Empezaron el 14 de diciembre con la puesta en marcha de la primera experiencia real con coches sin conductor. Pittsburgh como proyecto piloto y San Francisco ya en la vida real fueron las elecciones de Uber para dar a conocer la propuesta que quiere posicionar como el futuro de la compañía.

Pero de momento, el presente se le está haciendo cuesta arriba. El Gobierno de California lo avisó pocas horas después del estreno a raíz de un vídeo en el que un coche sin piloto se saltaba un semáforo en rojo. ¿El problema? Los permisos necesarios, ausentes por lo visto, ha sido el detonante que desembocaría en multas por incumplimiento legal. Más o menos la estrategia que ha venido llevando Uber en todas sus acciones, en las que primero arranca y luego se enfrenta a la legislación.

En este caso no han tenido más remedio que retirar su servicio de forma temporal. Después de una reunión con el Gobierno de California y el procurador general se ha determinado la revocación del registro de los 16 coches que Uber tenía circulando sin su conductor. Y es temporal porque la DMV ha invitado a la compañía a que cumpla todos los ciclos y solicitudes de permisos necesarios para poder operar con este tipo de vehículos. Aunque según Uber, ellos no necesitarían estos documentos ya que, pese a que los coches pueden circular solos, no se ha prescindido de los conductores en esta etapa del servicio por motivos de seguridad.

Según han declarado a Techcrunch el objetivo ahora está en cambiar las reglas del juego:

"Estamos mirando cómo podemos volver a implementar estos coches, ya que estamos al 100% comprometido con California y vamos a redoblar nuestros esfuerzos para desarrollar normas estatales viables."

Es decir, la estrategia global de Uber no cambia ni un ápice y, si no era suficiente con cambiar las normas en lo que a transporte se refiere, ahora abren un nuevo melón mucho más complicado si cabe.