15 millones de unidades entre 1908 y 1927, tenían que encender las lámparas de acetileno antes de salir a la carretera. Los conductores de hoy en día no sólo se benefician de faros xenón y LED, sino también de una tecnología que puede frenar automáticamente si detecta peatones. En la prueba realizada, un ciclista a una distancia de 12 metros, que antes resultaba casi invisible para los conductores, puede ahora verse con claridad gracias a los sistemas de iluminación modernos.
“En cuestión de tecnología de iluminación, hemos salido de las edades oscuras”, asegura Michael Koherr, ingeniero de investigación de iluminación de Ford. “Es bastante increíble la diferencia fundamental que estos cambios suponen en materia de seguridad vial y comodidad del conductor”.
Los faros de xenón, equipados en el Mustang, tienen aproximadamente tres veces la potencia de las bombillas halógenas. Como los sofisticados faros delanteros LED disponibles en modelos como el Ford Edge, los faros de xenón producen un brillante haz de luz blanca que puede hacer que parezcan cinco veces más brillantes que la luz amarillenta de los faros halógenos.
La nueva tecnología de faros de coche hace que los conductores modernos vivan realmente en el siglo de las luces, debido al importante contraste que supone la conducción nocturna en la actualidad y los faros considerablemente menos efectivos que utilizaban sus abuelos para alumbrar el camino que tenían por delante.
La evolución es considerable: de no ver a ver, por tanto, la mejora en la seguridad, ligada a un aumento de la velocidad de los vehículos, es más que clara. Ahora deberías plantearte si tu próximo coche tendrá faros LED o no.