Si la naturaleza sigue su curso, quizás el Sol engulla a la Tierra dentro de millones de años. Una vez que nuestro astro agote el hidrógeno que utiliza como combustible, es posible que la estrella se convierta en una gigante roja que se "hinchará" hasta devorar a los planetas que la orbitan, incluido el nuestro. Este podría ser el terrorífico final que le espera a la Tierra, aunque un escenario apocalíptico así no tendrá lugar hasta dentro de 4.000 o 5.000 millones de años.
La evolución de sistemas como el formado por la Tierra y el Sol ha sido estudiada en múltiples ocasiones. Pero, ¿qué ocurrirá en el caso de los mundos que orbitan a dos o tres estrellas al mismo tiempo? Este tipo de exoplanetas, que nos recuerdan inevitablemente al mundo Tatooine del que procedían Luke y Anakin Skywalker, cuentan con un destino incierto. ¿Sobrevivirían a la muerte de sus astros respectivos? O, por el contrario, ¿tendrían más posibilidades de esquivar el fatídico y violento final?
Los mundos que esquivan un final fatídico
Un estudio, publicado hoy en la revista Astrophysical Journal, analiza cuál sería el futuro de mundos parecidos a Tattoine. La investigación, en la que participan la Universidad de York y el NASA Goddard Space Flight Center, ha determinado que estos planetas podrían ser considerados como "los últimos supervivientes" al ser capaces de sobrevivir, sorprendentemente, las últimas etapas violentas de sus respectivas estrellas.
"Esta situación es muy diferente de lo que ocurrirá en el sistema solar dentro de unos pocos millones de años, cuando nuestro Sol comience a evolucionar y a expandirse hasta alcanzar un tamaño tan grande que engullirá primero a los planetas interiores, como Mercurio y Venus, y después posiblemente a la Tierra", explica Veselin Kostov, científico de la NASA. "Parece que si tuviéramos una segunda estrella en el centro del sistema solar, las cosas podrían ser de otra manera", añade.
El estudio publicado ahora incluye modelizaciones y cálculos sobre las órbitas de los exoplanetas detectados por el telescopio Kepler, incluyendo aquellos similares a Tatooine. En base a sus resultados, los investigadores sugieren que los planetas que orbitan a dos estrellas serían capaces de alejar su órbita incluso en la fase de "envoltura" -la etapa en la que los dos astros habrían evolucionado, aumentando su tamaño e intercambiando material-.
El análisis de nueve planetas circumbinarios, denominados así por orbitar a dos estrellas a la vez, como le ocurría a Tatooine, sugiere que estos mundos podrían esquivar el final violento de sus astros. Según sus conclusiones, estos planetas podrían migrar hasta situarse en órbitas alejadas de forma similar a lo que sucedería si Venus fuera capaz de trasladarse a la posición desde donde Urano gira alrededor del Sol. En otros casos, de acuerdo con sus cálculos, los planetas podrían incluso alcanzar lugares más lejanos, duplicando la distancia que separa a Plutón de nuestra estrella.
El destino fatídico al que se enfrentarán muchos de los planetas vecinos, e incluso la Tierra dentro de millones de años, parece que será algo diferente en el caso de estos extravagantes mundos. Aunque se necesitan más modelizaciones y cálculos que apoyen estas conclusiones preliminares, resulta sorprendente cómo estos planetas tan parecidos al Tatooine que imaginó la saga de Star Wars pueden esquivar su apocalíptico final.