Un seísmo de magnitud 7,4 sacudió durante la madrugada del martes la costa noreste de Japón, cerca de Fukushima, la misma región que quedó devastada hace cinco años por un potente temblor y un tsunami posterior. Las autoridades niponas activaron la alerta y ordenaron la evacuación de la zona por un posible tsunami, aunque finalmente las olas que llegaron a la costa no superaron los 1,4 metros.
Por fortuna no ha habido víctimas ni daños materiales significativos; sin embargo, el nuevo terremoto de Japón ha despertado todas las alarmas. "Fue un sismo fuerte y muy largo. Las sirenas sonaron para prevenir sobre el riesgo de tsunami en la costa, pero sobre todo estoy inquieta por las centrales nucleares", explicó a la agencia AFP Akemi Anzai, residente en el municipio de Minamisoma, al norte de Fukushima.
Las causas del nuevo terremoto de Japón
En 1963, Johny Cash publicó The ring of fire. El cantautor no imaginaba que el título de aquella letra serviría para denominar una región del planeta donde se registra casi el 90% de sismos y una elevada actividad volcánica. El cinturón de fuego engloba toda la zona del océano Pacífico, desde Chile a Nueva Zelanda, pasando por Centroamérica, Estados Unidos y Japón.
Su existencia es el resultado de la tectónica de la placas, una teoría que plantea que la litosfera terrestre está dividida en diferentes porciones. Los límites de las placas suelen estar relacionados con procesos de sismicidad y vulcanismo, como los que marcaron el terremoto que sacudió Ecuador hace unos meses.
Las placas tectónicas se moverían como una galleta encima de unas natillas, que sería el manto terrestre. Aunque el cinturón de fuego traza una línea imaginaria, lo cierto es que el terremoto de Japón, como ocurrió con seísmos anteriores, se ha producido en una de las zonas geológicamente más complejas y activas de la Tierra. En los últimos quince años, según la Embajada nipona, se han producido cinco potentes temblores.
El terremoto de Japón ha ocurrido por los movimientos de las diferentes placas tectónicas que afectan a la región. Por un lado, la placa pacífica se está introduciendo por debajo de la placa Okhotsk, una porción minúscula que antaño se consideraba dentro de la placa norteamericana, aunque hoy se haya descrito como independiente. El origen del país nipón, de hecho, se sitúa en el proceso de subducción de la placa filipina y la pacífica por debajo de la placa euroasiática y norteamericana.
El desplazamiento de las placas tectónicas provoca tensiones en el terreno que hacen que, finalmente, se rompa. O, lo que es lo mismo, el movimiento de estas porciones de la litosfera causan fallas. Cuando el terreno se fractura y se mueven estas fallas, hay grandes desplazamientos de bloques en el subsuelo. Como consecuencia, ocurren temblores a una mayor o menor profundidad conocidos como seísmos, igual que acaba de suceder hace unas horas en el noreste asiático.
Los expertos ya alertaban sobre la posibilidad de un fuerte temblor y un posible tsunami en Japón, considerado como uno de los países con mayor riesgo de terremotos. Como explicaba a Hipertextual la Dra. María José Jurado Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, "es posible conocer algunas zonas con elevada probabilidad de que se generen terremotos, aunque sin precisión sobre cuándo pueden ocurrir".
Promover la investigación, mejorar las construcciones e implementar nuevos sistemas de prevención y alertas son tareas fundamentales para evitar los daños personales y materiales que dejan seísmos de este tipo. El temblor que ha sembrado el miedo y la alarma en Japón, aunque solo ha provocado una decena de heridos leves, nos muestra la necesidad de avanzar en mecanismos de prevención de estas catástrofes naturales.