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El geoblocking, conocido en castellano como geobloqueo o bloqueo regional, es una de las barreras que impide la implantación de un mercado único digital en el seno de la Unión Europea. A través de la IP, el vendedor o proveedor de servicios puede identificar la ubicación del usuario o consumidor y bloquear su actividad mediante diversas estrategias. En ese sentido, lo que se ha considerado como una "práctica comercial anticompetitiva" puede derivar en el redireccionamiento hacia páginas web de nuestro país, el rechazo directo de la venta o los cambios en las condiciones, abriendo la puerta a discriminaciones por precios, por ejemplo.

El geoblocking limita la implantación del mercado único digital en Europa

La Comisión Europea es consciente de que el geoblocking supone un verdadero problema para la adopción de un mercado único digital, que beneficiaría a 500 millones de ciudadanos y a los 20 millones de empresas que operan en el continente. Pero además, las prácticas de bloqueo por restricciones geográficas van incluso en contra de los principios de la Unión. Y es que el Tratado de la UE prohíbe "la discriminación por motivos de residencia o nacionalidad y garantice la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales". Algo que ampara el geoblocking, que se ve limitado por una iniciativa presentada hace unos días.

Las barreras del mercado único digital

En ese sentido, la UE ha presentado un triple plan sobre el comercio electrónico que tratará de frenar las prácticas de geobloqueo. La legislación, según anunció la Comisión Europea, tiene como fin que los consumidores "no resulten discriminados en lo que concierne al acceso a los precios, a las ventas o las condiciones de pago, salvo que la discriminación esté objetivamente justificada por motivos como el IVA o determinadas disposiciones jurídicas de interés público". El anuncio viene avalado por estudios realizados en el Instituto de Estudios de Prospectiva Tecnológica (IPTS) del Centro Común de Investigación (JRC, Joint Research Centre), situado en Sevilla.

Los estudios realizados mostraban que evitar el geobloqueo es positivo tanto para consumidores como empresas

El equipo de Néstor Duch-Brown analizó el efecto del geoblocking sobre el comercio electrónico y sus resultados demostraron que prohibir estas prácticas beneficiaba tanto a consumidores como a empresas. Por ejemplo, en un estudio sobre la venta de ordenadores, tablets, smartphones y portátiles, los investigadores determinaron que la dispersión de los precios en la red era más alta que en los mercados tradicionales, al contrario de lo que podría parecer. Por un lado, los economistas apuntaron que existía una gran fragmentación de marcas (por el número elevado de empresas locales), aunque por dar una cifra, el 75,9% de las compras de tablets se centraban en grandes compañías como Apple o Samsung.

Sus resultados mostraron que prohibir el geoblocking tendría efectos beneficiosos en el comercio electrónico. "Se vería un ahorro en términos de precio, que sería más bajo para los consumidores. En total habría un ahorro para los usuarios cercano a los 500 millones de euros", explicó Duch-Brown en una jornada organizada por IPTS-JRC a la que asistió Hipertextual. "Las empresas al evitar el geobloqueo venden una mayor cantidad de productos, además de poder vender en mercados más amplios y con un precio unificado", añadió. La eliminación de estas barreras y restricciones geográficas, impulsada por la Comisión Europea, se ha centrado sólo en el comercio electrónico. Es decir, no podremos acceder a contenidos de otros países en Netflix o YouTube, dado que las medidas excluyen a las conocidas como plataformas audiovisuales. La excepción ha llevado a la política alemana Julia Reda, eurodiputada del Partido Pirata y miembro del grupo de los Verdes/ALE, a lanzar una campaña para terminar con el bloqueo regional y que la Unión Europea tome medidas al respecto.

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MosterStina (Pixabay)

A pesar de que los estudios de Duch Brown señalan que evitar el geoblocking en estas plataformas también sería positivo para usuarios y proveedores, existen otras razones que explican su mantenimiento. El economista comenta a Hipertextual que "el problema se centra en el copyright", dado que la gestión de los derechos de autor en la mayor parte de la Unión Europea se realiza a través de entidades privadas nacionales. Centralizar dicha gestión a través de una única entidad comunitaria podría ser una solución, una medida que podría ser fácilmente aplicable si las sociedades tuvieran carácter público. Sin embargo, Duch Brown alude a las "dificultades" que entrañan poner en común a veintiocho sociedades diferentes. Esa, de momento, es la principal barrera por la que no se elimina el geoblocking de las plataformas audiovisuales.

La medida de la Comisión Europea no afecta a plataformas audiovisuales como Netflix o YouTube

El grupo de Duch Brown no cuenta con datos relacionados con el uso de servicios VPN en Europa, dado que es información de compañías privadas. A pesar de ello, el investigador del IPTS-JRC señala a Hipertextual que estudiar el número de personas que emplean VPN sería positivo para ver qué porcentaje de la población trata de sortear el geoblocking. "En Australia tienen problemas similares y sí han hecho análisis de este tipo", algo que de momento no ha sido posible en la UE. Los impedimentos citados por Duch Brown explican por qué, al menos de momento, los usuarios no podrán acceder al catálogo de un hipotético "Netflix Europa" o ver los mismos contenidos en YouTube a lo largo y ancho del continente.

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