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Donald Trump ya es presidente de los Estados Unidos. Minutos antes de su toma de posesión, la Administración del magnate confirmó su intención de abortar el plan para la reducción de las emisiones de carbono.

El primer plan estratégico (America First Energy Plan), consiste en invertir en políticas que comporten menos gastos para los trabajadores americanos y maximice los recursos disponibles en Estados Unidos con el objetivo de acabar con la dependencia del petróleo extranjero.

Un comunicado de la Casa Blanca explica que Estados Unidos ha adaptado medidas pesadas en términos de energía industrial.

El presidente Trump está comprometido a eliminar políticas dañinas e innecesarias como el Plan de Acción Climático y el plan de tratamiento de aguas. La revocación de estas restricciones ayudará a los trabajadores americanos e incrementará los salarios en más de 30 mil millones de dólares en los próximos siete años.

Por otro lado, la nueva Administración informó que van a seguir apoyando la industria del petróleo y del gas para fomentar el empleo en la sociedad estadounidense.

Debemos aprovecharnos de los aproximadamente 50 billones de dólares en petróleo sin explotar y de las reservas naturales de gas, especialmente las que se encuentras en tierras federales y pertenecen a americanos.

Sin embargo, Donald Trump subraya su intención de preservar el medio ambiente y proteger el aire limpio, así como la conservación de reservas y recursos naturales.

Finalmente, la Casa Blanca explica que la mejora de la economía depende de las políticas energéticas y que, bajo la Administración de Trump, un futuro protegido y saludable "puede convertirse en una realidad".

El comunicado no menciona el Acuerdo de París de 2015 ni si el nuevo presidente pretende cumplir los requisitos fijados en el convenio. Donald Trump ha afirmado en varias ocasiones que el cambio climático es un invento de China para que Estados Unidos fuera menos competitivo.