Cuando se inauguró ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array), muchos pronosticaron que este instrumento nos permitiría conocer más detalles acerca del origen del cosmos. Desde entonces, ALMA ha conseguido fotografiar el nacimiento de una estrella o de un planeta y la fusión de dos galaxias, entre otros fenómenos.
Sin embargo, ALMA no había conseguido hasta la fecha detectar agua en el universo cercano. La razón es que la red de telescopios no podía observar un determinado rango del espectro electromagnético. La instalación de varios receptores de banda 5, que le permitirán detectar las ondas de radio con longitudes de onda de 1,4 a 1,8 milímetros, amplía la capacidad y sensibilidad de este instrumento. Esta parte del espectro es la que permitirá que ALMA pueda captar a partir de ahora señales débiles de agua en el universo cercano.
"Los nuevos receptores harán mucho más fácil la detección de agua (un requisito previo para la vida tal y como la conocemos) en nuestro sistema solar y en regiones más distantes de nuestra galaxia y más allá. También permitirán a ALMA buscar carbono ionizado en el universo primordial", explica Leonardo Testi, científico del programa europeo de la red de radiotelescopios. Hasta la fecha, la presencia de agua es indispensable para el desarrollo y la existencia de organismos vivos, de ahí la crucial importancia de su detección en otros lugares del cosmos.
Una vez que se ha completado la instalaciónde los nuevos receptores de banda 5 en el telescopio ALMA, los investigadores han estado comprobando que funcionan correctamente. Para ello se realizaron diversas observaciones de objetos, entre los que incluyeron las galaxias en colisión Arp 220, cuya imagen encabeza este artículo. El objetivo de los científicos es que estos receptores, que amplían la capacidad de ALMA, nos permitan hacer estudios de agua en una variedad de objetos del universo, como estrellas en formación o ya evolucionadas.
Desde su construcción, ALMA se ha convertido en la mayor red de radiotelescopios de todo el mundo. Este potente y revolucionario instrumento para la investigación en astronomía se localiza a 5.000 metros sobre el nivel del mar, en el desierto chileno de Atacama. Su instalación permitió abrir una nueva ventana al universo, con el objetivo de explorar nuestros orígenes cósmicos. Sus 66 antenas de alta precisión, capaces de detectar ondas en longitudes milimétricas y submilimétricas, permiten desentrañar algunos de los misterios astrónomicos más relevantes. La ampliación de ALMA con estos nuevos receptores permitirá encontrar evidencias de agua en los rincones más inesperados del universo.