El tiempo pasa muy rápido, y sin darnos cuenta ya son tres los meses que lleva operando Uber en Madrid. Aunque lo cierto es que ha parecido mucho más; los infinitos debates, luchas y enfrentamientos con el sector del taxi han hecho de estos noventa días algo casi eterno. CNMC por medio, debates electorales a favor o en contra de la actividad de la compañía, políticos y posturas en general han echado mucha más leña a la polémica. No sabemos qué pasará a corto-medio plazo, si los taxistas lograrán sus objetivos o si las licencias VTC se ampliarán.
Por lo pronto, desde Uber, Yuri Fernández valora este tiempo como "positivo teniendo desde el primer momento muchísima demanda, incluso por encima de nuestras previsiones". Saben que su modelo de negocio es polémico y desconocido para muchos, pese a la insistencia de sus apariciones en prensa, por lo que su objetivo sigue siendo el mismo que en un principio:
>"Seguir haciendo pedagogía de nuestro modelo para que las instituciones se planteen revisar la ley de transporte española, una de las más restrictivas de Europa."
Sus trámites judiciales están pendientes de resolución, a la espera de la respuesta del Tribunal Europeo de Justicia para su posterior aplicación en los Juzgados de Madrid y Barcelona. Una suspensión cautelarísima aplicada únicamente a UberPOP y no al resto de servicios.
Y mientras esperamos a saber qué pasa, hemos preguntado a algunos conductores de Uber sobre su experiencia al volante, en nombre de una de las compañías más polémicas de la historia, en estos tres meses de actividad.
Batalla con los taxistas
El número de licencias VTC concedidas en Madrid no supera las 3.000 unidades, una cifra que es bastante incierta puesto que muchas se encuentran en trámites o bloqueadas en procesos legales. Lo único que sabemos es que son pocas comparadas con volumen de taxistas; y estas, además, se tienen que repartir entre Cabify y Uber. Ninguna de las dos compañías ofrece la cifra real de conductores que tienen porque su supervivencia depende de ese desconocimiento.
Los conductores de Uber reconocen que el pago de impuestos debe ser equitativo
Ni siquiera los conductores saben cuántos son. Hablando con Fernando (nombre ficticio), un conductor de Uber que lleva dos meses trabajando como chófer, confirma que en referencia a todo el volumen de trabajo que maneja deben ser muy pocos; y sobre todo en las afueras de Madrid (lugar desde el que el usuario solicitó el servicio). De hecho, Fernando afirma que es toda una casualidad que estuviese por esa zona ya que no suelen salirse del centro. No sale rentable.
Respecto a sus luchas con los taxistas, otro conductor de Uber al que llamaremos Luis, afirma que "de momento con ellos no hay problema y lo único que hacen es dar publicidad a Uber". Entiende que protesten y que se enfaden cuando ellos llegan a una parada y se llevan al cliente que estaba esperando un coche de Uber, en vez de coger un taxi de la parada habilitada, y también comprende que cuando UberPOP estaba habilitado estos lo demandasen. Sabe que en cuestión de impuestos "todo tiene que ser equitativo" y, de hecho, él como empresario, ya cumple los requisitos. Por su parte, Fernando, en palabras similares a las de Luis, habla de su experiencia y entiende el enfado de los taxistas, además de que tenga que existir regulación:
>"La ausencia de chóferes profesionales es la causa de que Uber tenga tantos problemas. Yo llevé a un matrimonio de California, y los dos eran conductores de Uber; cuando se aburrían se ponían a trabajar con Uber, teniendo un trabajo aparte. Eso no está bien."
El mayor miedo: más licencias
La competencia es buena hasta que te quita el trabajo. Eso bien lo saben los taxistas que hasta hace unos meses campaban a sus anchas por Madrid y ahora les salen enemigos por todas las esquinas: Uber, Cabify, Car2Go...
A más licencias VTC, menos trabajo
Pero es que la competencia tampoco gusta a los conductores de Uber. Para Fernando, el mayor miedo es que se aumenten los permisos de licencia VTC y que su "sueldecito decente a final de mes se vea tocado". Como él mismo dice, "en Londres hay muchísimos coches y ganan menos, por lo que siendo los que son están perfectamente bien". Pero este es el punto de vista de un conductor, y Uber, como empresa, tiene otros planes.
Y al drama de un mayor número de licencias se une el del precio de las VTC. Tanto Luis como Fernando compraron la suya por unos 15.000 euros aproximadamente, pero saben de compañeros que ya las están adquiriendo por 40.000. Lo que ellos llaman "efecto taxista" está contagiando a este sector. Un producto escaso, fácil de especular y que peca de los mismos vicios que han criticado a los taxistas.
Desde luego, quién esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Precios y tarifas dinámicas: el tema de la discordia
En este punto no se ponen de acuerdo. Uber tiene su punto de vista y sus conductores otro. Pero la posición de la compañía, de Yuri en este caso, está muy clara:
>"Los precios dinámicos son la respuesta de Uber a un problema crónico de las grandes ciudades. [...] En momentos de alta demanda, los precios dinámicos animan a un mayor número de conductores a conectarse a la plataforma. De esta manera, los usuarios que lo deseen podrán conseguir un vehículo, incluso en esos momentos en los que es muy difícil encontrar transporte en Madrid".
Pero los conductores no están de acuerdo: para ellos es más un problema que una solución. Fernando, hablando a título personal, confirma que está muy en contra porque no ayuda a nadie, pese a que algunos locos les "guste tirar el dinero":
>"A ti te van a cobrar hasta dos veces lo que valdría el trayecto, entonces te va a salir mucho más caro que el taxi. Y la gente va a decir que para qué va a coger un Uber si el taxi les sale más barato. Y en ese proceso pierdes mucha fidelización."
Es el famoso algoritmo de Uber que controla la oferta y la demanda de sus vehículos, que puede llegar a duplicar la tarifa, como ocurrió en México, y que nadie sabe cómo funciona. De hecho, nuestro segundo conductor afirma rotundamente que en su opinión "Uber se inventa esos picos de demanda para subir el precio".
Y al tema de los precios se une el de las horas de trabajo, que por tipo de licencia no está limitado a ninguna cifra en particular y que opinan que debería regularse.