Durante años ha sido una pregunta muy repetida en los círculos técnológicos. Tras unos cada vez más olvidados netbooks, se abría una nueva guerra, protagonizada por las tablets, en crecimiento desde 2010, y por los Chromebooks, llamados, con muchos cambios a nivel de sistema operativo y de enfoque, a ser los sucesores de los famosos portátiles de 10" y menos. Ante la versatilidad, creciente potencia, y superioridad en almacenamiento y autonomía, las tablets tenían todo de su lado, a igualdad de precio en sus comienzos.
Chrome OS, su sistema operativo, no sólo se cerraba demasiado al ecosistema de Google frente a la universalidad de Android, sino que era prácticamente inútil sin conexión. Por otra parte, su interfaz de usuario, incluso con las aplicaciones de Google, se limitaba prácticamente al navegador Chrome, donde todo era una pestaña. Pese a ello, y a las apuestas más sólidas de las tablets, los fabricantes de Chromebooks jugaron dos cartas en una, el precio en el mercado de la educación.
Educación, la fortaleza
Y sí, ese ha sido el primer mercado en querer un Chromebook, más allá de usuarios que buscaban portátiles por 250 euros, la mitad de los 500 euros donde se sitúan la mayoría de modelos con Windows. Además de la economía, algo muy relevante para la educación ha sido la comodidad de tener en cada equipo, sin necesidad de añadir un gasto extra adicional en un teclado. Al tratarse de una herramienta de trabajo en ese sector, y no una con un uso esporádico, un teclado de calidad no es un gasto menor, ni evitable.
Las carencias en software tampoco han sido importantes en los Chromebook en niveles de bachillerato hacia abajo. La suite gratuita de Google para educación, G Suite for Education, cubre casi todos los usos que necesitan tanto profesores como alumnos en una plataforma online. En los ambientes de trabajo, casa y el centro educativo, es corriente contar con conexión a Internet de alta velocidad, por lo que la dependencia de la nube tampoco es un problema, sino una fortaleza, pues la organización y la eficiencia de las herramientas colaborativas es muy alta.
En busca del gran mercado
La educación es una gran apuesta para mercados desarrollados e incluso alguno en vías de desarrollo con subvenciones, pero no deja de ser limitado. Google quiere hacerse global con su apuesta por la informática portátil, y con un mercado de tablets que decrecre año tras año, con las muy baratas copando un gran porcentaje de ventas.
La solución no pasa por hacer mejor hardware, que también. Google lo ha hecho con el Pixel de 2013 y Samsung con los Chromebook Pro y Plus lanzados en el CES de este año. Pero como decía, no es la clave del futuro de la apuesta. Esta pasa por un software más capaz, y eso en lenguaje Google se llama Play Store. Sí, instalación de aplicaciones Android, que aunque en principio no traerá grandes dosis de calidad y sí cantidad, sí incluye en su amplio catálogo joyas como la suite de Microsoft Office, que no deja de asemejarse cada vez más a la de escritorio, junto a las cada vez más capaces de Android. Y no hay duda de que con más venta y gasto en dispositivos de productividad, que las tablets no han sido, la oferta puede crecer.
Tras este avance, y una mejor gestión de ventanas que la que a día de hoy presenta Nougat, el próximo paso puede llegar a finales de año con Andromeda, un sistema operativo que según los rumores está llamado a hacer con Chrome OS y Android lo mismo que Ice Cream Sandwich supuso para Hoynecomb y Gingerbread, una integración de ambas experiencias y quien sabe si una apuesta seria por la convergencia. En ese momento es posible que, respondiendo a la pregunta del título, mucha más gente quiera un Chromebook.