Hace muy poco los investigadores encontraban pruebas de cuál ha sido la extinción más grande sobre la faz de la tierra. Más pruebas, quiero decir, porque es algo que ya se conocía. Y es que si las grandes pandemias de la historia parecen preocupantes, las extinciones masivas son harina de otro costal. No hablamos de cientos de millones de muertos. No. Hablamos de la desaparición de entre el 60 y el 95% de toda la vida sobre el planeta. Prácticamente un "reset" a todo lo que se mueve. Y lo más curioso es que ha ocurrido, al menos, en cinco ocasiones. ¿Volverá a ocurrir? Muy probablemente. Solo esperamos que nos nos pille a ninguno.
Las grandes 5 extinciones
Cómo decíamos, a lo largo de la existencia de nuestro planeta, cinco han sido las extinciones masivas que han llevado a la vida al borde de la desaparición. De estas extinciones, los seres vivos han resurgido por completo. Muy pocos sobrevivieron para dejar su legado, cambiando la historia para siempre. Éstas pueden medirse, en gran medida, gracias a los restos de los arrecifes coralinos, una especie de registro increíble de lo que le ha ocurrido a la vida a lo largo de millones de años. Vamos a verlo.
La gran extinción del Ordovícico
El Ordovícico es un periodo del que distamos 499 millones de años. Por aquel entonces no habían animales fuera del agua, los días duraban una 21 horas y los continentes no se parecían en nada a los de ahora. Casi todos los animales eran muy primitivos, aunque podemos ver a los primeros conodontos, una especie de cordados muy rudimentarios (todos los animales superiores somos cordados, con notocorda, el origen de nuestra columna vertebral). De pronto, un día, algo ocurre y el mar comienza a cambiar, probablemente debido a un evento cósmico tal como una supernova. Los cambios en el nivel supone un cambio en los ciclos de los gases, temperaturas y corrientes terrestres. En menos de un millón de años (algo relativamente rápido) el 85% de las especies desaparecieron dando paso al silúrico.
La gran muerte del Devónico
Tras el silúrico llegó el Devónico, hace uno 410 millones de años. Es el tiempo de Gondwana y Laurusia, los "padres" de Pangea. La muerte del 85% de las especies le da paso libre a los tiburones primitivos, que comienzan a llenar el océano. También surgen peces de todo tipo y grandes arrecifes de coral. Los trilobites, que sobrevivieron a la anterior catástrofe, siguen paseándose por los fondos marinos. La superficie comienza a ver los primeros bosques extensos, con plantas con semilla. El mundo florece en un vergel con los primeros precursores de lo que será la vida tal y como la conocemos hoy día. Hasta que llega el desastre. A finales del Devónico, hace unos 360 millones de años, una enorme "pluma" del manto, es decir, una corriente gigantesca de lava, surge en la superficie cambia el ciclo terrestre. Un enfriamiento y un envenenamiento del agua, ocurrido durante tres millones de años, provoca la muerte del 82% de las especies, especialmente las marinas, resistiendo mejor las terrestres.
La gran catástrofe del planeta Tierra
El Devónico di paso al Carbonífero, momento del que provienen casi todas nuestras reservas de carbón y petróleo. Y después llegó el Pérmico. Esta época vio la mayor extinción de la historia de la tierra. Entre los 300 y los 250 millones de años, el planeta se convirtió en un paraíso tropical, con grandes cambios climáticos. Comienzan a florecer especies y organismos nunca vistos. La vida tiene ganas de mostrar todo su potencial, y así lo hace. Aparecen todo tipo de reptiles terrestres, saurios y peces evolucionados. Las plantas forman auténticos vergeles. Los microorganismos aparecen "como setas". Al final del Pérmico se produjo la extinción más catastrófica que la vida haya sufrido jamás en la cual se extinguió el 96% de las especies terrestres y el 70% de las marinas. Probablemente esta extinción se debiese a varios factores entre los que se encuentran un cambio en el vulcanismo terrestre, un envenenamiento de los mares, un aumento terrible de gases nocivos, cambios de temperatura bruscos y otros factores acabaron con casi todo lo que podía moverse sobre la tierra.
La ruptura del Triásico
El mundo necesitó varios millones de años, pero se recuperó. Algunas ramas de la vida nunca se volverían a dar. Sin embargo, ésta siguió ramificándose y probando cosas nuevas. Así llegamos al Triásico, 50 millones de años después. Los dinosaurios han surgido como una de las grandes especies que pueblan el mundo. No son los únicos, pero se ha mermado la biodiversidad debido a la extinción masiva anterior. Entonces, hace unos 210 millones de años, Pangea se rompe en pedazos, originando un gran cambio sísmico, generando una gran actividad volcánica y acabando con el 60% de las especies, sobre todo terrestres. Pero los jóvenes dinosaurios lo llevaron especialmente bien. Aprovechando los nuevos nichos ecológicos, los grandes saurios se hicieron con el mundo en los millones de años que vinieron durante el Jurásico y el Cretácico.
La extinción de los dinosaurios
Pero todo lo bueno se acaba. Y la extinción masiva del cretácico, hace 66 millones de años, ocurrió en solo 30 días. Un ritmo sencillamente vertiginoso. De nuevo parece que se unieron muchos factores. Desde el famoso meteorito que acabó con todo a la posible incidencia de una supernova ya diversos cambios climáticos como consecuencia de estos. El caso es que el 76% de la fauna terrestre desapareció por completo, llevándose por delante a los animales más grandes, entre los que se encontraban los dinosaurios y los pterosaurios. Aún siendo esta una de las más famosas, por su rapidez y cercanía, no es ni de lejos la más grande ocurrida en la tierra. Pero la vida sigue siendo tenaz, y así el final del terciario dio paso al cenozoico, nuestra era geológica. ¿Ocurrirán nuevas catástrofes ecológicas que den paso a extinciones masivas? Sin duda. Es algo que no podemos controlar y cuya base se encuentra en los ciclos terrestres y en agentes externos. Pero para cuando ocurran tendremos medidas capaces de hacernos sobrevivir. O eso esperamos.