Cada cultura adopta en su dieta diferentes tipos de animales alimentarios, pero la gran parte de las sociedades que pueblan nuestro planeta tienen los cárnicos de una u otra manera integradas en su dieta. Así como en occidente se consumen vacas y en la India se consideran sagradas, en países asiáticos como China se consumen perros, mientras que en países occidentales se consideraría este consumo como un acto cruel.

De todas formas, atendiendo a todas las especies no humanas, el consumo de carne en nuestra alimentación y su producción, ocasiona que cada año mueran 60.000 millones de animales criados en cautividad. Al ir la población en aumento, estas cifras se acentuarán aún más cada año. Según fuentes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) mueren en el mundo aproximadamente 2.000 animales, cada segundo.

El vegetarianismo es el régimen alimentario que tiene como principio dejar de consumir cualquier tipo de carne. El término «vegetariano» apareció con la primera asociación vegetariana del mundo, la _Vegetarian Society_, fundada el 30 de septiembre de 1847 en Mánchester. Antes de esa fecha se hablaba de «dieta vegetal» o «dieta pitagórica» (los seguidores de Pitágoras eran vegetarianos).

Quienes no admiten ninguna ingesta de productos derivados de los animales (como el huevo o los lácteos) son denominados vegetarianos estrictos o vegetarianos puros. Aquellos que sí consumen leche se conocen como lactovegetarianos, aquellos que consumen sólo huevos son denominados ovovegetarianos, consumen ambos productos, ovolactovegetarianos. Pescetariano son aquellas personas que no come carne, leche o huevo de animales terrestres, pero sí peces y otros animales marinos. Quienes ni se alimentan de nada animal ni usan productos provenientes o testados en ellos, se denominan veganos.

Con frecuencia, la dieta vegetariana no se reduce únicamente a la nutrición, ya que es probable que también se adopte una actitud y un estilo de vida que rechaza otras formas de utilización de los animales para producir bienes de consumo. Esto se debe a que una de las principales motivaciones que incitan a las personas a convertirse en vegetarianos es evitar cualquier forma de crueldad animal.

Lo cierto es que existen numerosos documentales que reportan el proceso que la industria cárnica y cómo los animales sí sufren en el proceso. Cuando digo sufren, me refiero a que es evidente que se quejan y es evidente que mueren. Cualquiera puede buscar el proceso y por cuestiones de no ser intencionadamente macabros no lo detallaré. Lo importante es que uno de los principios básicos de los vegetarianos está en ese punto precisamente: "Los racistas ponen sus intereses por encima de los intereses de otras razas, así mismo, los vegetarianos entienden que los especistas, ponen sus intereses por encima del sufrimiento de otras especies". Y bajo la premisa de que todos somos terrícolas, dado que habitamos en la misma tierra, la desconsideración moral que sufren los animales no humanos en comparación con los que sí lo son, existe.

Para conocer el punto de vista del colectivo, Hipertextual ha pedido declaraciones a la Uve (Unión Vegetariana Española):

>«Los vegetarianos normalmente empiezan a serlo por dos principales razones: las de salud y las éticas. A menudo muchas personas dan el paso motivados por una de ellas pero también van aprendiendo e incorporando motivaciones del otro grupo. Por ejemplo, hay personas que quizás se inician por mejorar la salud y luego van aprendiendo las implicaciones éticas que conlleva el uso de animales en la ganadería industrial. O viceversa. Otras consideraciones como el impacto ambiental, el despilfarro de recursos, cuestiones económicas, etc., se pueden ir incorporando pero generalmente no suelen ser la principal motivación para el cambio inicial».

Respecto a la cantidad de vegetarianos que hay en nuestro país, nos comentan que en España no hay cifras oficiales, pero el estudio que más se aproxima a una estadística sobre alimentación es la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética de 2011. «Si bien no dan cifras usando el término vegetarianos, hablaban de que el 1,5 % de la población no come carne ni pescado. Eso daría unos 700.000 pero seguro que no todos podrían considerarse como vegetarianos (simplemente porque hay quien piensa que comer pollo no es comer carne)».

Por parte de las ventajas de este estilo de vida, según la UVE son múltiples: «En primer lugar, para la salud de las personas. En una sociedad con desequilibrios nutricionales patentes ocasionados por el omnipresente consumo de alimentos de origen animal, la alternativa vegetariana representa un modelo de alimentación mucho más saludable. Por otro lado, representa dejar de apoyar la industria ganadera y el sufrimiento de los millones de animales que son destinados para el consumo humano […]. Y por otro lado, las innegables y dramáticas consecuencias para el medio ambiente que conlleva ese modelo productivo: contaminación de tierras y aguas, emisiones de gases de efecto invernadero, despilfarro de recursos, etc. Inconvenientes, me veo incapaz de mencionar ninguno».

Photo by Flash Bros.
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En la otra cara de la moneda están esos supuestos inconvenientes. Sí, si fuera tan fácil y tan práctico ser vegetariano, a estas alturas de la historia todo el mundo lo sería. Los detractores del vegetarianismo sostienen que una alimentación sólo a base de vegetales no aporta los nutrientes básicos para la supervivencia, que no es válido para todo el mundo, que dará problemas de salud, etc. Para arrojar luz sobre este tema, y no pecar de no haber insistido lo suficiente buscando esos inconvenientes, Hipertextual se ha puesto en contacto con Marián García Dra. en Farmacia, nutricionista, profesora de Nutrición en la Universidad Isabel I y dueña de la web de divulgación Boticaria García:

«Sin duda vivir siendo vegetariano es posible. La proteína, que es el nutriente que más suele preocupar a los que temen por este tipo de alimentación, se puede conseguir combinando adecuadamente alimentos de origen vegetal como los cereales y las legumbres. De hecho, en la alimentación ovolactovegetariana, que es uno de los tipos más comunes de alimentación vegetariana, también se obtienen las proteínas a partir de los huevos y los lácteos. Únicamente hay un micronutriente que no puede encontrarse en fuentes vegetales y es la vitamina B12, pero este inconveniente para los veganos tiene fácil solución tomando un suplemento de vitamina B12».

Asociación Americana de Dietética (ADA): «Las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas, incluidas las dietas totalmente vegetarianas o veganas, son saludables, nutricionalmente adecuadas, y pueden proporcionar beneficios para la salud en la prevención y en el tratamiento de ciertas enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como para deportistas». Texto completo.

Parece que en cuanto a los grupos de riesgo, como niños o embarazadas en los cuales la mayoría podríamos pensar que este tipo de régimen alimenticio podría no recomendarse, sorprendentemente, tampoco habría problema: «No tiene por qué si se cubren las ingestas recomendadas para los nutrientes. Si la dieta vegetariana se diseña de manera adecuada lo que cambia es el continente, no el contenido. Es decir, cambian los alimentos, pero no los nutrientes. Si nuestro cuerpo tiene el mismo combustible, no tiene por qué haber efectos secundarios. Cualquier persona sana puede llevar una alimentación vegetariana siempre que se diseñe de manera correcta».

Pero, ¿y eso de si eres un deportista? Las personas que practican frecuentemente deporte dedicado necesitan una ingesta calórica mayor que los que tienen una actividad física mundana. Y es difícil trazar la línea entre quien va de vez en cuando al gimnasio o sale a correr y quien es un deportista profesional, ¿a lo mejor no han tenido en cuenta las necesidades de un deportista de élite? Resulta que sí hay muchos casos y ejemplos que avalan el hecho de que es posible.

Tenemos a Frank Medrano, el creador del street workout y la calistenia, Fiona Oakes que gano el título femenino en la maratón del Polo Norte, donde los atletas compiten en temperaturas de hasta -30 grados centígrados o Sauja Singh, que ostenta el título del corredor más viejo del mundo (tiene 101 años y el récord del tiempo más veloz del mundo para una persona de más de 90 años que completó en 5 horas 40 minutos en el maratón de Toronto, Canadá, en el año 2003), por citar sólo a unos pocos.

Y si nos vamos al día a día y personas de a pie, ¿quienes están detrás de esta forma de vida? Pues por ejemplo Rafael Sarmentero, de Madrid, escritor y vegetariano, al momento de escribir estas líneas, hace siete años y medio. Nos cuenta sus motivaciones:

>«Decidí hacerme vegetariano cuando llegó el momento en el que fui consciente de que, dado que comer carne no era necesario para gozar de buena salud, hacerlo consistía en anteponer mi placer a la vida de un animal. Entendí que no tenía ese derecho. A menudo escucho a la gente decir: "Yo es que no podría ser vegetariano porque me gusta mucho la carne". ¿¡Esa qué porquería de argumento es!? A mí también me gusta la carne. Y las mujeres. Y si me guío por este mismo razonamiento, entonces me acercaré a las mujeres que me gusten y las violaré. “¡Es que no puedo dejar de tener sexo con ellas, me gustan mucho!” Si en este caso no es aceptable, en el otro tampoco lo es; porque la reflexión es la misma, y en ambos casos se trata de anteponer tu placer a la libertad y a la voluntad de otro ser».

Pero, concretemos. Qué tipo de vegetariano eres, ¿qué comes y qué no? «Como huevo y leche eventualmente, lo cual está mal. Sé que no debo hacerlo, pero casi siempre como fuera de casa y casi siempre —por trabajo— en lugares poco o nada aptos para los vegetarianos. Así que hago malabarismos para evitar carencias nutricionales. La famosa B-12, por ejemplo. No obstante, mi objetivo es ser vegano y hacia esa meta trato de remar».

En cuanto a si da problemas extra el hecho de ser vegetariano, pues nos cuenta que, únicamente, los derivados de intentar comer con cierta variedad para cubrir posibles carencias. Y socialmente, las explicaciones, «nada que cualquier otro vegetariano no tenga que soportar a diario. No se trata de que la gente te pregunte por qué no comes carne, lo cual es lógico y normal. Se trata de que todos los días te lo preguntan las mismas personas. No importa cuántas veces se lo expliques que te lo van a seguir preguntando como si fuese el primer día. Luego están también las habituales chanzas. Pero a mí eso no me molesta: el que no da más de sí, no da más de sí. Cada cual, a su nivel».

Otro caso podría ser el de Alicia Díaz, residente en en Barcelona y estudiante de un doble grado de Traducción e Interpretación y Lenguas aplicadas: «Sólo consumo productos de origen vegetal. Empecé siendo ovolacteovegetariana cuando tenia unos 16 años, y desde abril de este año [3 años después] empecé a ser vegana».

>«Decidí empezar a serlo por diversos motivos, pero especialmente por mis principios. Siempre me han gustado mucho los animales, no me sentía bien contribuyendo a la industria cárnica sintiendo esto. Para mi, ellos tienen los mismos derechos de vida justa como nosotros y no por pertenecer a otra especie deberían ser discriminados. Cuando te informas y abres los ojos sobre la realidad de la industria cárnica y ovolactea... realmente se te rompe el corazón, es peor de lo que uno se puede imaginar».

Y continúa: «Es verdad que por el otro lado el veganismo tiene sus inconvenientes, no hay todavía mucha gente informada sobre ello, hay gente que te quiere humillar y te discrimina. Muchos establecimientos como restaurantes, bares o centros de cosmética no te ofrecen opciones pero cada vez hay mayor incremento de establecimientos ovolacteovegetarianos / veganos o con opciones de esta. Aparte de esto no hay mayores problemas.
En definitiva, la peor experiencia que he podido tener sobre haber elegido vivir de esta manera es más que nada cuando tienes que lidiar con gente realmente intolerante y cerrada que sólo quiere molestar, por lo demás no he experimentado grandes problemas. Desde que vivo de esta manera soy mucho más feliz y eso seguro que repercute en mi salud física también. A todo aquel que comparta estos pensamientos se lo recomendaría, porque es realmente satisfactorio sentir que no dañas a ningún animal y sigues en plena condición física».

El ‘especismo’ o ‘especieísmo’ es un término que fue acuñado en 1970 por el psicólogo Richard D. Ryder. Definió a este como “una discriminación moral basada en la diferencia de especie animal”. El primer libro en el que apareció dicho término fue Animals, Men and Morals: An Inquiry into the Maltreatment of Non-Humans (Taplinger, New York, 1971).