Los nuevos Pixel y Pixel XL de Google son grandes terminales. Se nos acabarían los adjetivos alabando todo lo bien que pintan. En espera de probarlos, claro. Lo que no van a hacer bien es venderse.
Poco después de anunciar la fecha y precios del Pixel, Google anunció que decía adiós a los Nexus que tantas alegrías nos habían dado a los aficionados y usuarios. Pero cuando te paras a pensar, no eran los Nexus, era su precio. El Nexus 5 en especial, fue un dispositivo que arrasó en el boca a boca gracias a su precio y características. Tenía limitaciones que los nuevos Pixel o sus sucesores de gama alta como el Nexus 6P no tenían —cámara, batería, construcción de plástico endeble— pero daba igual porque el precio era irresistible.
Sin sorpresas
El Pixel tiene el mismo precio que el iPhone, pero no es realmente el iPhone con quien compite. Y no ofrece nada, absolutamente nada, que no haya en otros smartphones en el mercado. ¿El motivo? No puede.
Google necesita que su asistente, Google Photos y el resto de singularidades que ha dedicado 20 minutos a destacar durante su presentación estén disponibles en tantos smartphones como sea posible —tanto iOS como Android—. Esto significa que cualquier smartphone puede competir con el Pixel en cuanto a software se refiere. No solo es que el excelente Galaxy S7 esté a un precio muy inferior y tenga un rendimiento final similar. El S7 tiene una distribución mundial impoluta. Está en cualquier operador, en cualquier país, en cualquier tienda. Allá donde mires, habrá un S7. Es la garantía Samsung. Algo que Google solo puede —de momento— mirar desde la distancia.
El otro problema son sus especificaciones. Google no tiene sus propios chips, la cámara es la misma que la del HTC 10 —el Pixel es básicamente un “HTC 10.5”—, y no hay nada que el smartphone destaque. Y para los que destaca, es por un diseño un tanto llamativo. El Pixel llega al mercado muerto, y lo hace porque Android es tan exitoso, tan maduro y tan completo que no necesita de Pixeles ni de Nexuses para triunfar. Dicho de otra forma, cuanto más fuerte es Android, más débil en el mercado serán los smartphones que haga Google. Y hoy en día Android es muy fuerte.
Tenemos el excelente OnePlus 3 aún reciente por la mitad de precio en Europa, mientras que en Asia tienen el aún más nuevo, más rápido y más barato LeEco Pro 3 por 299 dólares al cambio. Menos de la mitad del coste del Pixel, casi el mismo software que el Pixel —y que el usuario avanzado podrá dejar exactamente igual— especificaciones técnicas equivalentes o mejores, y lo mejor: ya está en las tiendas. No es un lanzamiento futuro lleno de incógnitas.
En un mundo lleno de iPhones, OnePluses, LeEcos y Galaxys tan fuertes y presentes. ¿Quién va a esperar por un Pixel caro, desaborido y sin puntos de venta más allá de que será actualizado antes? Tendrá sus fieles, sin duda, pero lamentablemente, el Pixel será minoritario.
Un smartphone 'innecesario'
Google gastó miles de millones en Motorola como último recursos para evitar una guerra civil entre fabricantes de Android en los juzgados. A cambio, se creó la necesidad de que tenía que hacer hardware si quería realmente conseguir sus objetivos, fuesen cuales fuesen. Hoy vemos al gran Rick Osterloh ocupado haciendo un smartphone que Google no acierta a colocar. Es totalmente entendible que Google quiera controlar el ritmo de su plataforma, pero sin fuertes canales de distribución, el Google Pixel se quedará fuera del mercado
Fabricado por HTC —ignorado en su presentación, como HTC ignora Android en sus lanzamientos—, el Pixel será puesto en las tiendas a un precio más de tres veces superior al precio medio de venta de un Android. Digo tiendas por decir algo. Google se ha vuelto a juntar con Verizon, el mayor operador de Estados Unidos, para la venta, aunque se venderá también libre, por supuesto, pero el principal canal anunciado es la operadora. Verizon es famosa por una frialdad extrema. No duda en quitarse de encima el inventario que no venda en sus tiendas, y parece difícil que el Pixel consiga cazar algún cliente desencantado con los iPhone o un Samsung Galaxy.
Hoy en día, el Pixel y su hermano mayor el XL solamente se entienden si hay algo oculto que Google no ha anunciado, un plan secreto. ¿Será Andromeda, esta supuesta fusión de sistemas, la clave que haga encajar las notas en la sintonía?
Derecho a réplica: Google ha querido matizar algunos fragmentos de este artículo con declaraciones que recogemos a continuación.
"No ofrece nada, absolutamente nada, que no haya en otros smartphones en el mercado". Pixel representa lo mejor de Google y es evidencia de nuevo enfoque en proveer la mejor experiencia Google, tal como la hemos concebido. La interfaz es única y ha sido construida de manera tal de optimizar las mejores capacidades del hardware, hasta el metal y la silicona.
"Android es tan exitoso, tan maduro y tan completo que no necesita de Pixeles ni de Nexuses para triunfar". Lo que hace al ecosistema de Android exitoso es justamente la idea de tener opciones, de que un modelo no satisface las necesidades de todos. Con esta nueva línea de teléfonos buscamos proveer la mejor experiencia de Google en un móvil, e impulsar la innovación y desarrollo de todo el ecosistema.
"Precio más de tres veces superior al precio medio de venta de un Android". Refiriendo una entrevista que dió Osterloh en The Verge:
"Make no mistake, the high end is where the Pixel lives. It starts at $649 for a 32GB Pixel and goes up to $869 for the larger 128GB Pixel XL. That’s likely to give people used to Nexus pricing some sticker shock, but it’s in line with Apple and Samsung phones. The components in the Pixel are expensive, Osterloh admits, and therefore the phone is, too. "We didn’t want to have any compromises in the user experience," Osterloh says, "and so that’s why we went to the premium end.""