Hace sesenta y cinco millones de años, los antepasados de las aves actuales desaparecieron de la faz de la Tierra. Entre las extinciones masivas famosas que han ocurrido en nuestro planeta, destaca especialmente una. Tras la caída del meteorito que originó el cráter Chicxulub, los dinosaurios desaparecieron de la Tierra. Su extinción fue también el punto final de la era geológica conocida como Cretácico.
Paradójicamente, el impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios fue también un regalo para la vida. Eso es al menos lo que sugiere un trabajo publicado hoy en la revista Science. Los científicos han estudiado el cráter Chicxulub durante meses y han conseguido determinar que la caída del meteorito sirvió para recrear nichos donde pudieron desarrollarse nuevos organismos vivos.
"Es increíble que las mismas fuerzas que destruyeron a los dinosaurios también podrían haber jugado un papel, de forma precoz en la historia de la Tierra, para ofrecer refugios a la vida que apareció de manera temprana en el planeta. Esperamos que investigaciones posteriores sobre las muestras del núcleo del cráter nos den más información sobre cómo posibles seres vivos existieron en estos ambientes subterráneos", afirma Joanna Morgan, del Imperial College de Londres.
Sus resultados son el fruto de la perforación submarina de Chicxulub que, con un presupuesto de 10 millones de dólares, pretende revelar nuevos secretos sobre la extinción de los dinosaurios. Los trabajos de excavación permitieron a los investigadores extraer muestras del interior del cráter. Así vieron que las rocas obtenidas eran más porosas de lo que habían supuesto en un primer momento. Según sus conclusiones, el motivo podría ser que el impacto del asteroide habría dejado nuevos nichos para que la vida se desarrollase.
El estudio de las muestras de Chicxulub ha revelado cómo se colapsó su interior para dar lugar a un cráter complejo. Los cráteres medianos y grandes suelen presentar un pico central, que a veces evoluciona a un anillo pico, es decir, un anillo irregular que se localiza dentro del cuenco. En la mayoría de los casos, estos anillos de pico se han observado fuera de la Tierra, en cráteres situados en la Luna o en Venus. La posibilidad de fotografiar el cráter Chicxulub ayuda a entender mejor estas formaciones rocosas, dado que este rincón de México es el mejor conservado de nuestro planeta.
Utilizando datos geofísicos, simulaciones y muestras obtenidas tras la perforación submarina, los científicos han concluido que el mecanismo por el que se formó Chicxulub responde al modelo de colapso dinámico. En otras palabras, el pico central pudo derrumbarse formando un anillo de picos que presenta una apariencia más irregular. Así han podido determinar cómo se construyó este importante cráter de la península mexicana del Yucatán. Un lugar cuya zona terrestre ha sido estudiada durante décadas, y en el que la región bajo el agua está comenzando a ofrecer nuevas pistas sobre la extinción de los dinosaurios. Los resultados se unen al hallazgo presentado ayer por la UNAM, por el que descubrieron una segunda pirámide en el interior de Chichén Iztá. La ciencia en México sigue dando nuevos detalles para escribir la historia de nuestro planeta.