La nutrición es un ámbito complicado y lleno de rumores. Al ser una actividad cotidiana, todos creemos "saber mucho" sobre la alimentación y sus pormenores. Pero hemos hablado en innumerables ocasiones de lo difícil que es tratar cualquier tema relacionado con este campo.
Así, los mitos de la nutrición extendidos entre la población son muchos. Algunos provienen de la desinformación. Otros de los datos y estudios obsoletos. Algunos son sencillamente absurdos. Hoy vamos a repasar algunos de ellos.
La sal no es mala para la salud
Este es probablemente uno de los mitos de la nutrición más extendidos del mundo. Su origen se remonta hasta principios de siglo, cuando se asoció ciertos casos de ataques al corazón con la opulenta dieta de sus afectados. Hasta 2010, aproximadamente, los médicos estaban seguros de que el consumo de unos diez o doce gramos de sal al día podía provocar un aumento en la presión sanguínea. Esta, a su vez, podría ser la responsable de enfermedades cardiovasculares de todo tipo. A lo largo del tiempo, diversos colectivos han presionado a la industria para reducir los niveles de sal en sus alimentos.
Sin embargo, los estudios más recientes han comprobado que no existen evidencias que soporten realmente estas deducciones. De hecho, los estudios muestran que no hay una relación directa entre el sodio (el supuesto culpable de los peligros del cloruro sódico, la sal común) de la dieta y el número de ataques al corazón u otros problemas. Por precaución, los médicos aún le piden a los pacientes con problemas de corazón que reduzcan la cantidad de sal en sus ingestas. Pero, desde luego, no está clara su relación.
Comer huevos y otros mitos sobre el colesterol
Otro de los mitos de la nutrición más extendidos. Y además peligroso. El colesterol no solo no es malo, sino que es necesario. El colesterol se asocia a la carne, los huevos y otros alimentos. De nuevo, el origen de este mito está en el ámbito médico. En el momento en el que se descubrió fue crucial para asociarlo a un conocimiento cada vez mayor sobre los problemas cardiovasculares.
Sin embargo, de nuevo, la relación fue malentendida. Por lo que sabemos hoy día, la relación del colesterol en la alimentación con los problemas de corazón es muy débil. Según los últimos estudios, ni si quiera el papel de los tipos de colesterol (HDL, LDL...) está tan clara como se pensaba. En cualquier caso, el colesterol debido a la alimentación afecta muy ligeramente al colesterol metabólico. Excepto si no consumimos el necesario o sus precursores, momento en el que sí puede resultar peligroso.
El desayuno, ¿es la comida más importante del día?
No todos los mitos de la nutrición son falsos. Algunos sencillamente no son verdaderos. O, al menos, no tenemos evidencias de que lo sean. Este e precisamente uno de esos ejemplos. Hasta la fecha, según advierten cada vez más nutricionistas, las asunciones hechas con respecto al desayuno tienen un origen infundado. Es decir, es fácil atribuirle unos beneficios que parecen lógicos. Pero no tenemos evidencias científicas fuertes que los avalen. Es más, algunos estudios apuntan a que cambiar los hábitos alimenticios y obligarnos a consumir un desayuno que se considera "saludable", o dentro de los parámetros aceptados en el mito, puede traducirse en una ganancia de peso poco saludable.
No siempre se gana peso después de "una dieta relámpago"
Existen ciertas recomendaciones nutricionales bastante estrictas a la hora de hacer una dieta. Por ejemplo, es aconsejable perder peso de forma gradual. Es más, esas mismas líneas de recomendaciones advierten del peligro de hacer una "dieta relámpago", es decir, perder peso muy rápidamente. Sin embargo, esto podría tratarse de otro de los mitos de la nutrición. Y es que recientes estudios apuntan a que no hay una relación real entre la velocidad a la que se pierde peso y su recuperación. Es decir, el volver engordar se debería más a otros factores que a la manera que hemos tenido de perder peso. Es una evidencia que contradice un poco lo que nos dice la razón. Pero ésta nos siempre tiene... la razón. Valga la redundancia. Para eso existe el método científico.
Las grasas malas no son tan malas
Al igual que ocurre con el colesterol, otro de los mitos de la nutrición más extendidos hace referencia a las grasas saturadas. Si bien, en este caso sí sigue existiendo una evidencia científica sobre su consumo excesivo y ciertos riesgos para la salud, esta no es tan fuerte como se creía. Al contrario, según los estudios, es más peligroso eliminarlas de la dieta que consumirlas en exceso.
Y es que las grasas saturadas, al igual que el colesterol, las grasas saturadas, consideradas como las "malas", son también indispensables para nuestra vida. Aun así, el consumo aconsejado sigue siendo moderado; pero dentro de unas líneas muchísimo más holgadas que antes.
La nutrición no es un asunto sencillo
Como hemos dicho arriba, y repetiremos una y otra vez, la nutrición es un campo muy complicado. Alimentarnos es una de las funciones básicas de cualquier ser vivo. Dependemos de ello. Y esto quiere decir que sus implicaciones a un nivel fisiológico y metabólico son... demasiado complicadas para entenderlas en su totalidad. Tratamos de vislumbrar un cuadro enorme a base de analizar sus pinceladas.
Por ello es muy común toparnos con mitos de la nutrición como los que recogemos arriba. Las guías nutricionales cambiarán a lo largo de los años, según sabemos más sobre nuestro propio cuerpo y sus mecanismos. Pero ante tal panorama hay una cosa que siempre podemos hacer: alimentarnos con mesura, mantener una dieta saludable, variada y, muy importante, hacer algo de deporte.