Durante la víspera de su toma de posesión, Donald Trump hacía pública una decisión muy esperada. El presidente de Estados Unidos confirmaba la continuidad, al menos por el momento, de Francis Collins como director de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés). La noticia ha sido recibida con alegría en el seno de la comunidad investigadora, que ve con cautela la llegada del republicano a la Casa Blanca. No en vano son numerosas las ocasiones en las que Trump ha negado la ciencia y ha preferido optar por la conspiración.

Francis Collins (Staunton, 1950) es uno de los genetistas más conocidos a nivel internacional. El director del NIH, que fue nombrado por Barack Obama dentro de su dream team científico en 2009, es el investigador que más tiempo ha permanecido en su cargo. Tras la confirmación de Trump, el científico también se ha convertido en el primer director del NIH en ser respaldado en su puesto por dos presidentes diferentes. Su continuidad, aunque todavía no es definitiva, apoya el trabajo realizado por Collins al frente de los Institutos Nacionales de la Salud. Bajo su dirección, la administración impulsó algunas de las iniciativas más destacadas del legado de Obama en ciencia y tecnología, como el proyecto BRAIN para estudiar el cerebro o los relacionados con la medicina de precisión y el cáncer.

La exitosa labor de Francis Collins viene de largo. Tras suceder a Jim Watson, el descubridor de la doble hélice junto a Rosalind Franklin, Francis Crick y Maurice Wilkins, el científico impulsó el consorcio público del Proyecto Genoma Humano, que logró secuenciar e identificar los aproximadamente 20.000-25.000 genes que componen el ADN humano. La presentación de los resultados del primer borrador fue un hito histórico que tuvo una gran repercusión mediática. Fue, tal vez, una de las imágenes más icónicas en la historia de la biología: Bill Clinton presentó la investigación desde la Casa Blanca flanqueado por Collins y Craig Venter, líder del consorcio privado. Posteriormente, el actual director de los NIH también tuvo un papel relevante en proyectos como HapMap y ENCODE, después de haber sido nombrado por Barack Obama dentro de su Gabinete científico.

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Francis Collins, junto a Barack Obama, durante la presentación del proyecto BRAIN. Fuente: White House.

Collins se reunió con Donald Trump el pasado 11 de enero, según informó The Washington Post. En ese encuentro, el por entonces presidente electo le aseguró que permanecería en el cargo, un puesto para el que también han optado otras personas como el biotecnólogo Patrick Soon-Shiong, el neurocirujano retirado Geoffrey Ling, el epidemiólogo John Ioannidis o el político republicano Andy Harris. Anteriormente, Francis Collins ya había asegurado que continuaría como director de los NIH si Donald Trump se lo pedía. Su continuidad, sin embargo, no es definitiva, ya que la nueva administración ha pedido a una cincuentena de cargos que continúen su trabajo de forma temporal para facilitar la transición. Está por ver si, una vez pase un tiempo prudencial, Collins sigue al frente de los NIH. Él ya ha declarado que sería "un privilegio". En caso contrario, regresaría a su trabajo en el laboratorio.

Los Institutos Nacionales de la Salud manejan actualmente un presupuesto de 32.300 millones de dólares, una suma económica que se destina a la investigación de enfermedades crónicas, patologías de carácter infeccioso, medicina personalizada o lucha contra el envejecimiento, entre otros aspectos. Al igual que otros cargos de la era Obama, Francis Collins había presentado una carta de dimisión para dejar su puesto en el caso de no ser confirmado por Donald Trump a partir del 20 de enero. Su continuidad, al menos temporal, despeja las incertidumbres sobre una posición clave en el sistema de I+D de Estados Unidos, que cuenta también con un impacto fundamental en la ciencia de todo el mundo. Al menos por el momento, el científico seguirá liderando la institución, una buena noticia del recién estrenado Gobierno republicano.