Aunque se rumorea que la cadena HBO está considerando poner en marcha un spin-off de la exitosa Juego de tronos, aún sin confirmación oficial, se nos ha dejado clarísimo que aquella con la que pretende cosechar un éxito similar a la lucha por el Trono de Hierro y contra el ejército de los muertos en nuestra ansiedad de espectadores ávidos es la serie Westworld, creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy e inspirada en la película que el novelista Michael Crichton dirigió en 1973.
Siendo así, es lógico suponer que la cadena confía lo suyo en la fuerza de su argumento y en la pericia de sus creadores, por lo que, de entrada, ya podríamos empezar a frotarnos las manos. Desde el pasado 2 de octubre, fecha en la que se estreno la serie, podemos dar buena cuenta de ello.
En primer lugar, porque Jonathan Nolan y Lisa Joy se la han ganado: él *fue guionista de Memento (2000), The Prestige (2006), The Dark Knight (2008), The Dark Knight Rises (2012) e Interestellar (2014), satisfactorios filmes de su hermano Christopher, y showrunner de Person of Interest (2011-2016); y ella, guionista a su vez de Pushing Daisies* (Bryan Fuller, 2007-2009), por ejemplo; así que su aptitud está garantizada.
Y porque la premisa de Westworld es sumamente prometedora en manos de alguien consciente de las grandes posibilidades de forjar con ella un relato complejo y preñado de aristas, como parece que han hecho Jonathan Nolan y Lisa Joy según los avances que nos han permitido ver. Y estos revelan, además, otra cosa: que **habrá una dosis justa de violencia, seguramente justificada y estimulante, como para que muchos espectadores no tengan por qué añorar Juego de tronos en ese sentido.
Por otra parte, entre el filme original y su continuación, realizada por Richard T. Heffron en 1976 y titulada Futureworld porque, al igual que en la primera, este entorno del parque de atracciones robótico en el que se desarrolla la acción y le da nombre es el principal**, una de sus diferencias fundamentales es que los clientes y los androides hablan directamente en la segunda de la condición de los últimos, rompiendo el juego de rol que sí se mantenía en la original.
Pero parece que esta inspiración de la cinta, escrita y dirigida por Michael Crichton, comenzará con los roles interiorizados e irá derivando en otra forma de interactuar más conflictiva y turbia, pues ha sido definido como “una oscura odisea sobre el amanecer de la conciencia artificial y el futuro del pecado”, y a eso apuntan los avances.
Bueno es que actores competentes como Evan Rachel Wood, James Mardsen, Thandie Newton, Jeffrey Wright y Rodrigo Santoro se unieran al reparto, pero poder contar con monstruos de la interpretación como Ed Harris y el gran Anthony Hopkins es un lujo tan gratificante como inesperado. Sus personajes no aparecen en la película original excepto, a un nivel muy básico, el de Harris, que se ha agenciado el ahora jugoso papel del pistolero de negro al que era imposible que los creadores renunciaran. Con su carisma y antecedentes como el Carl Fogarty que compuso en A History of Violence (David Cronenberg, 2005), será un estupendo villano.
De momento, los compases iniciales de la Westworld de Jonathan Nolan y Lisa Joy han recibido buenas críticas de las publicaciones estadounidenses. Así que, por ello y todo lo anterior, **intuimos que tanto los seriéfilos amantes del western y de la ciencia ficción como los espectadores omnívoros pero exigentes estarán de enhorabuena**. Puedes disfrutar los estrenos de esta serie maravillosa los domingos de las próximas semanas en la cadena HBO.